Al vetar la ley sancionada por mayoría el 27 de septiembre por la Legislatura, Mauricio Macri, ratificó que en la Ciudad de Buenos Aires rige la resolución 1252, firmada por el ex ministro de Salud porteño Jorge Lemus.

Dicha disposición somete a las mujeres que soliciten acceder a un aborto no punible a pasar por un procedimiento judicial. Esto se ve como un retroceso cuando en realidad la Corte Suprema rechazó todo procedimiento judicial en el ámbito de la salud que pueda servir de obstáculo para violentar la voluntad de las mujeres.

El veto constituyó el decreto 504 y llevó fecha del lunes 22 de octubre, pero trascendió ayer. Aunque la ley 4318, a que hace referencia, no estipula tipos penales sino simplemente dispone la regulación de una disposición de salud pública, el texto firmado por Macri señala que el proyecto sancionado “contiene prescripciones que exceden los lineamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, desconocen la homogeneidad del sistema jurídico establecido por la Constitución Nacional y contrarían expresas disposiciones constitucionales y del derecho de fondo”.

Para la legisladora María José Lubertino esto muestra “otra vez el doble discurso y la doble moral de Macri. Nos habla de república y decreta el veto N°107; nos habla de modernidad y termina obedeciendo los designios fundamentalistas religiosos. Dice que la Ley de Aborto No Punible sancionada por la Legislatura excede el fallo de la Corte Suprema de Justicia y no es así”. La legisladora por el FPV agregó “Es cínico decir que una niña es adulta para obligarla a ser madre pero, sin embargo, no es adulta para que pueda decidir interrumpir ese embarazo”.

Para la legisladora porteña María Elena Naddeo (Frente Progresista y Popular) presidenta de la Comisión de Mujer Infancia Adolescencia y Juventud de la Legisladora porteña, manifestó que “el veto de Mauricio Macri expresa una total tergiversación de los contenidos del Fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Según Naddero es “una interpretación capciosa del Código Civil, sujeta la decisión de una adolescente violada a la voluntad de sus representantes legales. Confusión que ignora el concepto de autonomía progresiva de la Convención de los Derechos del Niño, texto que consideramos superior a la norma civil invocada”. Y agregó: “Esto confirma la orientación  conservadora y empresarial  del Jefe de Gobierno de la Ciudad, siempre al servicio de  los intereses privados y de la conculcación de los derechos consagrados”.

Por su parte la legisladora del Movimiento Evita (FPV) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Secretaria General de la Mesa Nacional por la Igualdad, María Rachid, expresó: "Esperábamos que Macri no vete esta ley que sancionamos, respetando la decisión de la Legislatura, teniendo en cuenta que es una ley en todo conforme a los lineamientos del fallo de la CSJN, una ley que logramos aprobar en el recinto, a través del diálogo, el debate y gracias al compromiso que los diputados y diputadas de los bloques de la oposición demostramos tener con los derechos de las mujeres. Lamentablemente lo que no lograron los legisladores del PRO, quienes intentaron obstaculizar sistemáticamente la posibilidad de sancionarla desde el inicio del debate en la Legislatura, lo realizó el Jefe de Gobierno con un nuevo veto que demuestra una vez más que la intención de Macri es inhabilitar el Poder Legislativo”.

La legisladora por Buenos Aires para Todos, Laura García Tuñón, ante la noticia agregó: "sobre todo porque se llegó al consenso con una ley muy discutida en casi seis horas de debate el 27 de septiembre en donde se expusieron todas las posiciones y hubo una mayoría de votos para aprobarla". "Que Mauricio Macri la vete después, hay que entenderlo como una voluntad política manifiesta de cercenar un derecho, desoír el fallo de la Corte Suprema de Justicia e ignorar a la oposición".

Para la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, constituyen “un serio retroceso en la defensa de los derechos de las mujeres” según Página/12 de hoy.

Macri mismo se definió en alguna oportunidad como "Jefe del Veto", y ya con 107 vetos a cuestas el epíteto no es para tomar a la ligera. Triste es que este veto tiene una carga trascendental para muchas jóvenes y mujeres que, hasta violadas y ultrajadas, tienen que recorrer los mil y un vericuetos burocráticos para lograr abortar.

R.S.