“En conmemoración a las 129 obreras textiles de Nueva York, que en 1908 por reclamar igualdad laboral fueron encerradas y prendidas fuego, recordamos también las víctimas de la violencia, social, política  o familiar que se cuentan por miles en todo el mundo", introdujeron.

"Del pasado traemos el recuerdo de las  Mariposas Mirabal, tres hermanas que enfrentando a la dictadura de Trujillo fueron asesinadas, no de un tiro como se hacía a los opositores varones, sino a golpes de palos por ser mujeres”, recordaron. 

“Del presente, en nuestro país a las 50 mujeres que el los dos últimos meses del año pasado fueron asesinadas por el solo hecho de ser mujeres, 9 de ellas fueron quemadas”, denunciaron.

 “Ser mujer hoy, como ayer y tal vez mañana, implica desafíos y oportunidades. Porque es un Desafío Lograr el delicado equilibrio entre la mujer ancestral que cobija, que escucha, o puede hacer maravillas con un simple plato de arroz, con la mujer salvaje que todas llevamos adentro, que sabe usar sus instintos, su inteligencia, buscando su espacio en la vida y en el mundo, rebelándose ante los intentos de domesticación”.

“Y así, convirtiendo esos desafíos en oportunidades... vemos a la mujer: disfrutando el milagro de ser madre o negarse a serlo, más allá de leyes y prohibiciones. Atrapada en la violencia de su compañero,  pero que puede decir basta, enfrentando su propio terror e injustificada vergüenza.

Viajando a loma de burro para llegar a la escuelita rural. Abriendo un comedor de la nada. Asumiendo la defensa de sus compañeros como delegada gremial, o  las que  toman en sus manos el destino de su empresa, recuperando una fuente de trabajo. O aquellas que desde su lugar dirigente, profesional, intelectual, social, empresario, político, respetando y valorando su ser femenino, trata de  generar una nueva forma de ver el poder, ablandando sus aristas más duras.

También están nuestras mujeres símbolos; como Eva Perón, a quien aún hoy juzgamos como si hubiera actuado en política durante 50 años, y solo vivió 32años..., las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que cuando la violencia política irrumpió en sus hogares, se convirtieron en referentes de nuestro pueblo. O aquellas que preservando los secretos de su historia, nos traen aún hoy la palabra clarificadora de los pueblos originarios.

La que estudia, trabaja, cuida a sus niños y a su hombre o esta sola pero que honran su vida cada día y que, más allá de los dictados de la moda, usa los pantalones bajos la remera alta y muestra sus rollitos. La que espera a sus nietos con una rica comida. La que toma en sus manos el arte, desenfunda una guitarra cantando sus verdades, toma el texto de una obra para hacernos vibrar con su magia,  o busca el desenfado de una murga para mostrar su cuerpo y gritarnos sus alegrías y dolores.

No hay un orden de importancia en estos desafíos asumidos por las mujeres, porque así la vida cotidianamente nos pone a prueba y doblando la apuesta generamos  los cambios”.