Frontispicio de venecitas,
Independencia y Boedo
Una joya de Boedo a la
intemperie patrimonial
El frontispicio
de venecitas ubicado en Independencia
y Boedo, donde funcionó la histórica
tienda Dell'Acqua, es una estampa barrial
que no tiene protección edilicia.
La esquina de
Independencia y Boedo es un punto de referencia
e historia para el barrio. Según
relatos variopintos, allí, a mediados
del siglo XIX, había un gran lodazal
y lagunitas perdidas entre claros de pasto,
al que mucho llamaron “Bañado
de las cabras”.
La leyenda del
lugar, alejado de las grandes disputas
sociales y políticas que se dirimían
en el centro porteño, se enriquece
con la presencia de Ciriaco Cuitiño
(1795-1853), jefe de Policía y
bravo mazorquero del Restaurador de las
Leyes y Gobernador de la Provincia de
Buenos Aires Juan Manuel de Rosas (1793-1877).
Según cuentan en tono de mito,
Rosas había dado tierras de la
periferia porteña a varios policías,
mazorqueros y caudillos. Al enterarse,
Cuitiño se enojó por quedar
fuera de la repartija. Se presentó
ante el Restaurador, quien acusó
recibo y le legó “un cañadón
de aguas estancadas, situado a una legua
al sudoeste de la ciudad y conocido, entonces
como Bañado de las cabras”,
donde hoy está el barrio de Boedo.
Así lo evoca el periodista y escritor
Héctor Pedro Blomberg.
La quinta que levantó el mazorquero,
entre charcos y lagunas, se ubicó,
según algunos, al 3549 de la actual
avenida Independencia, casi Boedo. Otros,
como la Junta de Estudios Históricos
del barrio, refutan esta narración
y aseguran que no hay documentos oficiales
al respecto. Sí hay registros de
tierras a nombre de Cuitiño más
al sur, sobre Carlos Calvo. Más
allá de la localización,
esta es la historia del primer atisbo
de urbanización en la zona.
Misma esquina, 1960. Foto: Barriada.com.ar.
Durante décadas Boedo no fue más
que tierras vastas frente al oeste de
San Cristóbal y el sur de Almagro,
que tenían el trazado actual de
calles y pasajes. La avenida Boedo era
el límite oficial de la ciudad
para el año 1850 (plano de Surdeaux).
Lo que hoy es el barrio propiamente dicho
pertenecía al partido de San José
de Flores. La esquina de Independencia
y Boedo ya estaba delimitada tal como
la conocemos hoy, según el mapa,
pero sin edificaciones.
Los años sucesivos
se concentró la actividad mercantil
sobre avenida Boedo, que cobró
relevancia por su conexión con
Pompeya y Avellaneda. En tanto, la ciudad
se extendía hacia el oeste. En
la década del ochenta se anexaron
los pueblos de Flores y Belgrano. La llegada
del tranvía (en los años
sesenta a caballo y luego a fin de siglo
eléctricos) potenció aún
más esta situación.
En lo que respecta a
la vida en el Boedo de fines de siglo,
en la esquina de Independencia ya no había
ni Cuitiño ni inundaciones. La
urbanización se hacía sentir
junto a la oleada inmigratoria europea.
Buenos Aires era la “Gran Aldea”
con un pituco centro histórico
y una periferia en ascenso.
Tanto Independencia
como Boedo eran avenidas doble mano y
por allí pasaban varías
líneas de tranvía. Había
casas chorizo italianizantes en rededor;
incluso algunas se conservan en pie.
En paralelo a este progreso,
había un nombre que daba que hablar
en el comercio porteño. A fines
del siglo XIX había llegado el
italiano Enrico Dell'Acqua, un comerciante
textil que venía de Milán
y fundó un emporio. Tuvo éxito
y logró ramificarlo en la ciudad
y el país. Tuvo una fábrica
central en Corrientes y Serrano, que se
incendió en 1901.
A las pocas cuadras,
en Darwin y Loyola abrió una nueva,
donde llegó a emplear a miles de
personas para abastecer sus tiendas porteñas
y provinciales. Esta fábrica abrió
en 1906 a la vera del Ferrocarril San
Martín. Hoy se conserva como edificio
de viviendas y oficinas (fue sede de Casa
FOA en los ochenta).
En lo que respecta a
Independencia y Boedo, en la esquina suroeste
había un frontón de pelota
vasca llamado Fonda Los Vascos. “Es
muy posible haya sido despacho de bebidas
dado que tenía canchas de bochas
y paleta, para no mencionar la legendaria
afición y resistencia de los hijos
de Euzkadi con respecto a las bebidas
espirituosas”, cuenta el museólogo
Diego Ruiz.
Entrado el siglo XX,
Dell'Acqua abrió una tienda de
telas en esa esquina. Tenía un
amplio ingreso por la ochava y a los costados
había ventanales enormes. Había
un frontispicio tallado que rezaba “Sucursal
Boedo”. Sobre una columna de Independencia
estaba escrito el nombre Dell'Acqua en
letras doradas. Aún se conserva
la talladura que atribuye a “E.
Macchi” ser el arquitecto de esta
edificación de ribetes italianizantes.
Era el diseño estándar,
que se repitió en otras sucursales,
como la que había en Brown y Lamadrid
(La Boca).
Sin embargo, la sede
de Boedo contó con un frontispicio
único en la ciudad que al día
de hoy se conserva impecable. Se trata
de un medio arco con una pieza mural hecha
en venecitas, que evoca una deidad de
rasgos greco-romanos. El nombre de su
autor es un misterio y forma parte del
folclore historiador. Apenas dice “Marca
Registrada” en el extremo inferior
derecho.
