Rubén Gauna, historietista
oso/bear
Militancia igualitaria
en viñetas y aventuras
El sábado
22 de agosto por la noche va a presentar
en Jungla Hábitat Cultural (Guardia
Vieja 3580) su nuevo libro, Muerta en
Buenos Aires (El Oráculo Ediciones).
Lo hará junto a una exposición
donde reversiona tapas de históricos
discos del rock nacional con los personajes
de su novela gráfica.
-¿Cómo
fueron tus primeros pasos en la historieta
independiente?
-Dibujo desde que tengo memoria, pero
empecé a publicar gracias a las
redes sociales, por grupos de intercambio
de dibujos conocí a otros artistas
que no tenían difusión pública
hasta ese momento (no existía el
Facebook todavía y MySpace era
lo único más o menos masivo).
Por esa época principios del 2000
un compañero de facultad (estudiamos
Comunicación en la UBA) estaba
en una obra de teatro under y necesitaban
un dibujante para hacer un comic que sería
a la vez el programa. Presenté
un boceto y quedé. La obra era
una adaptación del Rocky Horror
Show y estuvo tres años en cartel.
Después de eso
presenté mis laburos en cuanta
editorial existe y no pasó nada.
Aparece el Facebook, subo mis dibujos
ahí ¡y me entero que hay
gente que quiere comprarlos! Así
que en el 2010 armé una historieta
llamada Horror, desperté con un
cazador, que era una comedia romántica
medio-auto-biográfica, duró
dos años a un ritmo de una tira
por semana y como la pedían la
publiqué completamente de modo
autogestionado. Y gustó. Todo iba
a terminar ahí, pero me pidieron
que la siguiera y al año siguiente
hice: Horror: la profecía osuna
del fin del mundo, era el 2012. Acá
me deliré y el romance pasó
a ciencia-ficción, super-héroes,
universos alternativos y viajes en el
tiempo. Tuvo una buena crítica
en Página/12 y eso me trajo público
nuevo.
-¿Cuáles
son tus referentes dentro de la historieta?
¿A nivel político y militante?
-Aprendí a dibujar cuando iba a
la primaria copiando a Quino, después
a Fontanarrosa de adolescente, de ahí
pasé a admirar a todos los dibujantes
de la Humor(r): Grondona White, Tabaré,
Crist, Maitena.
Una reseña que
hicieron en Estados Unidos de mi laburo
dice que soy “una cruza de Peanuts
de Schulz y Tom of Finland”, jaja,
algo hay, por lo de trabajar en tira de
pocos cuadros y el trazo simple por un
lado como es en las historias de Charlie
Brown, y por otro algo de erotismo homo-erótico,
pero no mucho, aunque casi siempre mis
personajes quedan medio desnudos, pero
solo para mostrar lo peludos que son.
No hay sexo explícito y es algo
que me critican mucho, pero creo que con
la cantidad de sexo que hay en otras obras
está bien ser la excepción.
Y ahí te nombré a mi referente
militante: Tom of Finland, aunque mis
dibujos no tengan ni el 1% de su obra,
lo tengo como referente sobre todo porque
era lo único del tema que había
en mi adolescencia y me marcó muchísimo.
También por el respeto que le tengo
por haber publicado esos laburos en una
época pre-histórica de la
militancia.
“No
hay sexo explícito y es algo que
me critican mucho,
pero creo que con la cantidad de sexo
que hay en otras obras
está bien ser la excepción.”
-¿Considerás
tus historietas una forma de participación
política?
-Sí, creo que sí, más
allá del humor y las situaciones
inverosímiles de mis personajes,
en el fondo hay una exposición
tanto de ellos como mía de cuál
es mi posición frente a ciertos
temas, en Horror por ejemplo hubo matrimonio
antes de que se aprobara la ley, también
se habló de familia y de adopción.
Y si no hay sexo es porque lo que me interesa
es que el público que lea las historias
no venga por el morbo de ver coger a dos
tipos, sino para que vea cómo vivimos,
qué sentimos, y que no todo termina
en los personajes estereotipados de las
novelas de Pol-ka o los escándalos
de las locas y el circo del Bailando por
Un Sueño.
Si bien empecé a dibujar para mi
comunidad, me siento mucho mejor cuando
es el público “heterosexual”
el que me comenta mis historias. Ahí
siento que voy por buen camino.
