Mauricio Macri realizará mañana una pospuesta visita al nuevo edificio de la AMIA, en la calle Pasteur. Esta visita al barrio implica la reunión con integrantes de de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).
    Sin embargo, la polémica está en que el jefe comunal no podrá dejar un arreglo floral en el monumento a los 85 fallecidos durante el atentado de 1994.
   "No somos quienes para prohibirle la entrada a Macri ni a nadie, pero lo único que vamos a insistir es que a nosotros no nos complace que entre al edificio de la AMIA y seguimos sosteniendo que el mejor homenaje que le puede hacer a los familiares es tomar el ascensor ir al piso que tiene que ir, bajar e irse", afirmó Burstein en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
   A representación política de la comunidad judía nacional en su 75 aniversario y por el bicentenario patrio. En este sentido, la visita se tendría que haber hecho el año pasado, pero debido al malestar que despertó el respaldo al Fino Palacios el encuentro se debió posponer.
   La relación entre Macri y esta comunidad no tiene los mejores antecedentes. Todo comenzó con la designación del “Fino” Palacios al frente de la Policía Metropolitana. Hay que recordar que el integraba las filas de la Federal en aquel entonces y estuvo acusado de encubrir pistas para resolver el caso.
   El segundo punto estuvo relacionado con el escándalo del espionaje porteño. Sergio Burstein denunció que fue espiado y acusó al gobierno de la Ciudad como autores intelectuales, cuyo ejecutor el ex policía Ciro James.
   Más reciente, las expresiones de Macri sobre la política de inmigración en el marco de la toma del Parque Indoamericano no dejaron contenta a la colectividad judía. “El racismo y la xenofobia tienen manifestaciones preocupantes en nuestro país, por su creciente extensión, por las lesiones materiales y simbólicas que provocan y por las implicancias socio-culturales que revisten", replicó la DAIA en un comunicado.

J.M.C.