La insoportable levedad
del peso
Ahora las autoridades
nacionales permiten la venta de moneda
extranjera para tenencia. Ganando más
de 7200 pesos por mes cualquier contribuyente
puede ir a un banco con el talón
de autorización del AFIP y cambiar
ese dinero (a una cuenta). A eso hay que
sumarle el 20% de ganancias y sino dejarlo
en un plazo fijo un año. En otras
palabras, el dólar hoy está
accesible a cuentagotas casi a $10. Encima
con complicaciones. Mientas, el blue está
por encima de los 12 pesos. En este contexto
me parece oportuno reproducir unas palabras
atinadas al respecto que encontramos al
pie de una de estas notas periodísticas
que informan sobre estas nuevas medidas:
“Muy
buen sistema. Compro a $ 9,60.- como estoy
obligado a vender en el oficial, vendo
en una semana y me pagan $ 8,00.- el 20%
de ganancias lo pierdo.
Un ahorro bárbaro.
Soy bicho pal negocio.
Y a U$S 200.- por mes para comprarme un
ambiente tengo que esperar 370 meses.
Nollego, abandono!!!!
Jajajajaja, Porque no le dan el ministerio
de economía a Robledo Puch??????”
Firma: Roberto García
Alguno dirá que me pasé
de bando. Sigo defendiendo lo bueno de
este gobierno en materia de derechos humanos,
inclusión social y muchas otras
cosas positivas que se han ido haciendo.
Hasta en materia económica el país
ha ido creciendo. Sin embargo, no puedo
morfarme ciegamente el combo entero. Intento
ser medianamente crítico y mantener
mi lectura personal de la situación,
tal vez errada.
Entiendo que el argumento del gobierno
nacional al controlar la venta de divisas
extranjeras (léase dólar)
fue que se estaba haciendo un trabajo
articulado, como le hicieron a Alfonsín,
generando así una devaluación
gigantesca. Serían acciones de
grandes capital, fondos buitres y otros
especuladores que se benefician económicamente
cuando el país quiebra. La solución
que dio el gobierno fue prohibirnos la
compra de dólares, explicando que
esa moneda no es la más importante
a nivel internacional, que es un imperio
endeudadísimo que está al
borde del colapso y que tenemos que confiar
en nuestra moneda.
Sin embargo, las viviendas, así
como otras cosas de gran valor o vinculadas
al extranjero, se venden desde hace añares
en dólares. De pronto los diarios
agitan ese miedo y la gente se desespera.
En el extranjero nuestra moneda pierde
aún más su valor. El peso
se devalúa aún más.
Y nosotros, que usamos el peso argentino
para casi todo ya no sabemos qué
hacer.
Porque la avalancha implica -más
allá de la picardía de muchos
comerciantes- que todo sube por ser el
mundo un sistema interrelacionado. La
verdad es que si suben los combustibles
o la harina sube casi todo... Salvo los
sueldos.
Pienso que cuando el gobierno trabó
la compra de divisas aceleró algo
que se
venía. Sin embargo, había
en ese momento más confianza en
el peso. ¿Por qué no haber
implementado medidas, como exenciones
impositivas, para quienes en
lugar de divisa extranjera usaba nuestros
pesos? ¿Por qué no mostrar
otros
refugios para los ahorros que no sean
el dólar? Como las acciones, los
bonos
y otro tipo de inversiones que no necesariamente
recurren a una divisa extranjera.
Si pudiésemos valorar más
nuestra moneda pienso que ésta
sería más fuerte. La confianza
en macroeconomía es una variable
importante. Cuando el sueldo se licúa,
vale menos, el trabajador (activo, pasivo,
cuentapropista) se siente desprotegido.
Como con los cortes de luz. Desprotegido.
Y los trabajadores deberíamos ser
los más beneficiados siempre, pase
lo que pase. Porque el trabajo no solamente
dignifica, es el que mueve materialmente
la economía. Lamentablemente me
vuelvo a sentir estafado por pertenecer
acá a esa clase social que en los
´90 Lanata definió como la
“de los pelotudos”.
Rafael Sabini