Varios bares
notables han cerrado definitivamente sus
puertas...
El adiós
a
cafetines
de leyenda
El
Bar Notable Los Galgos de Callao al 500
cerró luego de ser una parada emblemática
para los vecinos de Balvanera desde 1930.
Allí acudieron tangueros del ayer
como Cadícamo y Discepolín.
Misma suerte corrió el bar Yrupé
de Caballito. También se supo sobre
la demolición en Casa Suiza, un
reducto cultural en pleno Congreso. Ante
situaciones similares, la Legislatura
había creado en diciembre un régimen
para Bares Notables con más beneficios.
Es un pálido
arranque de año para los cafetines
históricos de la ciudad. La mística
y la impronta de antaño, por miles
de vericuetos, parece apagarse en algunas
esquinas porteñas. En la zona de
Abasto hay que lamentar el adiós
definitivo del bar Los Galgos,
en Callao 501, en el cruce noreste con
Lavalle.
Al cierre de esta edición, vecinos
y organizaciones patrimoniales daban cuenta
de esta situación. “Otro
bar notable que cerró”, lamentó
en pocas y concisas palabras Patrimonio
de Buenos Aires (Facebook).
Su valor para el barrio
de Balvanera, para la ciudad y la historia
del tango es enorme. Se fundó en
1930 y al día de hoy conservaba
su impronta de ayer: sus sillas de madera,
su grifo de bronce con forma de cisne
y sus puertas vaivén, entre tantos
otros detalles.
Sobre sus mesas pasaron
tardes y encuentros distintos vecinos
de todas las épocas. Tal fue el
caso de grandes del tango como Enrique
Camdícamo, Osvaldo Miranda, Enrique
Santos Discépolo y Tania, entre
tantos otros.
Los Galgos tenía
una página en Facebook. Su administradora,
María Virginia Gallo, así
dio cuenta del cierre: “Pasé
por la puerta y estaba cerrado, pregunté
en el local de al lado y me dijeron que
cerró definitivamente”.
“Charlé
muchas veces con su dueño, Horacio,
y él me manifestó las dificultades
económicas que tenía. Esas
dificultades no mitigaron sus ganas de
seguir abriendo todas las mañanas,
de lunes a viernes. Horacio falleció
el año pasado y su familia continuó,
como pudo, con el negocio”, sumó
para dar cuenta de la situación.
Este medio fue a Callao
y Lavalle en pleno horario céntrico,
un viernes a la tarde. A diferencia de
sus cafés vecinos, que estaban
de puertas abiertas, en Los Galgos las
persianas bajas se mostraron como la postal
de un fin de época.
Otra pálida
para la zona de alrededores del Abasto
fue, luego de un largo ida y vuelta y
de esperanzas de reapertura, la noticia
sobre la demolición en Casa
Suiza, el histórico punto
de encuentro cultural de Rodríguez
Peña 254. Según M2 (Página
12), con el visto bueno del Consejo Asesor
de Asuntos Patrimoniales (CAAP) se hará
un “pozo para cocheras” y
se vidriará el frente.
Este medio hizo una
recorrida por el lugar y confirmó
que el frontispicio de estilo racionalista
está cubierto tras dos retazos
de media sombra y un gran andamio. Según
se puede observar a simple vista, una
parte está demolida, pero es difícil
de comprobar si el frente con el logotipo
modernista de Casa Suiza está hecho
escombros. Además, un local contiguo
también está afectado a
la demolición.
A su vez, el cartel
de obra (expediente 559787/11) informa
que se trata de una “ampliación,
modificación y demolición
parcial”. Es más, con fecha
15 de febrero se certificaba la primera
Inspección de Trabajo a cargo de
Ciudad.
Al respecto, la Red Federal De Afroargentinos
Del Tronco Colonial transmitió
su dolor ante la demolición de
“un lugar emblemático de
la comunidad afroargentina”.
“A pesar de insistentes
pedidos de referentes, académicos
y militantes hacia las autoridades de
la Ciudad de Buenos Aires, estas avalan
la destrucción de parte de nuestra
historia. Las mismas autoridades que promueven
actividades como “Buenos Aires celebra
la comunidad Afro” borran con el
codo lo que escribieron con la mano y
se desentienden del patrimonio tangible
de nuestra comunidad”, lamentaron
en consonancia con vecinos y organizaciones
patrimoniales.
En este sitio además
cantaron desde Carlos Gardel hasta Sandro.
Hubo teatro, reuniones sociales y una
infinidad de historias ligadas a la sociedad
y la cultura de Buenos Aires. Vecinos
y agrupaciones lucharon contra la medida
gubernamental de darle fin a la Casa de
la calle Rodríguez Peña,
pero la pulseada se la llevó la
lógica inmobiliaria especuladora,
tan voraz y vigente.
Lejos de Abasto, otro sitio de historia
también dijo basta en las últimas
semanas.
El Bar
Yrupe, un punto de reunión
clásico para los vecinos de Caballito,
se despide desde su tradicional cruce
en Neuquén y Acoyte tras 45 años
de vida junto a los vecinos.
“Todo comenzó
en 1969 con José, Ernesto y Jorge,
al frente de ésta casa que cobijo
a tanto amigos, lugar de encuentro de
muchos vecinos, que nos reuníamos
ahí como en nuestra casa, donde
la política, lo cotidiano, familiar
y el fútbol eran los temas diarios,
lugar amigable donde todos nos íbamos
con una sonrisa”, contaron en la
Asociación Civil del Parque Centenario.
“El año
pasado se colocó una placa en reconocimiento
a la familia que trajo a la Virgen de
la Misericordia a nuestro barrio en épocas
de la fiebre amarilla. A estos tres señores
que tantos recuerdos nos han dejado nuestro
reconocimiento por su don de gente, por
tantos años que mantuvieron éste
lugar en Caballito, hoy sentimos una gran
pena, pero siempre que pasemos por esa
esquina nos asomará el recuerdo
del Bar Yrupé”, sumaron los
vecinos.
A raíz de situaciones
económicas difíciles de
timonear como la acontecida con Los Galgos
y aún más visibilizada con
la confitería Richmond, el 11 de
diciembre del año pasado la Legislatura
porteña votó un régimen
de promoción para los cafés,
bares, billares y confiterías notables
de la ciudad, cuya autoridad de aplicación
es el Ministerio de Cultura.
Entre otros puntos,
la Ley 5.213 (promulgada en enero por
el Decreto Nº 036/015) estableció
la tasa del 0% hasta la suma de $ 120.000
sobre la base imponible de cada anticipo
mensual, quedando el excedente alcanzado
con la/s alícuota/s que prevé
la Ley Tarifaria, para los ingresos obtenidos
por los beneficiarios.
De todos modos, la legisladora
Gabriela Alegre (FpV) apuntó que
“la Ley N° 35 no alcanza para
protegerlos, ejemplo de ello es lo sucedido
con la Richmond, y por otro lado tampoco
alcanza la Ley 1227, por lo que en el
año 2015 nos hemos comprometido
a trabajar en una revisión global
que contemple la protección patrimonial”.
Y agregó que “debe haber
un seguimiento desde el Ministerio de
Cultura y debemos abrir la posibilidad
de un aviso al Ejecutivo ante la amenaza
de cierre”.
J.M.C.