Para salvar al Molino

Este martes a las 19,  la Facultad de Arquitectura de la UBA hará una clase pública en defensa de la confitería de Callao y Rivadavia.
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Hace años los vecinos de Balvanera y organizaciones de defensa del patrominio tienen como uno de los temas de agenda la protección de la confitería El Molino, único en el estilo arquitectónico "Art Nouveau". Su estado edilicio actual es calamitoso —incluye nidos de palomas, murciélagos y ratas, entre otras contrariedades— y el paso del tiempo atenta contra su restauración; incluso lo convierte en un edificio peligroso por su abandono.

"Su estructura se deteriora día a día por falta de mantenimiento", lamentó Martín Marcos, titular de la Cátedra de Introducción a la Arquitectura Contemporánea de la UBA, la cual dará este martes una clase pública para difundir esta situación.

Marcos es el que impulsa esta "movilización situacionista que busca poner alarma, poner un grito para despertar a la sociedad y al Estado sobre cómo se arrumba cada día más un edificio que es un emblema histórico y representante más fiel del estilo vanguardista del siglo 19", según consignó ante Télam.

"Buscamos generar una alarma y una demanda para sacar de su letargo a la sociedad y hacerla reaccionar frente a esta situación, ya que no alcanza con intervenir la fachada y ponerle una tapia a la planta baja. Para eso vamos a colgar tazas vacías, para que el público y los políticos que salen del Congreso presten más atención", dijo el profesor.

El Molino acompañó desde 1917 la vida intelectual, política y social de la Argentina. Personalidades como Alfredo Palacios  Lisandro de la Torre, Leopoldo Lugones, Carlos Gardel, Oliverio Girondo, Roberto Arlt y las jóvenes Niní Marshall, Libertad Lamarque y Eva Perón pasaron por sus elegantes mesas.

El proyecto de la Confitería fue obra del arquitecto Francisco Gianotti y posee una cúpula y aguja de 65 metros de altura, una marquesina metálica, refinados vitraux italianos, por lo que su estilo la transforma "en una verdadera joya de la arquitectura mundial", detalló Marcos.

Desde 1997, año de su cierre, el edificio fue declarado monumento histórico nacional por ley del Congreso Nacional, área de protección histórica por el gobierno porteño y edificio catalogado de alto valor patrimonial

"Pero tantos cuidados lo terminaron ahogando ya que finalizó atrapado en una telaraña judicial que discurre por pleitos por quiebra y por la disputa de la sucesión de su dueño original Cayetano Brenna", indicó Marcos.

T.L.

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