Espacio cultural en Guardia
Vieja 3777
La Vieja Guarida de Almagro
Vecinos y artistas confluyen en
el flamante espacio cultural de Guardia
Vieja 3777. Música en vivo, teatro
y exposiciones, aparte de una diversa
gama de talleres, se complementan con
las noches de bar a puertas abiertas.
Una vez, y hace mucho
tiempo, un vecino contaba a los que hacemos
esta revista dónde latía
su corazón, en una coordenada muy
específica: “Yo soy de Guardia
Vieja y Bulnes”. Perplejos en principio,
entendimos más tarde que en esas
cuatro ochavas de Almagro habría
algo más que un simple cruce para
que los automovilistas se masacren a bocinazos
los días de embotellamiento.
En efecto, esta zona
cuenta con el bello privilegio de ser
punto indiscutido de encuentro para habitúes,
vecinos y cualquiera que guste recorrer
los encantos del barrio. Un poco por sus
bares con sus puertas abiertas hasta largas
horas, otro poco por espacios culturales.
Dentro de este clima urbano, La Vieja
Guarida (Guardia Vieja 3777) conjuga un
poco de ambas corrientes.
En marzo de este año
dábamos cuenta del ciclo de poesía
Abasto Bristol. Allí, en nombre
del barrio con clave veraniega por la
playa aludida, distintos exponentes de
las letras se daban cita los fines de
semana.
Desde ese entonces hasta
el presente La Vieja Guarida creció
en convocatoria y en propuestas de talleres
y muestras. Así lo resaltan sus
hacedores, quienes con orgullo cuentan
que los fines de semana el bar funciona
a mesas llenas, mientras las convocatorias
artísticas avanzan con el famoso
e infalible “boca en boca”.
Una mañana de
sábado, tras baldear la vereda
con los rastros de la noche anterior,
Horacio Nin Uria, uno
de los tres socios responsables del proyecto,
nos recibe en la antigua casa restaurada,
de la calle Guardia Vieja al 3700.
Por fuera, La Vieja Guarida cuenta con
dos ventanales altos y una puerta de ingreso.
Una vez adentro se atraviesa por un breve
pasillo hasta dar con el patio principal,
ahora lleno de mesas y habitúes.
El estilo de la casa
se conservó a lo largo de los años
y si bien “se hicieron reformas
muy profundas” —tal como enfatiza
Horacio—, el espíritu de
habitaciones amplias, con techos altos,
continúa vigente. Este acierto
le da una impronta aún más
intimista al lugar.
En cuanto a la dinámica
diaria, Horacio Nin Uria explica que buscan
pensar a La Vieja Guarida desde tres perspectivas:
“Está la sala como teatro,
donde también hay música,
hay una programación con obras
estables y festivales y las dos salas
de exposiciones de foto y pintura. La
tercera pata viene del lado del ocio,
el bar”. El lugar cuentan entonces
con un centro de talleres y sala de ensayo.
Y está el teatro -Estudio Rioplatense-,
hay canto, percusión folclórica,
memoria para la tercera edad, bionergética
y cine.
“El bar se integra
entre la gente que viene temprano a ver
obras y se queda a comer y hacer la noche
acá. En esta zona se está
armando, no un Palermito, sino un centro
donde hay bares y espacios de arte, un
circuito de referencia”.
“Queremos moverlo más
a nivel cultural. También estamos
ahora de martes a sábado, queremos
agitar, que todos los días haya
actividades acá. En la semana sale
mucha gente, y está bueno aprovechar
eso. También es bueno que la comunidad
artística sepa que acá estamos
equipando el lugar con sonido, luces,
material de calidad para que puedan mostrar
sus obras”.
“Abrir las puertas
con propuestas de calidad, convocar a
que los artistas se sientan cómodos,
hacer de esta casa un lugar de esparcimiento
y de cultura”. Con
esta fórmula, Horacio cierra la
charla y deja entrever cuál es
el proyecto que guía las tardes
y noches en La Vieja Guarida, una de las
postales más atractivas en el cruce
de Bulnes y Guardia Vieja, esquina a esta
altura obligada para recorrer en el barrio
de Almagro.
Juan Manuel Castro
[email protected]