Encuentro con Lydia, viuda
de Osvaldo Pugliese
En la cortada más
maleva...
¡un monumento para el Troesma!
Visitamos a la vecina
Lydia Elman de Pugliese, viuda del maestro
Osvaldo Pugliese, en su departamento por
el barrio donde se mudaron en el ´82:
Av. Corrientes 3742. Me cuenta que vivieron
juntos 47 años.
Don Osvaldo Pugliese
nació un 2 de diciembre de 1905
en el vecino Villa Crespo, Canning 392
(hoy Scalabrini Ortiz).
Principios de
una gran carrera
La carrera musical de Pugliese había
comenzado a tomar vuelo con su maestro
D´Agostino, luego estuvo con Vincenzo
Scaramuzza. En 1926 se integró
a la orquesta de Roberto Firpo. Al año
siguiente fue convocado al sexteto de
Pedro Mafia, que también dejó
al poco tiempo para formar parte del sexteto
de Vardaro, con grandes artistas como
Aníbal Troilo y Alfredo Gobbi.
Entre 1934 y 1936, actuó con las
orquestas de Pedro Laurenz, Roberto Firpo
y Miguel Caló.
Pero fue recién para 1939 cuando,
ya consagrado, formó su orquesta
propia en el café Nacional de Buenos
Aires. La década de 1940 lo vio
alcanzar la cumbre como compositor, con
tangos como “Negracha” (1942),
“La Yumba” (1946) y “Malandraca”
(1948).
La clave del éxito
radicó en dar fin a lo tradicional
y adoptar un esquema de dos compases que
desarrollaba a partir de contrapuntos.
Éste acento rítmico fue
precursor de dos grandes figuras como
Ástor Piazzola y Horacio Salgán…
dice Wikipedia, yo poco entiendo de música.
Lo que sí comprendo es que fue
saliéndose de lo melodioso, abriéndose
del estilo De Caro, para imponer el ritmo
como espíritu de su música.
Como persona entiendo
que fue un hombre sumamente modesto, humilde,
de pueblo y sumamente querido por la gente
en general.
Pugliese es indudablemente
una pieza clave. Un disparador para muchos,
algunas jóvenes orquestas actuales,
como la Fernández Fierro -que tiene
su sede en pleno Abasto- que no dudan
en tenerlo como principal ejemplo. Y padre
de Beba Pugliese, claro.
La música
es energía sonora y Osvaldo Puglise
supo captar ese ritmo de su ciudad como
pocos otros, sin miedo a modificar cosas.
Pero volvamos
a la visita a la casa de Lydia que comienza
con un tour por el living y un par de
habitaciones, todas repletas de recuerdos,
cuadros, placas de homenajes que recuerdan
a este gran hombre.
Primera formación Vardaro
- Pugliese 1929.
Trabajador revolucionario
del tango
Le pregunto a Lydia: cuando cambia el
enfoque del tango no hubo fricción
como con Piazzolla... ¿Ud. entiende
por qué?
Lydia: “La gente
a Pugliese lo respetó porque podían
bailar, a pesar de que muchas veces no
lo hacían...”
Y nos cuenta una anécdota
con Astor: “Osvaldo trabaja en el
Salón La Argentina y Astor trababa
con Troilo en Tibidado, todas las noches
en el entretiempo se escapaba. Y Ruggiero
le decía a Osvaldo: «llegó
el rengo», pobre, porque Astor había
tenido parálisis. Y eso significaba
que tenían que tocar Negracha.
Mucho después, en el reportaje
que le hacen en Holanda en el Teatro Carre,
Piazzola confiesa: «vengo de este
hombre y su Negracha».”
”Osvaldo respetaba
todo lo que era para el tango *. No se
olvide que hubo un momento en que surge
Palito Ortega, en que surge El Club del
Clan, que el que manejaba eso, Barrios,
era un hombre de la Víctor y rompió
matrices de tango que se perdieron. Para
reproducir hubo que buscar de gente que
tenía discos”.
REA.
De algunas maneras se podría decir
que era el gran capital contra los obreros...
Lydia: “Totalmente,
un combate permanente.”
REA.
Y Pugliese marcó una línea
al hacer cooperativa con su orquesta…
Lydia: “Sí,
incluso sus músicos ganaban más
que él. Luego fue por puntaje.
Cuando el muere ganaba el 16,5% de lo
que recaudaba la orquesta. ¡Ni el
50 ni el 60, el 16,5%!”
REA.
Y así lo defendieron también
cuando fue proscripto y hasta preso durante
el primer gobierno de Perón, ponían
un clavel rojo sobre su piano...
