Masivo despido a Néstor
Kirchner
El velatorio en la Casa Rosada ha
convocado a una cantidad impresionante de
gente que decidió, pese a la impresionante
cola hacer la espera necesaria para despedir
a este gran hombre que cambió el
rumbo del país.
Reestableció
la democracia. Algunos lo mencionan
como alguien que marcó una visagra,
un antes y un después. Ese alto,
rubio y desgarbado hombre estrábico
nos sorprendió a todos. Habíamos
perdido la fe en la política como
modo de engendrar una mejor vida para todos
porque ya no confiábamos en los políticos
y pedíamos “que se vayan todos”.
Recuerdo que pronto fue el primer presidente
en mucho tiempo que dejó de darme
vergüenza ajena. Porque la verdad es
que Néstor Kirchner nos hizo volver
a creer en la política como herramienta
de mejorar la sociedad. Pronto, del ejecutivo
pasó también a mejorar la
justicia mediante una Corte Suprema renovada.
DD.HH. Recuerdo
cuando bajó los cuadros de los milicos
genocidas y, reconozco, aún ahí
dudé si no era demagogia. Pero mostró
tal consecuencia al seguir apoyando la lucha
por los derechos humanos, a las Madres,
las Abuelas y otros organismos en búsqueda
de verdad y justicia.
Antiimperialismo
y unión latinoamericana. Independizó
lo más que pudo al país desendeudándonos
del FMI y para eso buscó la lógica
unión latinoamericana. Una clara
visagra fue cuando Busch y su Alca se fueron
“al carajo” –como bien
dijo Hugo Chávez– cuando junto
a nuestro pueblo se plantó en el
estadio que Kirchner le brindó para
hacer contrapeso a semejantes vampiros.
Y trabajó junto a los países
hermanos, articulando y mejorando todo nuestro
continente sureño.
No fue un revolucionario
de cambios compulsivos, bruscos y sangrientos.
Fue un demócrata, un verdadero peronista,
alguien que pensaba que en la democracia
todos tenemos derecho a opinar, a comer,
a tener acceso a la salud, a nos ser maltratados
por autoridades y un largo etcéteras.
Y fue marcando posición.
Una posición clara, cada vez más
nítida, que nos fue sorprendiendo
y conquistando a quienes pensamos que el
mundo no es solo para unos pocos.
Cuando el flaco no aceptó
la reelección y nos dejó como
opción a Cristina Fernández,
su compañera de vida y de militancia,
también marcó un antes y un
después en el país. Por primera
vez habíamos elegido una mujer. Y
este monumento de mina vino a marcar la
cancha de tal manera que comenzó
a molestarle a los de “una Argentina
para pocos” y tuvo que enfrentarse
con los latifundistas por el modelo de producción
de soja, y contra el grupo monopólico
en lo que respecta la producción
de noticias, y siguió apoyando los
organismos de derechos humanos, permitió
el matrimonio igualitario, recuperó
empresas que habían sido del estado
y le sacó el robo de las AFJPs a
los fondos buitres devolviéndoselos
al estado. También el fútbol
pasó a ser para todos. Y con el plan
“universal” buscó que
no hayan más chicos con hambre.
Es imposible en una corta
nota resumir todos estos años de
gestión. Pero lo que es seguro es
que este país ha cambiado desde que
este flaco desgarbado asumió la presidencia.
Quiero creer que hay
una madurez social de entender
ciertos entretejidos y manipulaciones comprendiendo
que este es el primer gobierno en muchos
años que tiene en cuenta a los trabajadores,
a los desclasados, a las minorías
y sin duda es por eso que la plaza
estuvo, está, completa de gente que
lo quiere despedir. Con cánticos
de respaldo a la presidenta, con la marcha
peronista, aplaudiendo, con carteles de
los sindicatos, de movimientos sociales
y políticos, y/o simplemente acercándose...
tanta gente. Yo necesité ir. Sentí
que mi angustia al menos era compartida.
Y sonará trillado pero no se me ocurre
algo más acertado: "Néstor
Kirchner, hasta siempre. ¡Y gracias
por todo!" Y "¡Fuerza Cristina!"
que no estás sóla.
R.S.
Buenos Aires, 28 de octubre
de 2010.