Muchos dicen que es
la figura es San Jorge, pero la ilustración
no coincide con el santo domador de dragones.
En lo alto de Independencia y Boedo se
ve en primer plano a un hombre alado con
una túnica violenta guiando dos
caballos negros. Al fondo hay una figura
con ropa azul sobre un carruaje marrón
claro. La escena transcurre en un fondo
de nubes celestes y amarillas.
Según fotos antiguas
que atesora la Junta de Estudios Históricos
del barrio, el frontón tenía
a los costados unas antenas que llevaban
de lado a lado el nombre Dell'Acqua con
bombitas de luz. “Iluminaban la
noche de Boedo ante la esquina adoquinada,
quedó en el imaginario durante
muchas décadas lo imponente de
la tienda”, indica Alicia Rodríguez,
secretaria de la Junta.
Casa Dell´Acqua, Gath &
Chaves y La Favorita eran las grande tiendas
de ropa de los años 20 en el país.
La foto es de una tienda en San Juan por
esa época. Foto: diariolaventana.com
La Casa Dell'Acqua de
Boedo se dedicó a la venta de telas
blancas y, en su última época,
a la confección de las camisetas
Victoria. En la década del veinte
agregó confecciones para damas
y caballeros y mercería; a lo que
sumó la confección de camisetas
Victoria. En sus últimos años
ofrecía ropa para jóvenes
y niños.
En aquel entonces, el
ir y venir del tranvía, los bares
y tiendas de la zona y la fundación
de Editorial Claridad en 1922, que reunió
al Grupo Boedo en el solar de Boedo 837,
y la creación del Club Mariano
Boedo (1928), en Boedo 736, a pasos de
la esquina, hicieron de Independencia
y Boedo un nodo cultural y social.
Las tiendas Dell'Acqua cerraron en 1933.
En la esquina de Independencia y Boedo
luego abrieron varios locales que vendían
ropa y telas para aprovechar la fama que
había dejado el emprendimiento
del italiano Enrico.
Desde ese entonces empezó
a cambiar la fisonomía del frente,
al igual que el barrio en toda su extensión.
Se removieron las láminas doradas,
sólo quedó tallado “Sucursal
Boedo”. Se fraccionó el edificio
en varios frentes de comercio sobre el
ala de Boedo.
En 1963 abrió en la
ochava la heladería artesanal Leoyak,
una de las últimas de la vieja
guardia. “Esta siempre fue una esquina
muy transitada e histórica, tenemos
clientes de todas las edades y habitúes
de décadas. Muchos preguntan por
el mural”, dice Luis, que atiende
el local desde sus comienzos.
Años atrás
se había montado un cartel publicitario
sobre la talladura “Sucursal Boedo”
que la manchó con hollín.
En la actualidad el frente está
pintado y acondicionado. Si bien hay nuevos
edificios de altura a su alrededor, se
puede apreciar el frontispicio de venecitas
sin inconvenientes.
Con modificaciones y
todo, para los vecinos, incluso los más
longevos, el frente Dell'Acqua es parte
del cielo del barrio. “Es la vista
de todos los días cuando uno va
a trabajar o a hacer mandados”,
cuenta Hernán, portero de la zona.
“Levantás la cabeza, miras
y te sorprende que algo tan lindo aún
este en pie”, declara Nicolás,
estudiante de la escuela Reconquista,
ubicada a media cuadra.
En cuanto a protección
para este edificio con historia, el frontispicio
Dell'Acqua está emplazado en una
trama de Distritos Urbanizaciones Determinadas.
En el Código de Planeamiento Urbano
vigente se la identifica con la letra
“U”.
“Corresponde a
distritos que, con la finalidad de establecer
o preservar conjuntos urbanos de características
diferenciales, son objeto de regulación
integral en materia de uso, ocupación,
subdivisión del suelo y plástica
urbana”, define el gobierno porteño.
Arriba el plano de Surdeaux, ca.
1850. A la derecha detalle agrandado (de
un plano de 1885) tomado de Desdeboedo.com.ar
En 2008 se protegieron
varios edificios de la zona. Como el Banco
Nación ubicado en la esquina noreste.
También hay resguardos a varias
viviendas sobre avenida Boedo, entre San
Ignacio y San Juan, donde está
el polo gastronómico Independencia-San
Juan. La ex tienda Dell'Acqua quedó
fuera por una cuadra y media.
Tanto la Comisión
de Patrimonio del Consejo Consultivo Comunal
5 (Almagro y Boedo) como el Observatorio
de Patrimonio de la Ciudad informaron
que el edificio de esquina no cuenta con
protección alguna, salvo la “Ley
Anchorena” (N° 3056) que resguarda
edificaciones anteriores a 1941.
Para que sí tenga
resguardo, “debería pasar
primero por el Consejo Asesor de Asuntos
Patrimoniales (CAAP)”. Sin embargo,
advirtieron que allí han desestimado
muchos edificios porque a lo largo de
su historia tuvieron modificaciones. “Solo
con la Anchorena han tirado miles de inmuebles
históricos. Algunos porque fueron
desestimados o por demoliciones ilegales
que nunca fueron penadas”, sumaron.
“Este edificio
está mucho antes que todos nosotros,
acota Humberto, vecino de un edificio
lindero, que toma café en la panadería
Flores Porteñas, en diagonal a
la ex tienda Dell'Acqua, es la puerta
de entrada al barrio pero también
una postal del pasado que sobrevive con
elegancia, somos afortunados como vecinos
de disfrutar todos los días de
este monumento histórico”.
Juan Manuel Castro