Lydia: “Detrás
de él había todo un movimiento
político. Y fue siempre fiel a
sus ideas y nunca se arrepintió.
Es más, ahora está en su
tumba con el carnet del Partido Comunista**.
Él eligió el partido, entonces
siguió las normativas de éste.
Osvaldo tenía una vasta cultura
adquirida pese a solo tener cuarto grado…
Sus orígenes
REA: Tal vez se haya
compensado con el estímulo que
le dio para la música su padre…
“Sí”, contesta Lydia,
“pero era una casa obrera. Osvaldo
era muy curioso, estaba en muchas cosas.
La mamá era obrera textil, el papá
trabajaba en una curtiembre. A pesar de
todo era una casa donde había música.
Los hermanos tocaban el violín
y el padre la flauta. Cuando vieron las
condiciones que él tenía,
después de formar un trío
tocando el violín por el barrio,
el padre consideró que ya eran
demasiados violinistas y -con gran sacrificio-
le compró el piano a Osvaldo cuando
tenía catorce años. Y él
respondió.
”El Colón se lo dedicó
a su vieja que se paraba en el marco de
la puerta cuando él ensayaba y
lo alentaba diciendo «al Colón,
al Colón» porque ella sabía
que era el lugar más importante.
Y logró tocar en los mejores escenarios
del mundo.”
“El
Colón se lo dedicó a su
vieja que se paraba en el marco de la
puerta cuando él ensayaba y lo
alentaba diciendo «al Colón,
al Colón».”
Reconocimientos
Lydia: “Lo más
importante, la gente en todo el mundo,
no solo en la Argentina donde más
lo conocían, más allá
del músico sobresale la persona.
”Fui después sola a homenajes
en Suecia, Dinamarca, Luxenburgo, Alemania,
todos países donde nunca tocó
y a pesar de todo lo homenajearon. Tocaba
en Holanda y no en Alemania porque nos
dijeron que era caro.”
Muy querido. Con Pugliese se dieron
el gusto de cantar los músicos
más grandes como Serrat y Goyeneche.
Foto: cafebarbillares.blogspot.com
Época
de exiliados
“Vivimos la época de los
exiliados en Holanda. Yo le decía
«Osvaldo, mirá que acá
la comida es en dólares»,
porque él invitaba y eran mesas
grandes de diez, doce personas, y el él
me decía «No te preocupes,
ellos están peor que yo».
Y lo tomaron como el abuelo o el padre...
”Lucho Aravena,
un chileno que cobijaba a todos sus compatriotas,
nos contrató la primera vez que
fuimos. Fue Eladia Vásquez, Piazzolla
y nosotros. Y debutó el bandoneonista
Carel Kraayenhof, gran amigo y excelente
músico tanguero holandés.
”Recuerdo cuando
nos entrevistó Carel y anotaba.
Osvaldo le preguntó si no tenía
un grabador y le dijo «No, maestro,
no tengo. No podemos». ¡Y
no tenía un grabador un músico!
Y eso que su padre era un funcionario
de Philips. A nosotros nos mató
el consumismo. Es al día de hoy
que vas a una casa en Holanda y no hay
veinte televisores ni aire acondicionado…
Sin embargo, la parte cultural la mantienen
al máximo.
”Te cuento una
anécdota. Un muchacho, Nuñez,
que fue secretario de Tosso. Estuvo preso
ocho años en Sierra Chica. Quedaban
ocho, un día les dijeron «Vamos
a hacer un vuelo». Y ellos sabían
que era el vuelo de la muerte. Se despidieron
entre ellos y abordaron. Pero el avión
siguió camino, bajaron para nafta,
volvió a subir y aterrizaron en
Suecia. El aviador les dijo: «No
miren para atrás».”
REA:
¿El aviador desertó?
Lydia: “Sí,
y la tripulación. Además
de los ocho. Ahí los esperaba una
comisión. Los ubicaron, comenzaron
a trabajar, luego este muchacho se fue
a Holanda, luego a Madrid. Ahí
comenzó a trabajar como pudo, era
estilista. Un día caminando se
encuentra con una mujer, que había
estado cuando los habían levantado
de una reunión. Imaginate los diálogos:
«¡No te mataron!», «¡Qué
alegría! Contame…»
”Ella era Adriana
Arce. Estaba casada con un dirigente del
PC, Navarro, que a su vez era el que había
hecho todo el sistema de computación
del PESOE en España. Cuando la
Guerra Civil Española había
llevado a Alemania y ahí había
aprendido computación. Lo conoció
cuando en su desesperación por
falta de trabajo se había acercado
al Partido Comunista ahí en España
y había terminado como representante
artística, llevaba conjuntos cubanos.
