Donde hay
amor, hay camino
La actualidad
no da tregua. Siempre una nueva noticia
para digerir, deportes, atentados, tragedias
o una nueva transgresión por parte
del gobierno, un nuevo atropello…
Pues, pese a haberse apropiado del discurso
de la autoayuda van generando una situación
tras otra con el único resultado
de que el ciudadano de a pie va perdiendo
poderes reales: en su poder adquisitivo
tanto como, paradójicamente, en
su tan preciada, para la derecha, libertad
individual.
Desde Cambiemos
se veía con malos ojos el rumbo
controlado de la economía desde
el estado en Argentina, mientras cada
vez más se nota su admiración
por modelos represivos y con mucho control
estatal. Sin embargo, ahora hay faltantes
de productos de necesidad, como la manteca,
y precios elevadísimos para otros,
como el aceite. Sin entrar en la problemática
de los servicios cuyo resultado debe haber
sido como un tiro por la culata para quienes
presiden “el cambio”. La “mano
invisible” no soluciona estas cosas,
paradójicamente, el estado nunca
les ha dejado de servir para hacer leudar
sus fortunas individuales.
Hoy hay un comercio minorista complicado,
la dificultad de mucha gente para llegar
a fin de mes, inflación, represiones,
injusticias, despidos, dificultades para
acceder a la vivienda digna, delincuencia,
complicaciones para ahorrar, desconfianza
del peso, violencia ante la protesta social,
etcétera. Problemas que por cierto
no nacieron con este “cambio”,
sino que vienen de arrastre desde hace
décadas. Pero no se ven políticas
para ir solucionando estas problemáticas,
todo lo contrario, muchas han ido creciendo,
con más fuerza y muchas veces sin
políticas que intenten refrenar
los problemas.
Para muchos
que están en caminos de autorrealización
les resulta de lo más negativo
ir notando estas tendencias. Es preferible,
nos enseñan muchos gurús
de la nueva era, el no ver lo malo, lo
triste, lo decadente: “Les sucede
a los de al lado, por algo será,
es su karma”. Y así mantienen
una sociedad de castas, su poderío
y encima creen así mantener limpia
su conciencia.
Sin embargo,
otros maestros sostienen que todos en
definitiva somos “uno”, y
que si sucede alguna desgracia al lado
nos sucede de manera indirecta también
a nosotros. Y pasar por esta tierra sin
mirar al semejante es no aprovechar la
lección que en definitiva nos da
la vida.
Tal vez no
hagamos la misma lectura política
de la situación, pero para detener
un instante la vorágine informativa
es importante sentarse un rato con uno
mismo y buscar percibir los verdaderos
valores de la vida, que es tan fugaz y
puede ser tan mágica. Y donde notes
amor, seguro encontrarás tu senda.
Rafael
Sabini
[email protected]