Tito Palumbo, vecino y
editor de la revista B.A. Tango.
“Gracias al tango
me hice periodista”
Desde
hace casi dos décadas, la revista
de distribución gratuita B.A. Tango
cubre la movida milonguera de la ciudad.
Tito Palumbo, su director y fundador,
resalta el interés por buscar los
lugares donde la “música
ciudadana se hace sentir”. “La
zona del Abasto es un semillero”,
define además.
Tito quería
bailar tango pero no sabía dónde.
El boca en boca le susurró esquinas,
números, lugares. Clubes de barrio,
salones y bares le dieron la bienvenida
a un mundo nuevo. Al instante se hizo
habitué. Palumbo, no obstante,
quiso que nadie vuelva a estar como él:
con las ganas y sin rumbo para sacarle
viruta al piso. Entonces, ese deseo lo
transformó en B.A. Tango,
una revista con información y cobertura
de la movida tanguera que a sus casi veinte
años de girar en la calle porteña
está vigente y con todas las pilas.
“El crecimiento
de esta revista acompaña el interés
creciente por el tango en Buenos Aires.
Es la primera publicación gráfica
que le da un lugar destacado a los bailarines
de tango”, hace su balance Tito
en charla con nosotros. Empezó
como una especie de suplemento en una
revista que se distribuía en restaurantes,
cines y cafés. Al poco tiempo,
en marzo de 1995, Palumbo y Amalia Fernández
lanzaron B.A. Tango de
forma independiente. Hoy en día
se imprime de forma cuatrimestral con
páginas a color, reseñas
de discos, homenajes, crónicas
y reseñas, aparte de un montón
de información sobre el dos por
cuatro y la ciudad.
“La continuidad
y crecimiento de la revista se deben a
varios factores, el primero de ellos es
el atractivo que se verifica en distintos
sectores de la población de esta
ciudad por aprender a bailar y concurrir
a lugares donde la música ciudadana
se hace sentir, a despecho de las circunstancias
afligentes para la mayoría de nosotros
en lo económico y social”,
define.
“En segundo lugar,
un trabajo constante que hago para unir
a los distintos sectores que participan
en todas las etapas de su creación
y materialización hasta que llega
a sus manos. Por último el apoyo
recibido de anunciantes, proveedores,
colaboradores y lectores”, agradece
Tito.
A nivel personal, Palumbo
sostiene que gracias al tango se hizo
periodista: “Además de relevar
qué milongas nuevas había,
también me puse a escribir, a estar
en contacto con la gente del mundo del
tango”.
Y no es para menos.
Tito es un hombre de prensa que va a las
fuentes directas. “Ir a las milongas,
ya sea por hablar con clientes o recorrer
te hace ver el panorama, la diversidad
de espacios y propuestas para bailar”,
se alegra y recalca que hay arriba de
cien milongas en la Capital Federal, por
no contar “toda la movida que hay
en el Gran Buenos Aires”, la cual
también tiene su espacio en la
revista.
Al respecto, comenta
sobre la zona del Abasto que, entre sus
centros culturales, espacios milongueros
de larga data y salas nuevas, se generó
un “semillero” de lugares
y también de músicos y bailarines,
lo cual lo hace ser un habitué
de estas calles.
Allí Tito, nos
cuenta, respira la esencia tanguera, la
milonga en plena acción. Por un
lado se asombra de la “generación
joven que no tuvo quién le legara
el tango e igual lo hizo propio”
y a la vez disfruta de los espacios donde
“todavía se manejan códigos
y formalidades” de la vieja guardia.
¿Quiénes
leen B.A. Tango? A Tito
se le va de las manos, pero sabe que además
del público porteño hay
un gran afluente de lectores e interesados
alrededor del mundo. “Aparte de
la distribución de la revista,
enviamos por correo electrónico
un boletín de actualización
a una base de datos de suscriptores, los
usuarios a su vez lo reenvían a
sus contactos, imaginá que perdemos
la dimensión”, se enorgullece
de poder dar a esa escala un paneo sobre
el baile tanguero.
“Algo que diferencia
a B.A. Tango de todas
las demás publicaciones que se
ocupan de actividades relacionadas con
el entretenimiento es el contenido crítico
del accionar poco trasparente de las autoridades
gubernamentales que se ocupan del género.
Con fundamento, realizando investigaciones,
ha denunciado hechos violatorios de normas
legales y principios éticos socialmente
aceptados”, suma Tito, quien es
un vecino atento a lo que ocurre en los
barrios y de tanto en tanto nos envía
cartas de lector sobre asuntos de la ciudad.
Para cerrar, Tito, repasando
estos casi veinte años de labor
sonríe y enuncia: “Estoy
contento de haber creado un medio gráfico
dedicado exclusivamente al tango con un
estilo periodístico inédito
en Argentina. Antes no se ofrecía
información de actualidad y notas
donde el eje central es la actividad bailable,
sin dejar de brindar novedades relacionadas
con espectáculos, intérpretes
e incursionar en el terreno literario
con relatos y poesías”.
Así que ya saben
los vecinos amantes del tango y las salidas:
en cualquier club de barrio, salón
o bar hay una B.A. Tango
esperando por usted para que los recovecos
la milonga ya no tengan secretos en esta
ciudad de cantores y bailarines de arrabal.
J.M.C.