Y a éste muchacho le dijo: «¿No
querés trabajar conmigo?»
Y él le contestó: «con
una condición, que el primer artista
que llevemos de Argentina sea Osvaldo
Pugliese». Y así fue.”
“Lo
más importante:
más allá del músico
sobresale la persona”.
Los
viajes
Lydia: “En los viajes hacía
la vida normal, igual que en Argentina.
Le encantaba conocer la gente. Desayunaba,
caminábamos, almorzaba, dormía
una siesta y después trabajaba.
Cuando terminaba su gira me decía:
«guardá plata para el primer
mes por si no hay laburo, pero después
viajemos». Y así conocimos
lugares donde no tocó: Grecia,
Hungría, Checoslovaquia…
Era muy inquieto y le gustaba mucho saber”.
Aún a veinte
años de que Pugliese no esté
como nosotros en esta tierra Lydia siguió
viajando, siguieron los homenajes... Sin
embargo, la última vez que Lydia
fue a Amsterdam se cayó en el aeropuerto
y se dislocó los hombros. Soportó
todo el viaje desde Holanda hasta Argentina,
y luego de una operación siguió
en rehabilitación… ¡desde
hace dos años y medio! Ahora sostiene
que no viajará más al exterior.
Foto: en Montevideo, tomada de Historiascanciones.blogspot.com
Monumento
merecido
Cambiando el rumbo de la conversación
la traigo al barrio, concretamente a la
cortada Carlos Gardel... ¿Qué
opina de que allí aún no
haya aún una estatua de Pugliese?
“Larreta dice que hay que mandar
a votar por el Facebook”, me contesta
y repregunta: ¿Qué tangueros
están ahora?”
REA: Troilo, Goyeneche,
Tita Merello, Alberto Castillo y el Gardel
de bronce que es de hace unos años…
“¡El Gardel que está
ahí es una vergüenza! Yo ví
la maqueta del de Ferraro que estaba bueno.
Y a Osvaldo, Troilo y Montiel los hizo
Ferraro también.”
Sobre
el Gardel de la cortada:
“¡El Gardel que está
ahí es una vergüenza!”
Monumento
de Villa Crespo
Nos contó las vicisitudes para
lograr el monumento de Villa Crespo sobre
Corrientes y Scalabrini Ortiz. Las puertas
que tocaron con amigos como Juan Carlos
Junio, hoy diputado, Lidia del Credicoop
de Villa Crespo y un compañero
de la Asociación de Asociados de
Villa Crespo. Y el surrealismo cuando
la llamaron supuestamente desde el gobierno
para solicitarle su apoyo para una colecta
con el fin de realizarlo, ¡estando
ya hecho!
Otra… tuvieron que tener verja porque
los coches tiraban abajo los pilares.
Un día un micro tiró la
verja de costado. Así que fui a
ver a Fatala y ahí me prometió
hacer una vereda alrededor, sin romper
la línea del cordón, cuestión
que hicieron. Incluso pusieron un desagote
atrás. Tuvieron que poner luces
porque ahí tiraban basura o se
juntaban a tomar cerveza. Una vez que
estuvieron las luces, ninguna enfoca a
Osvaldo… Los focos los cambia Credicoop
cuando se queman. Cuando estaba bien,
a la vuelta de Chacarita paraba el coche
y regaba las plantas que habíamos
puestos.
Posando por el Abasto. Foto Lydia
Pugliese.
Estación
Osvaldo Pugliese
Luego Lydia nos contó sobre la
lucha para lograr que la estación
de subte lleve su nombre. Ahí otra
estrambótica: tuvieron que retirar
las firmas, cuestión que hicieron,
por cambio de gestión. El nombre
quedó “Malabia – Osvaldo
Pugliese”, quedando el primero porque
según decían tenía
que llevar el nombre de la calle. Prometieron
ambientar la estación para lo que
“nos pidieron fotografías
y cuestiones con ese fin y por ahora nunca
se hizo”. Tal vez sea algo que esté
en puertas dado que están refaccionando
estaciones de subtes. Le pregunto a Lydia
qué se necesita para que se llame
Osvaldo Pugliese, sin Malabia…
“Habría que hacer otra movida.
Y cambiarle de nombre a la calle Malabia,
al menos entre Corrientes y Warnes, que
son solo tres cuadras”, explica.
Y agrega, “pero yo ya estoy grande.
