EE.UU.,
Israel, ¿cambian o cambian sus estrategias?
Aceleración
de tiempos
Tras medio siglo desde que
“el sistema interamericano”
expulsara a la “manzana podrida”
de la canasta americana, sobreviene el levantamiento
de tal medida.
¿Por qué el Ministerio de
Colonias de EE.UU. ha arrumbado aquella
resolución de 1962?
Seguramente hay
muchos factores que hacen a la modificación
del cuadro, como en la película Nos
habíamos amado tanto que podríamos
parafrasear Nos habíamos odiado
tanto; Cuba no es la misma y, EE.UU.,
Obama mediante, tampoco.
Pero se nos
ocurre que hay un elemento catalizador y
decisivo: la nueva oleada independentista
sudamericana, apoyada en los procesos que
sobre todo han tenido lugar en Bolivia y
Venezuela, pero no solamente allí,
se caracteriza por romper cada vez más
con la dependencia hacia el Gran Hermano
del norte. Allí
está la UNASUR, por ejemplo, como
expresión de esa movida.
Y los estrategos
estadounidenses deben haber visto sin duda,
que la deriva de los países del sur
los está alejando de su eje tradicional
articulado en la OEA.
Ya se han escuchado “demasiadas”
voces para terminar con la OEA e inaugurar
una era de alianzas y entendimiento de países
americanos… al sur del río
Bravo. Es decir, sin EE.UU. (ni Canadá).
Esa constelación incluirá
sin duda a Cuba.
Y desde EE.UU. prefieren mantener “la
unión” y para ello están
hasta dispuestos a reincorporar a Cuba.
Cuba, digamos así,
ha rechazado –nos parece que criteriosamente–
el retorno al redil.
Algo similar estamos viendo
con el conflicto palestino-israelí.
Cuando decimos similar, encontramos la similitud
en los tiempos en que “se encuentran
nuevas propuestas” para salir del
atolladero, que ha venido regado con tantas
matanzas.
Tras el anuncio del presidente iraní
Ahmadineyad de un mecanismo de referendo
absolutamente pacífico y democrático
en la reciente conferencia sobre racismo
realizada en Ginebra, rebautizada como Durban
II, para resolver el diferendo palestino-israelí,
ha rebrotado con inusitada fuerza “la
idea de los dos estados”: al lado
del estado de pureza étnica israelí,
que exista otro de pureza étnica
árabe palestina.
La detallada propuesta
de Ahmadineyad se presentó ante enviados
de prácticamente todos los países
del orbe, y aunque, como bien cuenta Sever
Plocker en su crónica (“La
doctrina de Ahmadineyad”, www.ynetnews.com,
2/6/2009) apenas el comienzo de su alocución
provocó el retiro de la sala de representantes
de la UE, se quedaron a escucharlo, atentamente,
los de África, Asia y los de nuestra
América morena, aunque por lo visto
no los medios de incomunicación de
la región, que misteriosamente poco
y nada han dicho de semejante reunión
de la ONU. La Nación (BsAs,
19/4/2009) ha restringido su torrente comunicacional
a “informar” que “EE.UU.
Canadá, Israel, Holanda y Australia”
se han negado a participar por “temor
a que surja antisemitismo”. Evidentemente,
la presencia de uno o dos centenares de
representantes del 85% de la población
mundial no representa, para La Nación,
“la humanidad” como esos cinco
estados. El Argentino (BsAs., 21/4/2009),
por su parte, ha titulado a todo trapo que
“Ahmadineyad fue abucheado”
en dicha conferencia, induciendo a creer
una irrealidad, al no aclarar que se trataba
de un grupo sionista disfrazado de payasos
que lograron ingresar al recinto como perico
por su casa y que tuvo que ser retirado
por la guardia porque empezaron el batuque
no para criticar, siquiera burdamente, al
orador sino para impedir que hablara. Las
muy atinadas palabras del presidente iraní,
al que se lo acusa de negacionista y que
por provenir tal acusación de medios
de incomunicación de masas tan falaces,
convendría verificar, fueron seguidas
de retiros de las delegaciones europeas.
Vale la pena conocer la versión “oficial”
que nos regala el mismo periódico.
Dijo el representante español: “hemos
seguido la consigna de la presidencia (checa)
de la Unión, que era que en el momento
que escuchásemos comentarios no aceptables
para Europa abandonaríamos la sala.
El presidente ha hablado de un estado racista
(en referencia a Israel) y por eso nos hemos
ido". Como se ve, la verdad causa
escozor. Y disciplinas cuartelarias.
Pero dejando de
lado la desinformación a que en el
Río de la Plata somos sometidos,
tanto por pro-Kas como por anti-Kas a un
lado del río, y por batllistas o
frentistas del otro lado, tras la última
matanza en la Franja de Gaza y ahora ante
el anuncio de Ahmadineyad, ha rebrotado
con inusitada fuerza “la idea de los
dos estados”.
¿Por qué?
El proyecto de Ahmadineyad
hace peligrar la existencia misma del Estado
de Israel, al “devolver la pelota”
a la ONU de lo acaecido desde 1948: instauración
de un único estado (por otra parte,
el único proyectado por la Declaración
de Balfour de 1917); la inconfesable e insostenible
decisión europea de hacer pagar a
palestinos lo sufrido por judíos
a manos de europeos, la explotación
inmisericorde del “sentimiento de
culpabilidad de la URSS, EE.UU. y los estados
europeos propiciando que apoyasen”
el robo de las tierras palestinas.
Ahmadineyad advierte que
aquel “error” de 1948 se ha
ido magnificando con el tiempo y lo vemos,
por ejemplo en la violencia y el despojo
creciente que Israel ejerce sobre los nativos
palestinos hasta “convertirse
en el foco de la iniquidad global y en el
factor primordial de desestabilización
del planeta.”
¿Qué
pasaría si la propuesta del presidente
iraní avanza, tiene eco? La dirigencia
del enclave sionista lo tiene claro: más
vale plegarse a “la solución
de dos estados” puesto que Israel
así asegura su permanencia mediante
la aceptación de un bantustán
mancillado, desgastado, hecho trizas, al
lado, al que ni siquiera proyecta usar como
“colonia” puesto que el sionismo
propende a la “pureza” territorial.
Para que quede clara
la duplicidad de los dueños del poder
en Israel, al mismo tiempo que, por enésima
vez, un representante, esta vez de EE.UU.,
Hillary Clinton, defiende “la idea”
de un estado palestino, el premier israelí
anuncia, esquizofrénicamente, que
piensa seguir expandiendo los asentamientos
colonizadores en Cisjordania.
¿Este pas de
deux suena conocido a lo largo de las
últimas décadas?: un dirigente
israelí o amigo propone la idea de
un estad(it)o palestino y el gobierno sionista
no lo niega, hasta lo apoya, pero entremientras,
avanza en el despojo al territorio palestino.
A veces hay que cambiar
algo para que todo siga como está.
Indudablemente es la estrategia de el
poder. Nos referimos a EE.UU. en las
Américas y a Israel en Palestina.
Pero, por suerte, no juegan solos.
Luis E. Sabini Fernández*
* Docente del área de Ecología
de la Cátedra Libre de Derechos Humanos
de la Facultad de Filosofía y Letras
de la UBA, periodista y editor de la revista
futuros del planeta, la sociedad
y cada uno.
Buenos Aires, 5 de junio
del 2009