Murieron
nuestros pibes, se benefició
el poder
Hoy se cumplen años
de la catástrofe
de Cromañón
que no solo aniquiló
jóvenes y concientizó
sobre los riesgos de la
provisoriedad; sino que
también impulsó
un cambio de sistema estatal
y mayor control a la cultura
under. En otras palabras,
una tragedia que le fue
útil al poder. Si
bien a escala local, pero
en claro parangón:
como el derrumbe de las
Torres Gemelas benefició
la hegemonía mundial.
Hoy
hace un año que se
desató la
terrible tragedia en el
local bailable República
de Cromañón,
situado en el vecino Once,
concretamente en Bartolomé
Mitre y Jean Jaurés,
que se llevó la vida
de al menos 194 jóvenes.
La consecuencia fue mayor
aún. Retiró
al electo jefe de Gobierno,
Aníbal Ibarra, encarceló
al gerenciador, Omar Chaban,
su “mano derecha”,
y proceso a muchos más,
como un par de policías,
funcionarios porteños
y los integrantes de la
banda Callejeros (que perdieron
varios familiares directos
en la tragedia) que tocaban
aquella noche y además
estaban encargados de la
seguridad y promocionaban
sus shows con la consigna
“vení con tu
bengala”. Los propietarios
del inmueble, según
parece, salieron bastante
bien parados. Continuaron
con sus tareas lucrativas:
taller clandestino y prostitución
a la vuelta de la esquina
según denuciaron
recientemente Noticias
Urbanas y Página/12
con la investigación
de la cooperativa La Alameda.
Ahora
un padre de una de las víctimas
fatales de Cromañón
pidió investigar
si hubo más víctimas.
Contó a la prensa
que en estos últimos
días tuvo que internar
a su madre en un hospital
bonaerense de Lobos, donde
atendieron profesionales
que también trabajan
en La Plata. Ellos le habrían
comentado que allí
también recibieron
pacientes intoxicados por
el humo luego del incendio
el 31 de diciembre de 2004
que habrían fallecido
los primeros días
del 2005. Por lo tanto pidió
investigar el tema ante
lo que se presentó
la denuncia al fiscal del
juicio oral y público,
Jorge López Lecube,
para que solicite informes
al hospital en cuestión
de La Plata.
Es
difícil sobrellevar
semejante tragedia.
Y tal vez no haya culpables,
sino responsables. Lo que
sí sabemos es que
no solo los familiares de
las víctimas, sino
toda la ciudad, aún
lleva la cicatriz de aquella
herida. Un síntoma
es que Bartolomé
Mitre sigue cortada a esa
altura, cuestión
llamativa dado el saturado
tránsito de esta
zona. Pero hay más.
El tema no deja de ser noticia.
Porque quiero creer que
nadie querrá que
una desgracia así
se repita.
R.S.
Buenos Aires,
30 de diciembre de 2008