Docentes porteños asistían a una capacitación en la escuela pública de Acuña de Figueroa al 800. De refrigerio les daban alfajores.

Cuando ya algunos los habían comido entre docentes empezaron a vocear la fecha de vencimiento. “La mayoría ya lo había comido. En mi caso sólo la mitad y me avisaron que estaban vencidos”, relató Elisabeth, maestra de una escuela pública que participaba de la actividad.

La docente apuntó contra la organización de los cursos que depende del Ministerio de Educación porteño. “Es una desorganización total, podrían hacerlo por meses, no amontonar un montón de gente”, se quejó. “Es una falta de respeto a las personas”, agregó la docente que pertenece al gremio Ademys.