El legado
vasco en la historia de San Cristóbal
Plaza Euskara
A
fines del siglo XIX funcionó en
Independencia y La Rioja una cancha de
pelota donde hubo competencias deportivas
y festejos sociales.
La carabela Cristóbal
Colón y dos bergantines navegaron
tres meses rumbo al sur hasta anclar en
el Riachuelo. El explorador Juan de Garay
pisó tierra el 29 de mayo de 1580
y echó a andar. Tardó casi
dos semanas en ir de La Boca a la actual
esquina de Rivadavia y San Martín
(noroeste de Plaza de Mayo), donde, al
evocar a los reyes hispanos, el 11 de
junio colocó la piedra fundacional
de Buenos Aires ante soldadesca, clérigos,
aventureros de Asunción. Ese día
creó la «Nueva Vizcaya»,
aludiendo a su tierra. La ciudad de la
Trinidad y el Puerto de los Buenos Aires
celebraron el raro orgullo de ser fundados
dos veces, antes por Pedro de Mendoza
(1536).
El acto de Garay contó
con un gesto que sus compatriotas vascos
iban a repetir: plantó un árbol
en suelo porteño en gesto fundacional.
Desde entonces las raíces vascas
se aferraron a la ciudad puerto.
La «Nueva Vizcaya»
creció de a poco, con loteos de
tierras y ante la adversidad de ser la
ciudad más austral del mundo. El
resto es historia: Virreinato del Río
de la plata, Revolución de Mayo,
Independencia, Guerras Civiles, Unitarios
y Federales, Constitución, Generación
del 80 y así.
La presencia vasca en todos
esos momentos fue importante, en particular
a fines del siglo XIX y principios del
XX cuando la inmigración representó
un gran número de manos que labraron
estas tierras.
La Plaza Eúskara en la fiesta
de los franceses. Caras & Caretas.
Idea
original
Muchos vascos se apostaron en los alrededores
de San Cristóbal, barrio donde
la comunidad tuvo su Plaza Euskara, la
cual contaba con la cancha de pelota paleta
más importante de Buenos Aires.
Su creación obedeció a una
reivindicación identitaria: en
julio de 1876 el gobierno español
suprimió las Leyes originarias
Vascas (fueros) que habilitaron por siglos
el diálogo entre la monarquía
española y los vascos del sur del
Pirineo. En Buenos Aires, en marzo del
1877 trece jóvenes vascos se reunieron
en el café de Perón 410
(antes se llamaba Cangallo) y crearon
la Sociedad “Laurak-Bat” (“Cuatro
en Uno”, alude a las regiones vascas
peninsulares: Álava, Guipúzcoa,
Navarra y Bizkaia) y levantaron sede social
en 9 de Julio y Belgrano.
Los jóvenes vascos
además compraron para celebrar
sus tradiciones el solar de San Cristóbal
ubicado sobre Avenida Independencia, entre
La Rioja, Estados Unidos y Urquiza (en
ese entonces llamada Caridad). Invirtieron
593.000 pesos por aquellos 16.900 metros
cuadrados, según San Cristóbal
web y CECRA.
La cancha de pelota
ocupaba gran parte del muro sobre la calle
Rioja. En el ala derecha de la plaza había
un sitio destinado al ejercicio de la
barra y otros juegos gimnásticos.
“Contiene un magnífico juego
de pelota, en el que se están ejecutando
algunas pequeñas reformas, juego
de bolos, juego para la barra, una gran
construcción de dos pisos de palcos
y ocho órdenes de gradas que se
llenan en los grandes partidos, café,
restaurant, y bonitos jardines, en cuyo
centro se plantó y ha adquirido
desarrollo extraordinario un retoño
del secular Árbol de Guernica,
símbolo de las venerandas libertades
de la Euskaria”, contaban en el
periódico La Vascongada.
La plaza iba a inaugurarse
el domingo 29 de octubre de 1882, pero
como había mal clima se pasó
al miércoles 1 de noviembre. Ese
día se reunió la comisión
directiva del “Laurak-Bat”
en Plaza de Mayo. Eran las 13.30 cuando,
en compañía de tres tamboriles,
dieciséis bailarines y miembros
de la orquesta de la sociedad Euskarina,
marcharon hasta la Plaza Euskara en cuatro
carruajes descubiertos de la Compañía
Tranway de la ciudad de Buenos Aires,
contratados para el festejo.
El reloj iba a dar las dos de la tarde
cuando la caravana vasca se agolpó
sobre Avenida Independencia, entre saludos
y aplausos de vecinos y concurrentes.
Ubicaron a las personalidades destacadas
de la fecha en el palco de madera de dos
pisos que daba a la cancha de pelota paleta.
Lucía banderas de todos los países
en gesto de hermandad. Disfrutaron la
vista el Dr. Toribio de Ayerza, su esposa
Adelaida Zavala (padrinos de la plaza);
el embajador de España, Juan Durán;
el intendente municipal, Torcuato de Alvear;
el presidente de “Laurak-Bat”,
Antonio M. de Apellaniz, entre otros.
Lápida que indica el sitio donde
se colocó la piedra fundamental
de Buenos Aires.
Caras & Caretas.
Sucesos en el
verde
Desde entonces la plaza fue un lugar de
encuentro donde se vivieron momentos históricos.
