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Cambiando de frecuencia
La importancia de ser agradecido
Cuando te despiertas por las mañanas,
¿Comenzás a preocuparte por
todos los problemas y las cosas que tienes
que hacer? o ¿das las gracias por todo
lo que tenés o por el simple hecho
de estar vivo?
Culturalmente estamos bien entrenados para
focalizarnos en lo malo, en los problemas
y en todos los dramas de la vida, nuestra
mente dormida tiene un imán hacia todo
lo negativo y lo peor que nos puede pasar
es comenzar la mañana con un sin fin
de pensamientos dramáticos que parecen
que están esperando que despertemos
para abalanzarse sin piedad sobre nosotros.
Hoy te invito que cambies la frecuencia y
que formes un nuevo habito en tu vida: dar
las gracias ni bien despiertes. Más
allá de tus problemas, da gracias a
Dios por un nuevo día de vida, da gracias
por la salud, porque tus sentidos funcionan,
¡porque estás vivo! Da gracias
por tu familia, por tus amigos y por todo
lo que quieras dar gracias, lentamente te
vas a dar cuenta que son más las bendiciones
que las cosas malas. Cuando das gracias generas
un buen estado de ánimo, te sonreís
y te relajas.
Está científicamente comprobado
que los primeros diez minutos del día
son los que marcan el estado de ánimo
y la actitud con la cual vamos a enfrentar
la jornada.
Psicólogos descubrieron que sirve como
amortiguador de estrés. Y que “la
gente agradecida es menos propensa a experimentar
envidia, enojo y resentimiento”.
Dar gracias hace que el que agradece se sienta
más feliz y puede modificar la propia
actitud ante la vida, como un botón
para reiniciar las emociones. En especial
en tiempos difíciles como estos.
Michael McCullough, un profesor de psicología
de la Universidad de Miami que ha estudiado
a la gente a la que se le pide que dé
gracias con regularidad, dijo que “cuando
hacés un alto para contar las bendiciones
que has recibido, como que estás secuestrando
tu sistema emocional”. Y se refiere
a secuestrarlo de un estado de depresión
para colocarlo en un buen sitio. Un muy buen
sitio.
Las investigaciones efectuadas por McCullough
y otros expertos encontraron que dar gracias
es una emoción poderosa que se alimenta
a sí misma, casi el equivalente a ser
victorioso. Podría llamársele
un círculo virtuoso.
Maryann Troianim, psicóloga del área
de Chicago y autora de libros de autoayuda,
asegura que poco a poco va introduciendo en
sus pacientes a la gratitud, a veces simplemente
a través de limitar sus quejas a dos
por sesión. A la larga hace que escriban
las buenas cosas que les han pasado en una
especie de “diarios de gratitud”.
Cuando somos agradecidos cambia nuestra perspectiva
de la vida. Si bien es cierto que en este
mundo suceden muchas cosas desagradables,
lo importante es no dejar a nuestra mente
prisionera en todo lo negativo que ocurre.
Hay que velar por nuestros pensamientos porque
a la mente humana le encanta focalizarse en
cosas negativas.
Te
invito que cambies la frecuencia y
que formes un nuevo habito en tu vida:
dar las gracias ni bien despiertes.
Hace poco un padre de familia que estaba
trabajando este tema de la gratitud, se dio
cuenta que tenía la costumbre de que
cuando llegaba a su casa le compartía
a su esposa todas las cosas negativas que
había experimentado en el día
y a la vez pudo ver cuántas cosas dignas
de agradecimiento había vivido, pero
casi siempre resaltaba lo negativo.
El tema del ser agradecido, como tantos otros,
es un aprendizaje mental. Si no estás
acostumbrado comienza de a poco. Y cuando
se convierta en rutina vas a descubrir que
son más las bendiciones que tenés
en tu vida, que las cosas pasajeras que te
producen frustración y enojo.
Es importante que recuerdes que vivir quejándonos
y amargados, no le hace bien a los que nos
rodean ni a nosotros mismos. Pero cuando afrontamos
el diario vivir con una sonrisa y gratitud
todo es diferente. Te animo a que lo intentes
y te darás cuanta que vale la pena.
Carlos Murúa
[email protected]
FB y twitter: @muruacar
Revista El Abasto, n°
179, mayo 2015
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