La cita de las 20 horas comenzó muy aporteñadamente a las 20:30 donde la licenciada en historia, Catalina Cabana, presentó ante una sala colmada en el primer piso de la Casa del Tango su libro sobre el Abasto, que justamente traza un paralelo con la historia de nuestra música ciudadana.

En su paneo definió al porteño como habitante dentro de los límites de la General Paz, ¡aunque hacia el sur de Juan B. Justo!, mezcla de inmigrante y nativo, con dialecto propio (el lunfardo), con necesidades de vivir el momento los cuales se reflejaron históricamente en el baile y en el café. Reconoce que hoy la cultura del tango no es lo que fue, comenzando a decaer más o menos en la misma época en que el Abasto también decae por la molestia en introducir camiones hasta ese gigantezco templo de cemento cuya finalidad era distribuir comida por la ciudad.  Sostiene que el comienzo de aquel ocaso vino unos cuantos años después del incendio que duró tres días en los años 50. El cierre definitivo data de mediado de los ochenta, época en que el tango estaba ya en el 'submundo'. 

Según Cabana el resurgimiento del tango hoy viene acompañado con la reformulación del Abasto como centro cultural; y ambos, con mutaciones, vienen renaciendo. Se puede percibir, sostiene, desde el momento en que el gobierno decide invertir en el dos por cuatro con el festival y mundial. Y se refleja en el resurgimiento de una serie de orquestas y formaciones. Y opina que si bien todo aún dista mucho de la época de oro del tango, cuando esa música invadía todos los rincones, hoy cada vez tiene mayor influencia y reconocimiento.

Su tesis sobre el porqué nació en el Abasto tiene su basamento en el acervo cultural que carga el Abasto, su historia, los lugares y referentes relacionados a nuestro barrio, así como también la vibración actual dado que el tango hoy está muy vigente por el vecindario. Barrio no castral que por otro lado define a su modo: de Sarmiento (para mí llega a la vía) a Cabrera (será para incluir la casa de Troilo, como lo hicimos alguna vez cuando teníamos la redacción por Gallo, casi Cabrera) y de Pueyrredón a Medrano (para mi ahí sería tal vez un poco menos abarcativo).

El tango, opina, es del porteño, nace en el puerto… ¿entonces por qué no La Boca? Porque no hay casi nada de tango ahí, sostiene, en comparación, claro, con el Abasto que no tiene barrio que lo sombree en cuanto su acervo tanguero. “La Boca está bueno para la foto, reconozco”, dice risueña, “pero si querés vivir el tango, reconocer sus orígenes, su historia y conocerlo a fondo tenés indefectiblemente que pasar por el Abasto”.

Brindamos por el Abasto, por su libro (que contiene muchas citas a la revista El Abasto entre su amplio bagaje bibliográfico) que pronto estará con ella de gira por algunos lugares, varios en el extranjero. ¡Éxitos!

R.S.