¿Para qué
leer?
La lectura de cualquier
texto lleva consigo el modelo del diálogo
entre el autor y el lector. Diálogo,
palabra que significa “de a dos”,
la lectura así definida es confrontar
dos mundos, el del autor y el del lector.
Son dos caras de una misma moneda. Todo
libro es primero escrito para luego ser
leído, sin el acto de leer la existencia
del libro está vacía.
La lectura es
punto de encuentro y comunicación
entre autor y lector, lo que lleva implícito
el respeto por la palabra del otro. Planteado
así no es difícil imaginar
porque la literatura no pasa por su mejor
momento.
Una sociedad en
la que la idea de dialogo está
en conflicto, donde los valores actuales
son el éxito, el bienestar económico,
la fama, etc., bajo estas premisas hablar
de dialogo y sus distintas manifestaciones
literarias y artísticas resulta
una cuestión fuera de moda y hasta
diría una pérdida de tiempo.
Leer es, como todo dialogo,
un hecho del que somos responsables, tomar
la palabra y valorar la del otro es un
acto de responsabilidad. Esta idea de
responsabilidad se torna incómoda
cuando debemos asumir el precio de quienes
somos, de acuerdo a como actuamos. Como
sociedad nos debemos hacer cargo de no
dar el espacio y el tiempo para disfrutar
de la lectura. La escuela en este aspecto
tiene mucho por hacer, porque constituye
el motor más importante para promover
espacios de lectura. Volver a la lectura
por placer, a disfrutar de un texto, a
escuchar cuentos, a leerlos e interpretarlos
es una de las misiones más relevantes
de la escuela en estos tiempos.
Marisa Sposato