Casa Balear
La historia y la tradición
En Boedo hace más
de un siglo Casa Balear combina tradición
y actividades para todo el barrio.
Las islas Baleares son un archipiélago
del Mar Mediterráneo cuya influencia
en el Río de la Plata se sintió
a través del gran afluente de emigrantes
que llegó al puerto de Buenos Aires
el siglo pasado.
Da testimonio de este
viaje el tejido obrero que se configuró
en el barrio de Boedo. Allí fue a
parar un puñado de ibéricos
que para organizarse creó el 13 de
agosto de 1905 la Casa Balear como una asociación
de socorros mutuos, un “reducto mallorquí
en Buenos Aires”.
“Había panaderos,
zapateros, vendedores de cuero”, rememora
Miguel Vanrell Suau, actual presidente.
En las primeras décadas “médicos
de la institución atendían
a los trabajadores” hasta la creación
de las obras sociales en el cincuenta.
Luego, Casa Balear profundizó
sus actividades sociales y culturales, orientadas
a fomentar la cultura hispánica.
Así ocurre en el presente: se enseña
lengua balear, a la vez que hay danza y
coro tradicional de las islas, los cuales
funcionan los sábados a media tarde.
La decoración de
los pasillos y del salón de actos
también oficia para recuperar las
costumbres del archipiélago hispano:
la Virgen Moreneta de Lluc —patrona
de Mallorca—, vestimentas típicas,
fotos de socios históricos y demás
exhibiciones completan el paneo cultural.
A su vez, “la institución
está disponible para actividades
del barrio, cuanto más participación
mejor”, define el presidente y comenta
que se reúne la Junta de Estudios
Históricos de Boedo, del mismo modo
que la Junta Comunal 5 hizo allí
su presentación en público.
Las exposiciones de cuadros y presentaciones
de libros también son frecuentes
en Colombres al 800.
Del mismo modo, Vanrell Suau destaca que
Balear es sede de apoyo escolar primario
y secundario para los chicos y chicas de
Boedo. Se hace en la planta superior de
lunes a viernes durante la tarde.
Como punto de encuentro
de la comunidad, el presidente de la casa
boedense resalta los encuentros que se celebran
el segundo domingo de cada mes cuando los
socios se juntan a “compartir una
paella” porque “la comida también
es cultura”, enfatiza Suau.
También hay clases
de folclore los lunes y jueves a las 17.30,
computación los lunes y jueves desde
las 16 y el primer sábado de cada
mes se baila tango.
“Desde los años de socorros
mutuos hasta el presente prevaleció
la necesidad de compartir nuestra historia
y festejar nuestras raíces con el
barrio”, sentencia Suau para concluir.
Juan Manuel Castro