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Uner, personaje de El Emergente, Gallo 333

Curriculum de un monstruo escénico

“Sí, Uner. Boludo, mirá si me voy a olvidar, se anda vistiendo de mina…” –“¿Uner? Es un loco de mierda”- “Uner tiene mucha personalidad. Ego, alter ego, contra ego, carismático, clown, excéntrico, judío”. Así es como lo definen sus más allegados y algunos que lo vieron no más de dos veces en su vida. Sin duda “Uner” es un personaje distinto, él marca en la vida de las personas una huella.
De fondo se escucha, muy alto, música clásica, Tchaikovsky. En el marco de la puerta de su casa hay colgado un mezuzáh. Él se encuentra armando máscaras, con un calco de rostro suyo (todavía tiene restos de vaselina en la cara), luego dentro del molde le vierte yeso “parís”. Ahí obtiene su cara en negativo, lo próximo que hace es moldear el rostro en arcilla y revestirlo con cartapesta (una mezcla de papel de diarios y cola vinílica). Estas son para “Saverio” de Raúl Serrano, una obra grotesca en palabras de su propio director.

Hoy en día Uner trabaja de sahumerizador en El Emergente Bar (Gallo 333) “discúlpame ahora te tengo que dejar porque me tengo que “enjulicear”, dice y desaparece ese joven de nudillos peludos, barba bipartita y media cresta. Aparece una señora mayor de peluca amarilla maquillada con base piel, base blanca, shibre, delineador líquido y labial rojo, una bufanda que cubre hasta la pera y un sobretodo gastado. Es Julia, su última transformación, con la cual sale a vender sahumerios y humor por los bares de Palermo.

En 2011 Uner creó su propia compañía de clown, Volantes para Volantear. Esta surgió de la idea que tenía junto a su socio y amigo, Jafrid To'Much la cual los llevo a trabajar de repartidores de volantes a lo que le sumaron su habilidad artística para transformarse en dos simpáticos personajes (Bocina Presidente y Lavadero Esminombre) con los cuales fueron contratados para “animar la calle” para locales de comida rápida. Pero una vez ya conformada la compañía empezaron a realizar intervenciones en teatros del circuito under y centros culturales de la ciudad de Buenos Aires. Incluso llegaron a realizar una gira por el sur del país llegando hasta Ushuaia.

El miércoles 6 de diciembre de 1989 a las 20.20 nacía en barrio norte, hijo de padre comerciante y madre ambos judíos no practicantes. Fue anotado como Nataniel Darío Uner y al octavo día después del nacimiento del niño fue circuncidado. Uner se vio obligado a aprender a hacer mate y jugar al truco cuando en el 2008 realizó un viaje a Israel, para poder relacionarse con los otros argentinos que viajaban con él. “Hay dos tipos de judíos, los creativos como yo y los que no, como Guido Kaczka”. En el 2010 inició el trámite para agregar a su DNI el apellido materno Sbriller, el trámite que le tardo un año entero en poder ser realizado, él lo justifica como “una cuestión de identidad, también soy hijo de mi madre. Aparte suena re bien UNER SBRILLER”.

“Vení, pasemos al teatro”. Este joven artista tiene adecuada su propia habitación de 4 metros por 8, en un teatro con escenario y todo. En la puerta un cartel reza Teatro de la Ironía. La parte del escenario es de color negro, tanto las paredes como el techo. Incluso pinto con aerosol los vidrios de una ventana para que este a tono. El resto de las paredes están de blanco, aunque una tiene colgada una pizarra de corcho con fotos de sus personajes, entradas a sus obras, recortes de periódicos en los que sale disfrazado, una remerita de Vélez y hasta una caricatura de Bocina Presidente, su alter ego por excelencia, un divertido payaso lanzado a su candidatura por la presidencia argentina para el año 2047. Él tiene las uñas mal pintadas de violeta. “Es que no me saque el maquillaje, además a las pibas le gustas más así” se justifica.

Empezó dando sus primeros pasos estudiando actuación en el Instituto Vocacional de Arte (J.M. Labardén) continuo su formación profesional con Norman Briski en el teatro Calibán. Luego dio un salto en calidad y prefirió especializarse en el arte callejero, actuó en Canto a lo Esencial (una obra de teatro al aire libre en el Parque Avellaneda) a la vez que realizaba un curso para la actuación en espacios abierto. “Lo que quiero que sepas es que este artista escénico que está publicando esto, trabaja en la calle por decisión propia por estética y valores sociales. Seguir haciendo dinero que solo te dará dinero. Yo seguiré dando felicidades a las calles”.

Ignacio Rennis


Revista El Abasto, n° 179, mayo 2015



 

 

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