CARTAS & APORTES
Editorial 186, Sr. Rafael
Sabini, Una decepción
Esperando ser atendida
en el CESAC de la Av. Medrano, tomé
la revista Nº 186 de Diciembre 2015.
Comencé leyendo su editorial. Primeros
párrafos con datos que, a medida
que iba leyendo, hacían crecer
mi interés en chequear su información
y saber más de nuestros gobernantes.
Aunque permítame que del párrafo
tercero no estoy de acuerdo en utilizar
el término "tipo" al
referirse a un Ministro.
Pero todo mi interés cayó
rotundamente cuando inicia el párrafo
que hace referencia a la Ministra Patricia
Bullrich con la expresión "pese
al vinito no quiero olvidarme".
Ud. deja asentado que "con un vinito"
está dando su opinión para
que lea el vecino.
¡Las incoherencias que puede decir
alguien bajo los efectos del alcohol!
¿Se lo puede tomar en serio? Yo
no.
Esperemos contar con comunicadores que
no dependan de sustancias para informarnos.
Que tengan coherencia, libertad y transparencia,
pero no con actitudes decadentes y para
nada ejemplificadoras.
Paula Reymondes
Vecina de Almagro
paulareymondes@...
Estimada Paula Reymondes
Soy abstemio, eso no hace que dejen de
interesarme los recursos literarios.
Que tenga un feliz 2016.
Rafael Sabini
Las promesas de la Plaza
de Mayo
del 9 de diciembre (parte 1)
Volvía yo de vivir
esa plaza del reconocimiento a Cristina,
en el día de la finalización
de este primer ciclo kirchnerista, cuando
la televisión me mostraba las imágenes
de un abogado, dirigente de una de sus
asociaciones, engreído y bastante
imbécil, que comparaba la Plaza
del 9, la de Cristina, colmada por la
muchedumbre que derramaba sobre sus adyacencias
quien sabe hasta donde, con las de otras
Plazas de Mayo célebres también,
la de Blumberg, la de Galtieri, la de
algún Alfonsín. “Cualquiera
llena la Plaza” fue su desafortunada
y ridícula conclusión. Y
más allá de que ni siquiera
numéricamente es incomparable,
se abstraía de sus significaciones
y sus probables proyecciones.
En primer lugar esa muchedumbre reafirmó
una vez más que el kirchnerismo
no es una etapa más del peronismo
sino que impregnó al movimiento
nacional en una considerable proporción
y que llegó para quedarse porque
una parte importante del pueblo asimiló
esta experiencia otorgándole significación
histórica profunda. Claro, desde
la lejanía de un televisor, tan
sólo se ve una masa entusiasta
(y amorfa según ciertas ideologías),
pero se diluye la carnadura del agradecimiento
emocionado, la transmisión de ese
crecimiento político que la presidenta
denominó “empoderamiento”
y que convierte en militantes concientes
de lo popular y nacional a cientos de
miles de hombres y mujeres de diversos
estratos sociales, edades y orígenes
geográficos.
Luego demostró también que
la derrota electoral del 22 de Noviembre
“no es una derrota estratégica
para el pueblo como lo fue en otros momentos
históricos: en los golpes de 1930,
1955 y 1976… La derrota no significa
un retroceso definitivo para el proyecto
nacional popular, que recién en
20, 30 años se va a poder reconstruir.”
(Gabriel Merino , 7-12-2015). A lo sumo
esa es la aspiración de los sectores
dominantes que sueñan con un fin
de ciclo y la muerte del kirchnerismo
pero que vacilan ante la escasa diferencia
con que triunfaron en las elecciones y
el protagonismo de la retirada estratégica
de la reafirmada líder del movimiento
nacional. Es mas probable que la derrota
electoral alumbre con sus enseñanzas
un camino de rectificaciones de los errores
cometidos y coloque en otro nivel la conciencia
sobre las transformaciones necesarias
para un país que alcanzó
los límites posibles para este
capitalismo tardío y dependiente.
Deseo y convicción, la consigna
mas coreada al salir de la Plaza histórica
contenía el “..vamos a volver,
vamos a volver…”.
Cristina es la única dirigente
capaz de convocar – y sin nostalgias
en el último día de su presidencia
– a un caudal popular de tanta significación
y con ello replantear los términos
de los realineamientos y los rumbos de
la reconstrucción del movimiento
nacional, popular, democráticoy
latinoamericanista, aún poderoso
a pesar de los últimos golpes y
de las divisiones. Las ilusiones de los
sectores de derecha del peronismo que
especulaban con el debilitamiento del
kirchnerismo como producto del serio traspié
electoral deberán ser postergadas
y analizar -y si son perspicaces hasta
esperar- las iniciativas de quienes han
sido los protagonistas principales de
este período turbulento y feliz
de la argentina. Por supuesto es momento
de amplitud y de resignar todo vestigio
de sectarismo. En ese sentido fue valorable
la participación de Daniel Scioli
en el acto de instalación del busto
de Néstor en la Casa de Gobierno
y los gestos mutuos que prometen una nueva
era de debates
democráticos en el marco de la
unidaddel movimiento popular.
Lido Iacomini
Revalorizando la profesión
En tiempos de campaña
electoral muchos políticos han
hablado sobre educación: “Debemos
lograr una educación pública
de calidad, con computadoras para todos
los alumnos, inglés desde primer
grado, ofrecer doble escolaridad para
que el niño esté más
tiempo en un lugar seguro, etc etc…”.
Sí, es cierto, un lugar más
seguro que la escuela no creo que exista,
pero todo eso que mencionan ya existe
en las escuelas pública de la ciudad
de Buenos Aires.
¿Qué pasa que aunque existen
todas estas ventajas, los chicos siguen
sin apropiarse de los saberes mínimos?
La escuela a lo largo de los años
se ha convertido en una institución
asistencialista, pasando el saber y el
conocimiento a un segundo plano. Mucho
se escucha en la escuela: “Venimos
porque así nos ahorramos un almuerzo,
dijeron nuestros padres”.
Evidentemente hay algo que estamos haciendo
mal.
La escuela imparte conocimientos, es eso
esencialmente. ¿Qué hace
que el objetivo principal quede desplazado?
Aquí se pone en juego políticas
de estado que hace que la escuela deje
de cumplir con su función específica
y dé asistencia a los alumnos y
a sus familias.
Una de las claves del próximo gobierno
será generar trabajo que permita
a los padres tener un sueldo con qué
alimentar a la familia. Todos sabemos
que un niño mal alimentado poco
puede aprender, en tal sentido los comedores
brindan una importante ayuda, pero dentro
de la actividad de una escuela es solo
una parte, los niños necesitan
útiles escolares para trabajar,
por ejemplo.
La escuela no debe perder de vista su
objetivo principal que es la enseñanza.
Mucho se hizo y hay mucho más por
hacer en tema de educación para
seguir siendo un país de excelencia.
Marisa Sposato