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Corazón Delator


Ante una situación de una presunta infracción en el barrio... ¿qué actitud tomaría Ud.?
    
…Hay algo oculto en cada sensación… automáticamente cuando vi esta situación en nuestra comuna, asocié la imagen con palabras, me resultaban todas chocantes, desagradables, antipáticas, y para ser sincero con Uds. ¡Lo mas suave era delator! Y había muchas cosas ocultas dentro de cada sensación, y también eran vestigios de una hoguera, (tal cual la canción de Soda). La imagen corresponde a una situación que vi y mi curiosidad fue tan grande que me llevo a intervenir. Sobre la calle Salguero cercano al pasaje Rauch, barrio de almagro, una mudadora estaba efectuando un hermoso trabajo de bajar un piano de cola de un vecino que vivía a contra frente que con el permiso de un buen vecino cedía su balcón para lograr bajarlo, la vereda estaba cercada por cintas y dos conos, todo era normal, hasta que un “corazón delator”, por llamarlo de alguna manera, se sumó a la escena pidiendo permisos y seguros de los laburantes, ante la negativa de los mismos, recurrió a un oficial de la comisaria de la seccional 9na que estaba de “consigna” a unos metros de ahí, en Lavalle esquina Salguero. El oficial se acercó a las tareas de mudanza, de modo amable les preguntó a los muchachos que si tenían la documentación en orden para hacer el trabajo, explicaron que sí (el oficial no tiene autoridad para requerirla), entonces la cosa parecía encaminarse y calmarse, no obstante el amigo con corazón delator indignado, dijo que no podían impedirle el paso por esos 8 metros de vereda... en ese momento me sumo como espectador con la intención simple de oficiar como mediador para que la situación no se desborde y tratando que la forma no impida el fondo de las cosas. El oficial sin respuestas, apelando al sentido común, le explicó que mientras él discutía los muchachos, terminaban el trabajo y le liberaban los ocho metros de vereda, en ese instante el amigo “corazón delator”, brotó en cólera y comenzó a pedir nombres de todos los presentes y actores de la situación, fotografiando frente de fachada, patente del camión, y hasta las caras de los muchachos y del oficial.
   Algo desmedido desde el origen, yo no sé dónde terminan este tipo de denuncias -o escraches a través de un teléfono- pero estoy convencido de que no es la manera de solucionar un desacuerdo. Esto abrió en mí un montón de interrogantes: ¿Está bien ser una especie de fisgón de lo que pasa en una ciudad? ¿Está bien intentar colaborar con los organismos de control ante irregularidades? (en este punto estaba de acuerdo) pero, entonces, ¿cuál era el parámetro de medida para todo?
   Muchos interrogantes y para mí siempre la misma respuesta: todo esto surge por la inacción y falta de regulación del Estado. No es necesario sumar más inspectores, sino cumplir las leyes y ordenanzas vigentes. Ojalá los dirigentes entiendan a la gente y no se dejen llevar por corazones delatores, ¡para que de una vez por todas CAMBIEMOS! ¡Ojalá se sumen más personas con corazones pro activos y no tantos PRO DELATORES!

Eduardo Scofu

[email protected]



Revista El Abasto, n° 192, junio 2016



 

 

 

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