Piquete,
4g. La nueva generación
Manifestarse
es un derecho constitucional, pero cortar
las calles no, a menos que eso ocurra
por una cantidad masiva de concurrentes.
Esta es la premisa en que se basa una
resolución de la fiscalía
porteña. Este organismo reglamentó
cómo se aplicará en la Ciudad
el protocolo antipiquetes del Ministerio
de Seguridad de la Nación. La Fiscalía
le ordena a la Policía actuar de
oficio, abrir una ventana de negociación
y anteriormente a esta instancia derivar
la concentración hacia sitios donde
no afecten la circulación vehicular.
No obstante, el
viernes 1 de abril de 2016 tuvimos la
posibilidad de comprobar que esto no se
cumple. En Corrientes y Callao un grupo
de manifestantes (vendedores ambulantes
de la zona de Once) cortaron durante cuatro
horas esta emblemática esquina
porteña. La inactividad de los
oficiales de policía, la mirada
de los agentes de tránsito porteños,
la bronca de los automovilistas, y la
casi desafiante actitud de los manifestantes
(en su gran m mayoría inmigrantes
africanos) no conociendo el idioma y con
un pequeño núcleo de manifestantes
locales, convirtieron de la pintoresca
esquina, un coctel explosivo donde todos
friccionaban y se enfrentaban entre sí,
sin tener bien claro porque.
Todos tenían
razón en una parte de sus respectivas
posturas, los automovilistas a circular,
los manifestantes a expresarse, pero había
algo que faltaba que era de nuevo lo mismo
de siempre… FALTA DE REGULACION
DEL ESPACIO PUBLICO.
Se cambian versiones
de accionar, se quieren actualizar protocolos
de procedimiento del 2003, pero continua
la inacción de los organismos de
control, una pena que se inhiba la protesta
o el reclamo (como Uds. Prefieran llamarlo)
por la forma y también una pena
que no se pueda circular por nuestra ciudad
libremente. El último sábado
fui a presenciar un espectáculo
dentro del marco de la Secretaria de Cultura
de la Ciudad de Buenos Aires en forma
conjunta con los bares notables, todo
estaba perfecto… hasta que la energía
eléctrica dejo de funcionar en
un radio de 10 manzanas (desde Medrano
hasta Gallo)… ahí la gente
salió rápidamente con martillos
o palos a golpear los caños del
alumbrado público… empecé
a ver una sociedad más violenta
y reaccionaria (mal entendida) donde primaba
la bronca, la impotencia, el insultar
al automovilista, por suerte la luz volvió
después de un rato y la gente se
calmó. Pero lamentablemente pude
sentir mucha tensión en el ambiente,
una mala vibra que nos afecta a todos…
por eso amigos reclamemos a los dirigentes
que ordenen y regularicen el espacio público,
para evitar confrontar entre nosotros
cuando las soluciones no están
a nuestro alcance.
¡Abrazo
grande!
Eduardo Scofu
[email protected]