Cooperativa Impresiones
Barracas, otra imprenta porteña
recuperada por sus trabajadores. Roberto
Arlt diría:
Por prepotencia del trabajo
Con el año dos medios
vecinales La Urdimbre y
El Abasto comenzamos
a imprimir en la nueva Cooperativa Impresiones
Barracas. Los editores de ambos medios Alfredo
Roberti (A.R.) y Rafael Sabini (R.S.) nos
juntamos con el presidente José Vargas
(J.V.) y el secretario Raúl Martínez
(R.M.) quienes nos contaron acerca del reciente
proceso de traspaso de esta gigantesca empresa
a manos de los obreros mediante una cooperativa
de trabajo.

José Vargas –presidente–
y Raúl Martínez –secretario–
flanquean a un compañero de la Cooperativa.
Atrás, una de las enormes rotativas.
R.S.: Nos pueden
contar brevemente la historia de esta imprenta...
J.V.: Nace como un desprendimiento
de Talleres gráficos Conforti para
dedicarse a la impresión de guías
telefónicas, actividad que desarrolla
hasta la crisis del 2001, bajo el nombre
Conforguías. Ese año Conforti
quiebra y la planta de la avenida Patricios
1941 es recuperada por un grupo de trabajadores,
que la reconviertan en Cooperativa Gráfica
Patricios. Conforguías, por su parte,
sobrevive con lo justo y con la entrada
de nuevos socios sigue funcionando, aunque
con otro nombre: Inverprenta.
R.M.: Los problemas entre
los socios ocasionan la disolución
de la sociedad y la empresa pasa a ser manejada
exclusivamente por Raúl Gonzalo,
esposo de la hija de José Conforti,
el fundador de Talleres Gráficos
Conforti. Desde ese momento empieza la decadencia
y el vaciamiento: ningún socio, familiar
o empleado podía controlar a Raúl,
que terminó defraudando a obreros,
proveedores y clientes. Así llegamos
a diciembre de 2008 con los sueldos atrasados
seis meses y el ánimo por el piso.
A.R: ¿La
idea de conformarse como cooperativa fue
algo que surgió al ver amenazada
la fuente de trabajo o era un sueño
de antes?
J.S.: No era algo que nosotros
deseáramos. Cuando tocamos fondo
sólo reclamamos que se separe de
la empresa a Raúl Gonzalo. Cualquier
otro socio podía haber venido al
taller y buscar entre todos una solución,
pero ellos consideraron a la empresa irrecuperable
y se mostraron más preocupados en
salir lo más limpios posible judicialmente
que en la situación límite
que vivíamos los trabajadores y nuestras
familias.
R.S.: Más
allá de los papeles y estatutos,
la conformación de la cooperativa,
¿ha modificado las relaciones entre
ustedes, ante los clientes y en relación
con el trabajo?
R.M.: En la práctica, recuperar
un taller de estas dimensiones no es nada
fácil, la primera sorpresa que nos
llevamos fue el apoyo de los pocos clientes
que teníamos, ellos tuvieron desde
el principio más confianza en nosotros
que en la empresa. Uno de ellos nos prestó
dinero para evitar el corte de luz. Mientras
más gente se convencía que
Raúl Gonzalo no estaba escondido
en una oficina, más propuestas de
trabajo nos llegaban, algunas convenientes
y otras no, pero en general nos ayudó
mucho su ausencia. Hacia adentro del taller
nos aferramos a la estructura vertical de
la empresa, la única que conocíamos,
para llevar el día a día,
que cada cual haga lo que sabe. Sin embargo,
somos concientes que ésta no es una
empresa tradicional. Estamos tratando de
aprender todo lo que significa ser una cooperativa
Las charlas con José Orbaiceta del
INAES nos ayudaron mucho. Las decisiones
importantes por supuesto, se toman en asamblea.
R.S.: ¿Cómo
ven el futuro de la imprenta? ¿Cómo
queda la imprenta ante la familia de ex
propietarios, proveedores y bancos? ¿Seguirán
con este gigantesco galpón y las
tres rotativas o se viene un achique?
