Llegó desde Europa. Tano en la sangre, recorrió el viejo continente y se impregnó de la efervescencia punk que latía en los setenta. Llegó a un país que empezaba a levantarse, cual posguerra, de la última dictadura militar.

En el aire se percibía un cambio y una apertura para exorcizar tantos años de silencio. Allí estaba Luca, junto a los demás integrantes de Sumo. Micrófono en mano, marcó un antes y un después en el rock nacional.

No sólo eso, ya que supo interpretar la escencia del lugar donde vivía. "Mañana en el Abasto" es el testimonio donde Luca recrea su capacidad de convivir entre la nostalgia porteña y sacar jugo a esa experiencia.

Cada recital de Sumo era único. Cada momento en que el pelado explotaba su espontaneidad, hombro a hombro con los mejor músicos, quienes han continuado al día de hoy proyectos como las emblemáticas Divididos y Las Pelotas.

Hace 24 años se nos iba uno de los íconos de la cultura rockera nacional. Fue en una habitación de su vivienda ubicada en la calle Alsina 451, en San Telmo, actualmente reformada como espacio cultural.

En el barrio se lo recordó con una noche de festejo. Fue en el Bar Emergente, en Gallo 333, a pasos del shopping. Allí el grupo Tomates podridos homenajeó a “Ginebrita” bajo el nombre en una presentación en vivo.

Es más, este año el sitio Cultura Rock Under realizó un tributo a Sumo con 22 grupos emergentes, quienes reversionaron 22 temas de la banda de Luca. En nuestra última edición gráfica entrevistamos a Rod Briones, quien interpreta, nada más ni nada menos, "Mañana en el Abasto".

T.L.