Johrei Center de Almagro
Limpiando energía
por un mundo mejor
Este mes conocimos
el Johrei Center, un espacio que mediante
la agricultura orgánica, el arte
y el trabajo con la energía vital
propone generar el paraíso terrenal.
Nos contactó Marisa
Sorondo, una agradable mujer, con
intención de presentarnos un espacio
de “transmisión de energía”
que desconocíamos en pleno rioba:
el Johrei Center de Billinghurst
324.
Brevemente nos explica
que se trata de un método de transmisión
de energía vital porque consideran
que si las personas están limpias
a nivel energético estarán
sanas y el mundo podrá así
mejorar.
Johrei significa
luz divina en japonés
aunque según la misma fuente (Wikipedia)
se puede leer “Joh” como purificar
y “rei” como espíritu.
Se trata de un movimiento que nació
hace ochenta años de la mano de Mokichi
Okada (también conocido
como Meishu-Sama), y que actualmente cuenta
con unos tres millones de seguidores.
Nos acercamos a
la sede del barrio y tuvimos el honor de
encontrarnos con el ministro Marcelo
Rodríguez, “especialista
en comportamiento humano”. Sin embargo,
antes de la charla de presentación
con ambos, pasamos -por pedido de voluntad
propia- por una práctica concreta,
recibiendo energía de manos de uno
de sus miembros. Aproveché para descansar
la mente y hacer una pequeña meditación,
al menos de a ratos, porque el mono loco
(la mente) no es fácil de detener.
Luego me sentí cómodo, tranquilo.
Además el espacio es muy agradable.
Ministro Marcelo Rodríguez
El
trabajo en sí me recuerda al Reiki
y les pregunto al respecto, ¿en qué
se diferencian? Rodríguez explica:
“la energía es siempre la misma.
Ki, chi, prana, energía vital, según
la disciplina. Ahora, el Johrei tiene tres
pilares, el intercambio en sí que
se hace mediante la postura de las manos,
la agricultura natural -con amor y gratitud
poniendo en práctica procedimientos
correctos en el trato con la tierra, sin
agrotóxicos- y el arte; principalmente
el Ikebana, arte floral. Todo es para aportar
a un mundo más sano, mejor para todos”.
“El
Johrei tiene tres pilares (...) la postura
de las manos, la agricultura natural -con
amor y gratitud (...) sin agrotóxicos-
y el arte; principalmente el Ikebana, arte
floral. Todo para aportar a un mundo más
sano, mejor para todos.”
Rodríguez
es de São Paulo y ha vivido unos
años en Bolivia transmitiendo estos
saberes. Desde hace catorce años
que está radicado acá. La
charla es amena y vemos muchos puntos en
común, dado que soy practicante y
docente de Taekwon-Do y de Yoga. Me cuenta
que, de joven, él incursionó
vía las artes marciales: “Nos
acercábamos a un centro para aprender
artes marciales y nos íbamos interesando
por el Johrei. Desde cómo se conseguía
el colgante [que habilita la transmisión]
hasta el estado meditativo, que lo relaciona
directamente con la práctica marcial”.
“Es un sistema
japonés, famosos por su inteligencia.
Sin embargo, ellos más que inteligentes
son disciplinados. Su lema es «la
disciplina vence a la inteligencia»,
porque en la constancia se ven los frutos”
explica.
Le pregunto cómo
se sostiene la fundación: “Al
ser brasilero hay veces los nuevos me preguntan
si tenemos relación con la Iglesia
Universal. La realidad es que no tenemos
nada que ver con esa iglesia. Acá
no cobramos nada, el espacio se sostiene
con donaciones voluntarias.”
Marisa cuenta su propia
experiencia: “llegué al centro
con una pésima salud y estaba muy
mal económicamente. Hoy me siento
rebosante. Pero sigo trabajando en mí.
Tengo una tendencia a involucrarme en proyectos
y posponer la parte económica”.
Miembros pasando energía en
uno de los salones.
Marcelo explica que más
allá de la transmisión de
energía los miembros pueden tener
charlas con él con el fin de irse
orientando y organizar así mejor
su vida. Me cuentan que el sistema Johrei
es jerárquico piramidal con sede
de cabecera en Japón y que son muy
pocos los que viven de ésto. Sin
embargo, son muchos los que se benefician.
“Vos mismo, cuando andes caminando
por acá, pasá y recibí
energía, verás cómo
te vas recargado. Son bienvenido”
me propone el ministro.
La generosidad y simpatía
de ellos se reflejan no solamente en esa
agradable invitación, que hace extensiva
a nuestros lectores, sino que además
Marisa me obsequió una pequeña
hermosa flor real (que ya está en
un pequeño altar en Reazendo) y Marcelo
Rodríguez un libro que contiene pensamientos
de Mokichi Okada el fundador de esta escuela
o religión, no sabría cómo
definirla. Lo que sí es seguro es
que a muchos les hace muy bien. Y si es
en paz y en equilibrio con la naturaleza
y por un mundo mejor ¡adherimos y
les deseamos los mejores augurios!
R.S.
Johrei Center, Billinghurst
324