Cada uno de estos pasitos implicó
mucha pelea. Hay que pelearlo en la Legislatura,
hay que luchar en muchos lugares. Será
cuestión de los jóvenes
seguir esto” desafía tirando
el guante.
Monumento de La
Chacarita
Lydia: “El de Osvaldo se financió
todo con donaciones. Juntaron los holandeses,
amigos de todos lados. Algo similar a
la casa del tango que recibió mucha
ayuda de otros lugares como de empresarios
japoneses.
”Robaron las figuras del de Villa
Crespo. Las rompieron, llegaron a robar
a Osvaldo entero. Ahora cada pieza pesa
45 kg. Ya es más difícil
robarlos o romperlos. El de La Chacarita
en cambio pesa 450 kg y es de bronce.
”Cuando lo quisimos hacer no nos
daban la autorización. Tenía
que tener 2, 7 m de alto. Ninguno tenía
ese tamaño. Era una cosa obtusa.
Un día en plena campaña
de Domínguez para intendente habían
hecho un palco acá sobre Corrientes.
Y bajé, de negro, ocho años
estuve de vestida de luto, y dije en voz
muy alta: “Delante de mi barrio
quiero saber ¿por qué no
aceptan el monumento de mi marido?”
Entonces me agarraron dos, tres, una era
diputada y me dice, tranquilícese
y me llevó a la esquina donde estaba
Juliana Marino (actual embajadora en Cuba,
tenían comité por la calle
Guardia Vieja).
”Y le explicó que le hacía
lo imposible para que no hagan el monumento
en La Chacarita, excusándose en
las medidas… Llamó al encargado
y Lydia terminó insultándolo.
Entonces Juliana la tranquilizó
prometiéndole que la iba a ayudar
desde la Legislatura. A los diez días
la llamó y le dijo que Jozami no
quería presentarlo en tablas. Así
que fue con un amigo a la Legislatura
y habló con Fatala.
”La gente ya le había dado
las donaciones para el monumento. Y entre
Fatala y Juliana presentaron, paralelamente
el pedido.
”Luego de la autorización
que tanto costó no se podía
comenzar la obra porque los planos habían
desaparecido. Cinco veces presentó
los planos Kesselman, presidente de la
Comisión de Amigos de Osvaldo Pugliese.
Y finalmente se pudo, gracias a todas
esas copias. Luego no nos dejaban abonar,
la empleada [“Gasallesca”]
pedía ¡que venga Pugliese
mismo!”
Cuenta que tuvieron que subir jerárquicamente
para que acepten el pago. “Cuando
asumió De La Rúa mandaron
a La Chacarita las cinco copias del plano
que habían estado todas encajonadas”,
remata.
“Un
día en plena campaña de
Domínguez para intendente habían
hecho un palco acá sobre Corrientes.
Y bajé y dije en voz muy alta:
«Delante de mi barrio quiero saber
¿por qué no aceptan el monumento
de mi marido?»”
La
Casa del Tango
“Hemos recorrido el mundo con mi
marido con los planos bajo el brazo pidiendo
plata”, nos cuenta Lydia.
La Casa del Tango, Guardia Vieja 4049,
fue una idea y concreción de Osvaldo
Pugliese y sus amigos cuya finalidad era
apoyar a los jóvenes en el tango,
un lugar para reunirse los tangueros para
aprender, practicar, investigar, experimentar…
Además del auditorio tenía
que contar con una biblioteca / discoteca
de gran nivel.
Todo comenzó en la cabeza de Pugliese
cuando el trabajo comenzó a flaquear,
generar un semillero de profesionales
y se lo planteó a sus amigos, una
especie de club de tango que se reunía
en bares. La futura fundación nació
primero como una asociación suscripta
en 1967 por iniciativa de Pugliese con
Aníbal Arias, su esposa Olga Cabrera,
Nélida Rouchetto, Arrigo Todosca,
Héctor Negro, Oscar del Priore,
Javier Mazzea, Flavio Salamanca, entre
otros. La primera reunión del grupo
fundador de la Casa del Tango fue en el
Círculo de Periodistas, luego comenzaron
a funcionar en un local arriba del restaurante
La Churrasquita de Corrientes y Libertad.
Pero se complicó económicamente.
En un momento Pugliese puso un local La
Yumba en Bolívar y Chile y ahí
funcionó un tiempo un ciclo en
nombre de la Casa del Tango que aún
no tenía sede propia. Pero el local
cerró y nuevamente el sueño
estaba sin ladrillos.