-¿Cómo
llegaste a definir tu trabajo como “bear
art”?
-La definición ya existe, en el
2010 fui “Best Bear Artist”
en la encuesta de un blog yanqui: The
Complete Bear, gané en esa categoría.
Dentro de la “cultura bear”
(o de osos como se traduciría acá)
hay de todo desde diseños de ropa
hasta libros de cocina y yo caigo en el
estante de ilustrador, que somos muchos
en todo el mundo. Para quienes no son
del ambiente les cuento que los bears
u osos son los barbudos y peludos del
ambiente gay y que se formaron como grupo
definido con costumbres y lugares de encuentros
a fines de los 80s, época en que
el referente de la estética gay
eran los hombres delgados lampiños
o depilados, muy producidos. Un oso muestra
todo lo contario y es un poco la imagen
que ahora se vende como "lumbersexual"
en contraposición a los metrosexuales.
-¿Cómo
es tu proceso creativo? Solemos ver que
subís mucho material, mucho sobre
el proceso, en redes sociales. Tenés
un ritmo fluido.
-Me gusta compartir el “making of”,
depende de lo que esté haciendo,
pero para las tiras primero tengo una
idea general y después la voy armando
sobre la marcha, más o menos es
una tira o página por semana. Para
las tiras trato que en cuatro cuadros
se desarrolle una idea con principio y
fin, que el último cuadro tenga
sí o sí un remate cómico
y que deje algo para continuar a la siguiente.
Suena pretencioso, me da algún
que otro dolor de cabeza, pero sale. Y
las ideas como dice un amigo vienen de:
algo que me pasó, algo que me contaron
y algo que se me ocurrió para unir
todo, jaja. Casi siempre se me ocurren
cosas mientras viajo en el bondi al laburo,
así que llego desesperado para
escribirla y que no se me olvide.“No
hay sexo explícito y es algo que
me critican mucho, pero creo que con la
cantidad de sexo que hay en otras obras
está bien ser la excepción.”
“...los
bears u osos son los barbudos y peludos
del ambiente gay”
-¿Cómo
fue el proceso de escribir y dibujar Muerta
en Buenos Aires? ¿Cómo pensaste
la interacción de personajes de
obras anteriores?
-Cuando terminé Horror los personajes
principales, coincidiendo con mi vida,
se separaron, así que tuve que
recurrir a los secundarios para darles
protagonismo. Formé un grupo a
lo Scooby-Doo que tuvieron que investigar
la desaparición de un dibujante
en medio de parques de diversiones en
los 70s. La historieta se llamó
El misterio de Guibu.
Al año siguiente se me ocurrió
después de ver la película
argentina del título parecido que
mis personajes investigadores podían
seguir investigando pero en los 80s. El
villano terminaba preso y “alguien”
paga una fianza para que salga y haga
un “trabajito” pero se le
va la mano y termina uno muerto. El comic
está basado en algo real, la rivalidad
que había a fines de los 80s entre
la Rock & Pop y la Z-95, fue una competencia
violenta sobre todo por parte de la rockera,
entonces se me ocurrió hacer un
“qué pasaría si…”
y así arranca la historia. Como
en Twin Peaks el asesino se descubre a
la mitad de la historia, pero la segunda
parte y por un viaje en tiempo ida y vuelta
a la actualidad, el villano comienza una
venganza contra los 80s.
Hay muchas referencias a música,
películas, personajes, y lugares
ochenteros porque bueno mi adolescencia
pasó ahí.
“Odio
Palermo Soho,
es como pasear por el barrio de Stacy
Malibú.”
-¿Qué
era de tu vida por aquellos años?
¿Para vos queda algo vigente de
aquella ciudad y de aquella movida? ¿En
el presente cuáles son tus lugares
favoritos de Buenos Aires?
-Por aquellos años me acuerdo del
secundario y las salidas con mis compañeros:
el cine, el Pumper-Nic, jaja. Los boliches,
la ropa, todo eso. También era
muy melómano y escuchaba mucha
radio y por un programa de radio que hacían
[Mario] Pergolini y [Ari] Paluch en 1985
me enteré de los fans clubs de
bandas que paraban los sábados
a la tarde en Galería Jardín
en la calle Florida. Ahí conocí
a los que fueron mis amigos de esos años
y por eso hay toda una parte en muerta
en ese lugar. También me acuerdo
que nos juntábamos en “video-bares”.