En primer lugar, uno de los hechos más
representativos ocurrió en marzo
de 1882: se plantó un retoño
del Árbol de Guernica. Así
como hizo Garay al fundar la «Nueva
Vizcaya», sus descendientes trajeron
desde el otro lado del Atlántico
el máximo símbolo de las
libertades vascas: alcaldes y reyes vascos
juraban respetar las libertades vizcaínas
bajo este roble que ahora latía
en suelo porteño.
La Plaza de Independencia
y La Rioja además fue un gran antecedente
de la cultura de clubes de barrio. Allí
funcionó una escuela de deportes.
Llegaron a reunirse más de ocho
mil espectadores el 19 de abril de 1885,
cuando hubo un duelo de pelota vasca entre
"Chiquito de Eibar" Indalecio
Sarrasqueta (vasco) y "Paysandú"
Pedro Zabaleta (uruguayo), hitos deportivos
de su tiempo. Entre los asistentes estaba
Domingo Sarmiento, quién felicitó
a "Chiquito", el ganador del
encuentro.
El domingo 27 de noviembre
de 1892 se inauguró el primer torneo
gimnástico anual entre estudiantes
primarios. La organización corrió
por cuenta del Club Gimnasia y Esgrima.
El entonces Presidente de la Nación,
Luis Sáenz Peña, y sus funcionarios
visitaron la Plaza Euskara.
Otra celebración,
registrada por la revista Caras y Caretas,
aconteció durante el aniversario
de la Toma de la Bastilla en julio de
1900. “En la Plaza Éuscara
la concurrencia fué enorme oyéndose
entusiastas vivas á la República
Argentina y á la Francesa. Por
la noche los diversos centros franceses
establecidos en la capital abrieron sus
salones”. El registro fotográfico
muestra el palco de la plaza lleno de
concurrentes y banderas de distintas nacionalidades
para celebrar el aniversario.
El
final: Guernica deja San Cristóbal
A veinte años de su apertura, a
fines de 1902, autoridades de “Laurak-Bat”
vendieron el solar de la Avenida Independencia.
El 15 de noviembre se concretó
la operación. Los nuevos dueños
lotearon los metros cuadrados y vendieron
las parcelas. Más tarde se edificaron
algunos de los edificios que aún
se mantienen en pie, como es el caso del
conjunto arquitectónico donde funciona
una farmacia.
En cuanto al árbol de Guernica,
una vez vendida la plaza se trasplantó
a la sede de “Laurak-Bat”.
Por desgracia se secó. Con su madera
los socios armaron un “sillón
de bella talla” que, desde entonces,
usan los presidentes de la entidad. “En
su lugar se plantó solemnemente
otro retoño de un metro y medio
de altura, traído de Guernica,
que lleva en la institución 71
años convertido hoy en un roble
gigantesco”, destacan en “Laurak-Bat”.
Vale recordar que en 1937 se ensanchó
Avenida Belgrano, por lo que demolieron
la sede y armaron una nueva, la actual,
presentada al público el 21 de
octubre de 1939. La sede social es un
“Bien de Interés Histórico
Artístico” por el Decreto
de Nación 1163/2014.
El monumento a
Garay y un nuevo Guernica
En la Argentina post Centenario se celebraba
con énfasis cada nueva inauguración
en el espacio público. Por caso,
el viernes 11 de junio de 1915 en la plazoleta
"11 de Junio de 1580" (Ordenanza
Nº 21.975-1966, BM Nº 12.973),
ubicada hacia el norte de Casa Rosada,
se presentó un monumento a Juan
de Garay. El bronce del fundador de la
«Nueva Vizcaya» fue levantado
en un nuevo aniversario de su proeza ante
una Comisión de Homenaje, integrada
por diputados nacionales y de Santa Fe,
que se encargó del monumento.
También asistió
el entonces Presidente de la Nación
Victorino de la Plaza. La estatua fue
hecha por el alemán Gustav Heinrich
Eberlein (1847-1926). Al pie del monumento
ubicaron los escudos de las cuatro provincias
vascas: Vizcaya, Navarra, Alava y Gúipuzcoa.
“La ceremonia revistió gran
solemnidad y una verdadera muchedumbre
llenaba la calle alrededor del monumento”,
indican las crónicas de época,
entre ellas la de Caras y Caretas número
872. El diputado Cantilo hizo entrega
del monumento al municipio porteño
en representación de la Comisión
de Homenaje.
Al poco tiempo hubo un acuerdo
entre vascos porteños y peninsulares,
con pedido a autoridades vascas de por
medio, para plantar un retoño del
Árbol de Guernica junto al monumento
a Garay. “Laurak-Bat” estuvo
detrás de todas las gestiones y
concretó su objetivo con un festejo
el 11 de mayo de 1919. Las crónicas
de época, que figuran en el periódico
La Vascongada, narran que hubo baile hasta
la madrugada en la sede social de Laurak,
aparte de fervor en las calles por la
buena nueva.
Al pie del árbol,
una placa de bronce reproduce el frente
de la diputación y en lengua vasca
se lee: "Este roble es el árbol
de Guernica. Simboliza las libertades
baskas".
La historia vasca empezó
con un árbol plantado por Garay
para fundar la ciudad de Buenos Aires.
Sus descendientes disfrutaron veinte años
de vida social y deportiva a la sombra
de un Guernica en San Cristóbal.
La intensidad de este pueblo late en tierra
porteña.
J.M.C.
Poema aparecido en la revista Bascongada
San Sebastián T. 8 (1o sem. 1883),
p. 22.