J.S.: Tenemos
muchos problemas, muy distintos a los que
teníamos en enero de este año,
más grandes, aunque también
más recursos para enfrentarlos. Y
estamos a la espera de algún subsidio
que nos ayudaría mucho pero aún
no sale ninguno. El inconveniente más
importante es el contrato de alquiler. El
anterior con la empresa ya estaba caído
de antes: esperamos en poco tiempo tenerlo
resuelto; está encaminado.
Hemos recompuesto la relación con
el Banco Credicoop con el que ya tenemos
cuenta y la mayoría de los proveedores
ya nos han dado un pequeño plazo
para pagar. El comentario que nos hacen
es que por su experiencia las cooperativas
son muy cumplidoras.
R.M.: Cuando nos juntamos
a pensar cómo seguir con el taller
vemos dos caminos posibles, concentrarnos
en tener una estructura chica, que haga
sólo impresión en rotativa
y que lo haga bien o ampliar el taller para
brindar un servicio más completo
sin recurrir a terceros. Veremos cuál
camino tomar más adelante.
J.V.: Con respecto a la
familia Conforti, la relación no
es mala, ellos consideran que hicimos lo
único posible, tienen más
problemas entre ellos que con nosotros.
Entre nosotros no hay una mirada uniforme
sobre porqué paso lo que pasó
y quién tuvo la culpa, pero si hubiera
que buscar un responsable principal, todos
coinciden en señalar a Raúl
Gonzalo, el que manejaba en los hechos la
fábrica.
R.S.: ¿Han
tenido relación o ayuda del Movimiento
de Empresas Recuperadas o alguna otra agrupación
por el estilo?
Hemos concurrido al seminario realizado
en la Facultad de Filosofía y Letras
sobre empresas recuperadas en agosto pasado,
más para escuchar que para hablar
y estamos ingresando a la Red Gráfica
Cooperativa, que intenta aunar el poder
de compra, de venta y político de
todas las cooperativas gráficas que
son más de doce y la Federación
Gráfica Bonaerense.
A.R.: ¿Qué
rol ha jugado el sindicato de los gráficos
en todo esto?
R.M.: El sindicato, mientras
la pelea era con la empresa hizo lo que
hacen los sindicatos, negoció, apretó,
soltó, se endureció, pidió
mediación con el Ministerio de Trabajo,
intentó ser conciliador e intentó
ser combativo, pero no pudo evitar que la
empresa acumulara más y más
deuda de sueldos. No sabemos si se pudo
manejar mejor o si cabe alguna crítica,
ni nos interesan las internas gremiales
ya que tenemos demasiados problemas de que
ocuparnos.
J.V.: Cuando se ve que
la empresa se acerca a la quiebra y la familia
propietaria no tiene ninguna respuesta crece
la idea de la cooperativa para intentar
salvar los puestos de trabajo. Nos han apoyado
mucho, la experiencia de las gráficas
recuperadas que se acumula y se transmite
a través del sindicato. Prestan asistencia
legal, apoyo político e incluso económico.
Nosotros creemos que sin las experiencias
anteriores en Patricios, Chilavert y las
demás, nuestro proyecto no existiría;
no lo habríamos considerado posible.
Ellos mostraron un camino y nosotros ahora
tenemos que hacer el nuestro, el de la Cooperativa
Impresiones Barracas.
Alfredo Roberti y
Rafael Sabini
Revista El Abasto, n°
114, octubre, 2009
Epílogo.
Marzo 2010.
J.V.: "El 2010 empezo
con dos logros importantes para nuestro
pequeño proyecto colectivo, el primero
fue la incorporacion de una nueva torre
de enfriamiento de agua para nuestra rotativa,
una compra hecha con mucho sacrificio pero
indispensable teniendo en cuenta los problemas
continuos que empezaba a causar el viejo
equipo. El segundo y aun mas importante
fue la firma del nuevo contrato de alquiler
del predio de 2500 m2 donde funciona nuestra
cooperativa, un acuerdo que aporta tranquilidad
a nosotros y a nuestros clientes que pueden
disponer del mismo para almacenar papel
o mercaderia".