Mucho ruido y pocas nueces
La obra de Shakespeare da
para todo, para revisitarla cuantas veces
uno quiera, y de la mejor forma que a cada
quien le parezca… Pues, bien esto
fue lo que hizo el teatrista Edgardo Dib
con la obra de su autoría Iago, escena
para un crimen, (y de Margó Menéndez).
Aquí el protagonista ha dejado de
ser Otelo y, de hecho, el que le da nombre
a esta versión de la tragedia shakesperiana
es el personaje de Iago. Pero aquí
no termina la audacia… Sino que la
historia se resume sólo en los personajes
centrales: Otelo, Desdémona, Cassio
y, por supuesto, el personaje que da nombre
a esta historia; Iago. Pero la búsqueda
de esta propuesta no concluye aquí,
sino que los personajes masculinos son interpretados
por mujeres, las que sin abandonar en ningún
momento su condición de féminas
se asumen como hombres. ¿Será
por esto de asociar siempre el poder con
la sexualidad y que a esto siempre se lo
ligara con lo masculino? De hecho, todas
las actrices que aparecen en este espectáculo
son mujeres muy grandilocuentes con sus
cuerpos. Y claro, que al estar interpretado
por mujeres el tono erótico de este
relato se magnifica.
Es muy interesante
la idea conceptual que encontró Dib
en esto de poner en escena la trama pergeñada
por Iago y, tanto es así, que será
necesario ponerlo en palabras; por esto
serán las mismas actrices, las que
enuncien durante el transcurrir del espectáculo
las escenas sucesivas… Cosa de que
no quede ninguna duda de que se está
actuando, y que lo que estamos viendo es
eso: teatro; representación; ficción,
en definitiva. Que mejor, entonces, que
si estamos ante una representación
espectacular, entonces, no haya, por momentos,
una cierta atmósfera de cabaret.
Lo que termina de explicitarse con el leit
motiv del musical Cabaret, claro.
En Iago, escena
para un crimen se ha puesto todo el acento
en la construcción del relato pero
es una pena que esto haya hecho perder por
completo la densidad y los conflictos que
padecen sus seres… ya que al estar
tan claro que se está ante una representación
las actrices ponen en evidencia todo el
tiempo que sólo están actuando
y así el mundo interno de los personajes
directamente se pierde, desaparece, quedando
todo solo con elección estética.
Y si bien es muy atinado el uso del espacio
y de ciertos elementos como el catre y esa
lámpara con la que, literalmente,
ilumina Iago lo que a él le interesa
de lo que se nos cuenta, todo queda sólo
en el marco de la anécdota. No mucho
más que eso. Es
sólo un show; teatral, sí,
pero show, al fin… En resumen, demasiada
elaboración de la forma para tan
poca consistencia en su contenido.
Marcelo Saltal
[email protected]
FICHA TÉCNICA:
Obra: Iago, escena para
un crimen. Autor: Edgardo
Dib y Margó Menéndez.
Elenco: Stella Barndolín, María
Cecilia de Feo, Erica Spósito
y Julieta Vigo. Dir. Edgardo Dib. Sala:
Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556,
tel: 4867-5185. |
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Revista El Abasto, n°
114, octubre, 2009