Centro Salamanca
Charros y zarzuelas de
ciudad
En San Cristóbal
el Centro Salamanca se destaca por su grupo
de teatro y música.
Las puertas de madera
sobre la entrada son marrones, cinceladas
al detalle y altísimas; coronadas
por un vitraux que reza “Centro Salamanca
Fundado en junio de 1922”. El hormigón
floreado y beige adorna el frente y enmarca
cuatro escudos labrados en la radiante piedra
de Villamayor: Argentina, España,
la Diputación y Ayuntamiento de Salamanca
(provincia de Castilla y León) dan
la bienvenida a esta centenaria casa de
San Cristóbal.
Por dentro se abren
“mil escaleritas y recovecos”,
describe el presidente Joaquín Rebollo,
cuyo padre también estuvo al frente
del Salamanca porteño. “En
1901 italianos levantaron el edificio, que
adquirimos en 1959, tras ocupar varias sedes.
Conservamos el patrimonio y sumamos habitaciones
para diversas actividades. Ahora en el subsuelo
se hace la comida —con su bufet abierto
por la tarde—, en la planta baja disfrutamos
la cultura y en el primer piso la lectura”,
sitúa.
La ronda por la
casa va de la biblioteca colmada de referencias
salamantinas, salas donde se junta la comisión
directiva —llenas de distinciones
hispanas a la labor porteña—,
hasta el teatro “al estilo italiano
de las cansonettas” para medio millar
de espectadores. El tupido telón
bordó, la araña francesa de
infinitas luces en lo alto del techo y los
finos palcos dan la sensación de
que “en cualquier momento aparece
el fantasma de la ópera”, bromea
Rebollo.
Al fondo está
la escuela de música. El desarrollo
de voz, lectoescritura musical, piano y
danzas españolas (flamenco y castañuelas),
junto al grupo coral Helmántica,
nutren la vida cultural del Salamanca. Además
de las fiestas populares —aniversario,
primavera, elección de su reina—,
los segundos viernes de cada mes hay un
ciclo musical temático y son frecuentes
las zarzuelas, música teatral española.
Como hito del Centro
está el hecho de haber vestido a
Evita en su viaje a España (1947)
y a Lolita Torres en la película
La edad del amor (1946) con trajes charros,
vestimenta tradicional de dama. Una réplica
se luce para disfrutar sus jubones, manteo
y mandil bordados al mínimo detalle.
Los salamantinos
porteños además cuentan con
un campo de deportes en San Justo (Morelli
3678). En la década del sesenta “transformaron
una quinta con un tanque australiano en
un hermoso predio de esparcimiento”
con parrillas, canchas, pileta y quincho.
Noventa años
después de su fundación, destaca
la secretaria Ana García, más
de setecientos socios “con su esfuerzo
colectivo llenan el Salamanca de cultura,
compañerismo y futuro”.
J.M.C.