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Desde el Borda


Hace catorce meses, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, anunció el cierre de los hospitales Borda y Moyano. En reemplazo de éstos, se levantarían diez centros de internación en varios puntos de la ciudad. Además, se propuso la creación de doce hospitales de día y casas de medio camino. A más de un año del anuncio, se licitaron los nuevos centros de internación. Mientras tanto, la incertidumbre se hace sentir dentro del hospital municipal de psiquiatría Borda.
    Inversiones en pabellones que aún no pueden ser utilizados son sólo una parte de esta realidad.
    La Ley de Salud Mental, la 448, en el articulo 14 se establece como efectores a los “hospitales monovalentes de salud”, es decir, incluye al Borda. Además, a través del Art. 17, se autoriza “la docencia y la investigación en los efectores de Salud Mental”.
     “El interés no es mejorar la salud mental, sino apropiarse de estas tierras que ocupan los hospitales para realizar un negocio inmobiliario, llamado a concurso de ideas al Colegio de Arquitectos, abril de 2008.”. Enuncia un comunicado de la Junta Interna de Delegados del hospital.
     Miguel Sánchez, delegado general adjunto de ATE, con respecto a las obras: “Son obras que sólo tenían que terminarse”. “Llamaron a licitación por estos pabellones. Votaron los diputados para que se apruebe y se logró un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El dinero fue asignado, pero ahora nadie dice a dónde fue a parar”, reconoce con indignación.
    La obra de refacción del pabellón Amable Jones, un edificio histórico del siglo XIX, está concluida, pero no se produce la entrega de la obra. “La empresa dice que desde el gobierno de la ciudad les pide que transforme esas obras para hacer oficinas de Desarrollo Social, algo que no tiene nada que ver con el hospital”, adelanta Sánchez. El delegado asegura: “Están las camas para los pacientes, hay baños hechos para los que no se pueden mover, está todo terminado pero no se puede usar”. Similar es el caso del pabellón central, donde se encuentra demorada la reparación de la red de gas.
    Por otro lado, el día a día en el hospital es “muy difícil”, el equipo médico tiene que “contemplar” la necesidad de muchos pacientes que “preguntan que va a suceder”. “Es una gran preocupación” la que se vive en los servicios del hospital. En la actualidad, alberga cerca de 800 pacientes. Varios “perciben que sucede”. A veces, es necesario “contenerlos para que no salgan”. Algunos querían “ir a donde sea para pelear por el hospital”. “Los internados toman al hospital como su hogar”, sostiene Sánchez. “Yo de mi casa no me quiero ir”, dicen, según Sánchez. “Acá encuentran su ámbito, su comunidad dónde manifestarse entre ellos. “Cómo afuera no se dan las condiciones para que se puedan reinsertarse, acá encuentran su lugar”. Un ejemplo de esta contención es la radio comunitaria la Colifata, asociación civil impulsada por internos y ex-internos del Hospital.

J.M.C.

Buenos Aires, 19 de junio del 2009






 

 

 

 

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