Breves reflexiones sobre
la educación pública porteña
Creer en la educación
pública
Nota inspirada en la última
campaña publicitaria del GCBA con
intención de reflexionar sobre
la educación pública con
intención de que ésta mejore.
Situación
edilicia
Sabemos que el estado edilicio no es el
ideal, cuestión que excede la gestión,
pareciera ser un estigma porteño
de las últimas décadas.
Lo que sí corresponde a la actual
gestión es un cambio importante
que involucra empresas. Antes era el mismo
gobierno quien debía hacer el mantenimiento
y las reformas, mientras las cooperadoras
recibían subsidios que vehiculizaban
gran parte de esos trabajos, particularmente
los de menor escala. Eso promovía
la acción directa, organizados
desde “las bases” los padres
que participaban y veían el problema
de cerca podían hacer algo porque
accedían a los medios. Bajo el
argumento de hacer todo más eficaz
se involucraron una serie de empresas
que ahora hacen el mantenimiento de modo
cautivo. Lamentablemente muchas veces
no solucionan las cuestiones de modo suficientemente
ágil y encima tampoco realizan
reformas mayores... Las cooperadoras continúan
existiendo, pese a que lo ingresado por
subsidios es mínimo, y recae en
éstas solucionar cuestiones edilicias
menores e incluso son las que muchas veces
se mueven para conseguir partidas para
reformas más importantes.
Materias
Cuando el futuro jefe de gobierno, Horacio
Rodríguez Larreta, iba por los
canales repetía que en las escuelas
públicas de la ciudad hay inglés
desde primer grado. Antes era a partir
de cuarto. La pregunta podría ser
¿hasta qué punto eso suma?
Hay estudios que sostienen que (al margen
del bilingüismo) no conviene meterle
un segundo idioma a los chicos pequeños
cuando están formando su idioma
materno. Y por otro lado: ¿cuál
es el nivel real del inglés que
se ofrece? ¿O será cuestión
de impacto, como con las notebook, que
se entregaron sin tener en cuenta cómo
incluir su uso en la currícula
escolar actual? Más importante
que aprender algunos colores en inglés
en primer grado es que no les quiten horas
de historia a los secundarios y que den
filosofía, arte y otras materias
que cultivan al ser humano brindando origen
y sentido a la existencia.
Almuerzo
¿Cuántos de los lectores
saben que en la escuela pública
los chicos que van a jornada completa
acceden a un plato de comida pago? Sí,
pago, salvo que puedan demostrar bajos
ingresos para lograr una beca deben abonar
la comida que envía la empresa
contratada.
¿Hacia
dónde apuntar?
Considero una escuela ideal la que busca
rescatar lo mejor de cada individuo. En
lugar de homogenizar sería cuestión
de potenciar los recursos dados y ofrecer,
sin rigidez dogmática, otras herramientas
aceptando que todos somos diferentes.
La escuela pública continúa
con las notas, los boletines y todas esas
presiones que escuelas ejemplo, como la
de Finlandia, vienen quitando. Acá
incluso se sigue haciendo repetir a los
pibes. Aunque el vocablo actual es “permanencia
en el grado” la situación
sigue siendo la misma: repetís
por no llegar a las expectativas planteadas.
Y sigue dominando el modelo sarmentiano
de ponerse la camiseta sin necesariamente
haber reflexionado. La escuela no debería
ser un lugar de juras sino de reflexión,
capacitación y desarrollo personal.
También es un espacio de encuentro
social y eso debería ser vehiculizado
con una mayor cantidad de actividades
lúdicas. Porque en el juego se
aprende. Y ahí se inculcan los
verdaderos valores: no hacer trampa, ser
honesto, seguir reglas, etcétera.
Público
o privado
Por último, y sin entrar en detalles
numéricos. Esta gestión
ha aumentado los subsidios a las escuelas
privadas mientras que el presupuesto a
las públicas continúa estancado
con resultados de docentes poco satisfechos,
bibliotecas pobres, cuestiones edilicias
y alimenticias limitadas, pocas visitas
a un natatorio (en una escuela del barrio
van a aprender a nadar solamente los de
quinto grado y para trasladarse se utiliza
prácticamente todo el subsidio
que brinda el estado para pagar el micro)
cuando todo pibe debería poder
aprender a nadar.
Debería ser ley que todo funcionario
envíe a sus hijos a la escuela
pública y se atienda en hospitales
públicos. Tal vez de esa manera
tendrían mayor interés en
cuidar lo público, pues su trabajo
trata, directa o indirectamente, de administrarlo.
R.S.