Limbo Teatros
Sergio Acosta me cuenta, con cierta nostalgia,
su experiencia en el Limbo Teatros, ubicado
por aquellos años en una antigua
casona del Abasto, en la calle Guardia Vieja
casi esquina Agüero y muy cerca de
Babilonia, una sala emblemática.
“En 1994 realizaba
tareas como operador de sonido e iluminación
y también como actor. El Limbo era
uno de los pocos lugares donde se armaba
varieté con actores de diferentes
escuelas y distintas disciplinas. Organizamos
festivales de clown y bufón cada
sábado y estrenábamos un espectáculo
con un tema diferente que, generalmente,
tenía connotación con la realidad
de ese momento. El resultado era un verdadero
match de improvisación, muy festejado
por la gente que colmaba la sala. Los Macocos
fueron los padrinos del lugar y también
actuaron en ese ámbito, que fue un
sitio no convencional. Tenía barra,
mesas, sillas, gradas, sillones y un entrepiso
que permitía la utilización
integral del espacio para ágiles
y dinámicas puestas en escena. En
1995 se hizo una refundación del
teatro y el grupo LaBola preparó
una performance alusiva a una parte, la
idea que queríamos transmitir era
que el Limbo volvía a renacer como
Club de Teatro. El lugar tenía una
capacidad para 120 personas. El público
se renovaba constantemente, entraba y salía
cuando quería. La consigna fue “El
espectáculo empieza cuando usted
llega”. La apertura era a las 22 horas
y el cierre muy de madrugada. Todo ese tiempo
con mucha buena onda, regado con buen vino
y buen rock nacional.
A mí lo único
que se me ocurre como para acompañar
a Sergio en el sentimiento (que en ese momento
estaba con la nostalgia al límite)
fue “batirle” por lo bajo: “Te
acordás, hermano, que tiempos aquellos,
si cuando me acuerdo, me pongo a llorar”.
P.C.
Revista El Abasto, n° 66 , junio 2005.