Viento de aire fresco
Si no llueve este sábado
22 desde las 14 estamos festejando en la
calle, Humahuaca, entre S. de Bustamante
y Billinghurts los 10 primeros años
de la Casona Cultural Humahuaca. ¡Con
Cumbre de Juegos Callejeros (Cujuca) y torta!
A continuación, algo sobre este mágico
espacio.
Entre lumpenaje, banalidad
pequeñoburguesa y renovación
capitalista encarnada (en el nacimiento
del shopping Abasto) este pasquín
buscaba otros vientos, más allá
de los pequeños comercios autosustentables
que bancaron desde entonces nuestra publicación
barrial. En aquel entonces parecía
que ese “viento” soplaba sólo,
y apenas, por algunas de las pequeñas
salas teatrales.
Pronto dimos con un prometedor
centro cultural que proponía otro
modo de relacionarse, de gestarnos y de
interactuar. Como imanes atraídos
parimos, también con Alberto y una
amplia red de instituciones zonales, el
MapAbasto. Éste nació con
un gran evento cuatro días antes
de que el país se levantara en contra
del estado de sitio.
La propuesta lúdica
de la Casona Cultural Humahuaca, mediante
el autoanálisis y el pulido para
el mejor trabajo grupal, a través
de la diversión del juego, con profesionales
como Los del Marco o hasta con el pin-pong
y el teg mostró otro modo más
descontracturado de encarar la vida. Los
Cujucas vuelven a priorizar el juego para
el desarrollo físico y mental individual,
así como reconstructor del vapuleado
tejido social. Así la Casona presenta
un modo muy humano, solidario y por demás
eficiente de encarar la salud social, siendo
altamente conciente de la impronta que genera
el entorno inmediato, el barrio, en el vecino…
Indirectamente pone al
ciudadano en actividad al proponerle tomar
las riendas de su creatividad y su propio
camino. En todo esto es un espacio altamente
revolucionario, como una puerta a otro mundo
posible, desde un cambio interno y cercano.
No es la única puerta, ni pretende
serlo, y tal vez también por eso
propone entrelazarnos para potenciarnos.
Tampoco es casualidad que esa
casa tenga una magia única. Está
en sus “genes”, acobijó
a una gran artista en los ochenta y antes
de eso había proveído al vecindario
de algo tan esencial como la leche. Pero
la magia no nace únicamente del espacio
físico. La Casona es la gente que
la integra, o que la integró: quienes
sirven en el acogedor café, los parroquianos,
los vecinos por las inigualables milongas
callejeras, el grupo de las baldozas por
la memoria, todos sus talleristas, la maqueta
del Abasto y, como no decirlo, su duende
y alma Mater, desde dónde se da la
posibilidad de crear bajo otro paradigma.
A todos, pero especialmente a Guille que
le viene dedicando plena energía
desde sus comienzos, ¡Felicidades!
Rafa
Buenos Aires, 20 de mayo
2010.