Éramos tan subdesarrollados que
no teníamos MTV en casa... jajaja.
La ciudad era muy distinta, aparte coincidió
que mi adolescencia empieza justo con
el período democrático de
Alfonsín. Entonces había
un clima de alegría, de libertad,
de locura por todos lados. Y había
muchos lugares para ir y ver de todo.
No llegó a ser la Movida Madrileña
pero algo tuvimos. Creo que hoy no queda
nada de eso, por ahí la cultura
graffitera sea lo único que perdura
de esos años. O los espectáculos
de Fuerza Bruta como una expresión
de fusión de arte que te cae y
te sorprende. Del presente mis lugares
favoritos son San Telmo y las galerías
viejas de Corrientes y Lavalle que todavía
tienen algo del pasado. Odio Palermo Soho,
es como pasear por el barrio de Stacy
Malibú [la muñeca Barbie
de los Simpson].
“Mi
adolescencia empieza justo con el período
democrático de Alfonsín.
Entonces había un clima de alegría,
de libertad y de locura por todos lados.”
-¿Cómo
nació la idea de hacer las tapas
en homenaje al rock nacional? ¿Qué
opinás de la presencia de espacios
culturales como Jungla en un barrio como
el Abasto, hito cultural y contracultural?
-Cuando me llamaron de un centro cultural
del Abasto para presentar Muerta en Buenos
Aires me pidieron una exposición
de trabajos, así que les ofrecí
la idea de las tapas de discos de los
80s pero intervenidas por mis personajes.
Me dieron el OK y ahí me puse a
laburarlas, traté de que quedaran
las más representativas por el
disco y la época, por el arte de
tapa, y fundamentalmente que tuviera a
los músicos retratados. Hasta ahora,
junto al homenaje a Madonna, son las series
de las que más orgulloso estoy.
Aplaudo que existan espacios como Jungla,
más en un lugar de tradición
histórica y cultural como el Abasto
en todo sentido, y que tuvo desde Gardel
hasta Luca Prodan.
-Sos un referente
de la producción independiente
y participás de muchas ferias y
exposiciones, ¿cuáles han
sido las mayores satisfacciones personales?
-Mis mayores satisfacciones, como ya te
conté, son cuando mis historias
llegan a otro público y no al que
inicialmente fue pensado. Pero lo que
más satisfacción me da es
cuando me llaman de otro país para
usar mis dibujos en alguna fiesta o alguna
marcha. Por ejemplo, en Costa Rica usaron
mis dibujos en una manifestación
pidiendo por la ley de matrimonio. En
Colombia decoraron todo un camión
de osos en la Marcha del Orgullo. Y lo
más lejano fue en Eslovenia. Desde
donde me pidieron permiso para armar un
poster para la primera fiesta de osos
eslovenos. Esto es una manera de representar
al país en el mundo y eso es lo
que más me enorgullece.
-A futuro ¿qué
proyecto tenés en mente?
-Por ahora tengo bastante trabajo por
delante y por un buen tiempo, lo más
inmediato es la nueva tira Re-gordas salvajes
con los personajes de todas mis historietas
y basada en historias que les pasaron
a mis amigos pero llevados a lo más
bizarro posible. La estoy dibujando ahora
y espero tenerlo publicado para noviembre
y poder presentarlo en la Feria de la
Marcha del Orgullo de este año.
También sigo en el grupo de historietistas
autobiográficos La gran 7, con
los cuales ya editamos un libro en junio
compilando todas las páginas que
hicimos el año pasado y se fueron
viendo en Facebook. Ya tenemos material
para el volumen dos que saldría
a fin de año y en estos días
arrancamos con la tercera temporada. Y
como me queda tiempo, jaja, tengo otro
proyecto que se verá impreso en
2016: es una historia que estoy dibujando
llamado “M es por monstruo”,
con un guión escrito por Tomás
Wortley, que es un escritor que trabaja
como guionista en Disney Argentina. Y
que narra la odisea de un orco que trabaja
en una oficina y sufre la discriminación,
primero por ser una criatura mágica
y después porque es acusado de
un crimen. La historia mezcla personajes
fantásticos viviendo en la actualidad
y cargando con esto de ser apartados por
ser “diferentes”. Creo que
algo sé del tema...
J.M.C.