Fue recién con la intendencia de
Osvaldo Cachattore que a través
de un amigo Osvaldo conoció a Rubén
Soucarros, entonces director de la Comisión
Municipal de la Vivienda y gran admirador
suyo, que les dio una mano para concretar
el sueño con un espacio desocupado
tras su afectación por la traza
de la Autopista AU3 que no se realizó.
Estaba en pleno Almagro… ¡y
a pocas cuadras de la vivienda de don
Osvaldo!
“Yo
ya estoy grande. Cada uno de estos pasitos
implicó mucha pelea. Hay que pelearlo
en la Legislatura, hay que luchar en muchos
lugares. Será cuestión de
los jóvenes seguir ésto.”
Fue el intendente Guillermo
del Cioppo y el arquitecto Soucarros quienes
le entregaron simbólicamente las
llaves en un festejo en el microestadio
de Atlanta. Más tarde, en 1986,
cuando se formalizó nuevamente
la tenencia, se declaró al maestro
Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.
El arquitecto Julio Keselman se hizo cargo
de la remodelación del inmueble
y comenzaron las solicitudes económicas
para llevar a cabo la obra. El proyecto
se basó en un programa de los arquitectos
Julio y Gerardo Keselman con Osvaldo y
Lydia Pugliese y la participación
de Natalio Etchegaray incluyendo espacios
para: biblioteca, museo, confitería
bailable, salón de usos múltiples
y aulas. Distintos empresarios japoneses,
amantes de la música de Pugliese,
aportaron dinero en efectivo. Pero faltaba
y todo iba lento. Una vuelta el entonces
presidente Carlos Menem lo invitó
a tocar a la Casa Rosada y ahí
solicitó formalmente apoyo para
terminar la casa. Este apoyo llegó
a través del intendente Saúl
Bouer y finalmente, en octubre de 1994,
Osvaldo pudo ver su sueño concretado.
Las donaciones no solamente sirvieron
para la obra sino también para
el equipamiento, un piano - así
como los equipos de música- que
les llegó desde Yokohoma, enviado
desde la orquesta de tango de esa ciudad.
Foto: Pugliese y su orquesta en
Japón. De Beba Pugliese, tomada
de http://migueldiel.pagesperso-orange.fr/pugliese.htm
Los Keselman donaron
los honorarios de proyecto y dirección
de obra. Todas las contribuciones ayudaron
a que se concretara en vida el sueño
de don Osvaldo cuya última presentación
ante el público, que fue en la
Casa del Tango, se hizo el 17 de junio
de 1995. El 25 de julio falleció.
Las
manos
Fue velado en el Palacio Legislativo.
Lydia nos contó que Osvaldo tenía
pasión por las manos de los artistas
y cada viaje que hacían siempre
buscaba imágenes de esas manos
de los cerebros más creativos.
Y en pleno duelo, en el Palacio, Lydia
pidió desconsoladamente que le
tomaran un molde a las manos de su marido.
Tuvieron que cerrar momentáneamente
el espacio para que una escultura le tomara
el molde. Esas manos la acompañan
junto con muchísimas distinciones,
fotos y recuerdos en su departamento de
la avenida Corrientes 3742. “Cuando
las fuerzas me flaquean”, me confesó,
“voy a las manos para acercarme
a él que siempre ayuda”.
Eso lo saben los músicos por algo
es San Pugliese, su protector.
R.S.
Cárcel,
proscripción y convicción
Pugliese estuvo preso
y también proscripto durante el
primer peronismo, época en que
sus músicos dejaban el piano vacío
con un clavel rojo sobre éste.
En el 73 lo invitaron a tocar y como era
una fiesta popular Pugliese fue. Luego
Perón se le acercó
y le dijo “Gracias por saber
perdonar”. Y mientras Perón
estuvo vivo no volvió a tener impedimentos
(Malena-tango.com), más adelante
con Isabelita (léase López
Rega) se le prohibió la televisión.
Durante la última
dictadura cívico militar estuvo
proscripto, razón por la que tuvo
más que nada giras internacionales,
hasta que un día, cuenta Rubén
Soucarros (en el libro Osvaldo Pugliese
que hicieron a 10 años de su muerte)
que un amigo, Sustaita, lo llevó
ante Massera quien le dijo: “¿Quién
le dijo que Ud. no puede actuar?”
“Es una realidad”, contestó
Osvaldo, “no me llaman, fui al canal
9 y no me dejaron entrar”. “Vaya,
Maestro”, le dijo Massera,
“Yo no le voy a cambiar sus ideas
ni Ud. me las va a cambiar a mí,
pero váyase y Ud. va a trabajar”.
Al llegar a su casa tuvo un llamado del
interventor del canal 11 que lo invitaba
ir el domingo siguiente.