Todo tiempo pasado ¿Fue
mejor? ¡Sí!
Suelo compartir recuerdos,
historias, evocaciones y un café
con otro jubilado en un cálido bar
del barrio. Esa tarde el semblante preocupado
y pensativo de mi acompañante, me
impulsó a preguntarle ¿qué
ocurría? Lento y pausado me dijo:
“Yo la pasé mal desde chico,
nací en un hogar humilde de un barrio
pobre. Tuve que laburar desde pibe, empecé
repartiendo diarios, vendiendo La prensa
ganando dos guita, como dice el tango. Después,
entré en un aserradero y la cosa
fue peor, tenía que acarrear tablones
y al final del día quedaba planchado.
Me consiguieron algo más liviano
en un frigorífico, el trabajo que
hacía era realmente repugnante. Fui
cocinero en un buque de carga y realicé
tareas en un cementerio de las que no me
quiero acordar. Pasaron los años,
me “premiaron” con la jubilación
y ahora leo los diarios y trato de mantenerme
informado. Las noticias que transmiten son
realmente alarmantes por el problema en
sí y por las consecuencias que perturbarán
la psiquis de la mayoría de la gente
que ya ve con recelo y temor cualquier expresión
de amistad, un beso, un abrazo o simplemente
un apretón de manos”.
El mozo que nos trajo el café, confirmó
y testificó los temores de mi amigo,
que también son los míos.
P.C.
Revista El Abasto, n° 111, julio, 2009.