Volvimos
a la normalidad
Una atrás
de la otra. No dan tregua. Había
preparado un editorial sobre los aumentos
promovidos entre la inflación y
la quita de subsidios al consumidor común
y de pronto hicieron públicos los
“Panamá Papers” donde
al estilo wikileaks ventilan información...
Con una diferencia, aquello abierto y
transparente (de hecho tanto Snowden como
Assange sufren las consecuencias), ésto
desde el gobierno norteamericano ventilando
ciertas cosas con ciertos propósitos.
El tema nos toca de cerca, dado que el
actual presidente de la Argentina, Mauricio
Macri, y unos cuantos funcionarios, resultaron
tenedores de cuentas offshore en paraísos
fiscales. Una situación similar
se dio simultáneamente en Islandia
y su primer ministro renunció.
En fin, en medio
de ese revuelo de hacernos conscientes
de que la familia presidencial, cuya deuda
pagamos como externa, gracias a Cavallo,
tiene dinero en uno o varios paraísos
fiscales, también ahora es acusado
por el periodista Greg Palast (del New
York Times, BBC y The Guardian) de haber
recibido dos millones y medio de dólares
para su campaña presidencial de
parte de uno de los principales tenedores
de fondos buitres, Paul Singer, con el
fin de lograr lo que se logró:
que la Argentina deje de evadir la deuda
a esos 7% de bonistas que no aceptaron
el canje oficial sino que patalearon por
el descomunal interés por ocho
años de préstamos, luego
de haber adquirido esos bonos vencidos,
y gracias a la palanca del juez neoyorkino
Griesa. Entre el reparto indudablemente
le tocó dinero a más de
un opositor porque tanto en Diputados
como en Senadores se aprobó el
reendeudamiento para pagar esta injusticia.
Dicho sea de paso y volviendo a la isla
nórdica, si fuésemos Islandia
los responsables estaría presos
y el pueblo no tendría deuda.
Pero en fin esto
es Sudamérica y es la única
forma de explicarse como las cosas se
dan vuelta, como en Perú, que encanó
a Fujimori por robo a la corona y ahora
su hija llega al balotaje presidencial
con una increíble ventaja. Mientras
la Patria Grande está peligrando,
porque hay intentos destituyentes en Venezuela
y en Brasil, como siempre palanqueados
por el gran capital y la mirada ávida
de empresas multinacionales y el Pentágono,
representados por blanquitos demócratas
que entre cacerola y cacerola disparan
con armas. En Uruguay no es necesario
porque la izquierda ahora parece que es
más derechosa que la derecha misma.
Ecuador sigue con Correa, pero Bolivia
no puede reelegir a Evo. Veremos cómo
se sigue desarrollando el subcontinente.
Si en vías tradicionales de subdesarrollo
o si se reflotan naciones que pretendan
pueblos empoderados y más libres,
con los costos que eso implica. Como no
estar fijado al dólar.
Y a todo esto
volvió Cristina a esta ciudad.
Rodeada de fans llegó para declarar
el 13 en una causa cuyo juez tiene en
la cuerda floja, tal vez por ser tan funcional
a ciertos sectores olvidando lo de la
división de poderes. Hoy veo un
pueblo resuelto a retomar y reconquistar
cosas. Que quiere justicia, no más
corrupción. Que pretende que las
cosas se esclarezcan. Incluso quienes
votaron a Macri creyeron en “desmantelar
las mafias kirchneristas”. Mientras
Clarín habla de “funcionarios
K” que van en cana, refiriéndose
a tipos que el kirchnerismo destituyó
hace años, dentro del gobierno
actual es un desfile de despidos para
tomar familiares, novias y amigos con
sueldos mucho más altos mientras
amigos como Niki Caputo ligan licitaciones
impresionantes. En fin, parece que si
hubo corrupción con Cambiemos mejoramos.
Mejoramos los números para los
amigos…
Rafael
Sabini
[email protected]