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Los mensajes de los poderosos: a propósito del doble discurso

Parole, parole, parole…


Existen situaciones que son un abuso de lenguaje, un atentado al sentido común, a la razón, a la lógica.
Tienen empero, una explicación que suele ser enmascarar lo que se hace en su opuesto. Es aquello de que el ladrón grita “¡al ladrón!” o del victimario que se “indigna” por la reacción de la víctima…
Vayamos a algunos ejemplos, que tanto lucen en tiempos preelectorales…

• Candidatos testimoniales, construidos para no asumir. Creo que no necesita comentarios, tan flagrante es su sinsentido. Pero probablemente subestime así el poder de los medios de incomunicación de masas…

• Que el PRO declare que está haciendo Buenos Aires, cuando, literal y procedimentalmente la está deshaciendo: las calzadas tienen más baches que nunca, pero, eso sí, casi todos ellos con rigurosos cortes rectangulares, a veces sorprendentemente llanos, a veces ídem profundos… - las plazas están clausuradas. No una por vez, algo entendible para su reacondicionamiento, sino simultáneamente con lo cual se podría hablar de molestando más que haciendo, pero indudablemente el gobierno apuesta a “hacer” ya que no plazas, sí imagen, que se lo vea en la calle, con tanto utilaje tanta mezcladora de cemento, tanto palo a pique y varillas de hierro… - si pasamos de las cosas a los seres humanos, lo que se “hace” es mucho más grave: se desaloja sin miramientos a “sin techo” de plazas, refugios, portales, recovas, se los maltrata en las horas oscuras de la madrugada y se les quita lo poquísimo que tienen, pero no se les ofrece un techo a cambio, que es justamente lo que les falta. - Techos son los que “NO SE HACEN” en Buenos Aires. Basta ver la parálisis del IVC. Instituto de la “vivienda”, ¿de qué viviendas? - Probablemente para el Gobierno de la Ciudad, los sin techo no “alcancen” la estatura humana que ellos creen tener. Por los procedimientos que usan, se le reconoce la afinidad con tiempos en que no había tantos “indeseables” en las calles, ¡ah los buenos tiempos del orden y el terror!... el gobierno de la ciudad también tiene sus nostalgias.

• Tenemos un banquero, propietario virtual (bajo la forma de camarada, no de propietario, pero poco importa la diferencia) del principal banco argentino, nada menos. Banco que, en el 2001 actuó exactamente igual que cualquier otro banco, primero rastrillando depósitos a plazo fijo en el carrousel financiero del que jamás se separó, y luego adueñándose de esos mismos fondos o capitales privados, siguiendo las mismas leyes expropiatorias que llevaron a cabo todos los bancos capitalistas. Si un banco actúa como capitalista, presta como capitalista, invierte como capitalista, retiene como capitalista, devuelve pesos por dólares como capitalista, hace todo como capitalista, ¿podremos decir que es “solidario” o habrá que decir, sencillamente, que es capitalista?
Pues bien, el banquero del que hablamos ahora se presenta como “solidario”.

• Lo de solidario, la solidaridad, es una de las palabrejas más reiteradamente maltratadas. En el 2002, los sojeros, totalmente abroquelados atrás de su negoción, ofrecieron dadivosamente la “soja solidaria” –toda una campaña orquestada mediáticamente con grandes figurones además, como los rotarios y Charitas, entre otros– a los expulsados del “nuevo campo”, a los que Grobocopatel llamaría loosers (porque su cabeza funciona en USA, no en EE.UU. sino indiestaits). La solidaridad es un vínculo entre iguales; en ese sentido, aun abusando del término, los que más se ajustaron a la realidad, sin nombrarla, cuando la campaña “Soja solidaria”, fueron los de Charitas, que ejercen, propiamente caridad, que es un vínculo entre desiguales; es el rico el que da al pobre…

• Un último episodio “para este boletín”: arrasamiento, con topadoras, policías, malos tratos y golpes, de una huerta vecinal, donde se había hecho florecer una cantidad de especies botánicas, bastante inhabituales en el paisaje porteño… ¿Las razones? Sanitarias: el dengue. El mosquito de marras sí que sirve para un barrido y un fregado. Claro que se trató de razones “sanitarias”, pero las verdaderas no son la ridícula excusa del dengue, que no existía en la Huerta Orgázmika. Si tal hubiera sido el motivo de lo que resultó el aplastamiento literal de la experiencia se podría haber solucionado con una inspección ocular o un análisis del agua allí presente. Es lo que se acostumbra en sociedades diz que democráticas. - La operación “sanitaria” fue política, ideológica. Ya el mismo nombre de la huerta, debe despertar las más terribles reacciones en vecinos bienpensantes… - El baño seco instalado y ya listo para funcionar puede resultar subversivo… para las cloacas de la ciudad y quienes las administran; imaginen si el 15 % de los hogares con jardín de la capital se decidieran a instalar baños secos para compostar en sus terrenos, hacer verdura orgánica y achicar así la contaminación acuática… - el trabajo de herboristería que venía realizando la huerta es peligrosísimo; imaginen si trajinando con yuyos se descubren algunas mejoras en la salud como se lograba en siglos o milenios anteriores… el mundo de los laboratorios y su producción no tanto de medicamentos sino de enfermos, podría flaquear… - en la Huerta Orgázmika se construyó un horno de ladrillo y a leña… si tuviera efecto ejemplarizante podría hacer temblar los cimientos de la comida preparada… ¿qué van a decir Findus, AGD, Knorr si se extendiera la costumbre, –se recuperara– de “hacer la comida” en lugar de (sólo) consumirla? La gente sabría mejor qué come y eso nos haría más autónomos y menos heterónomos… que es el pecado mayor en que podríamos caer. Esta vez dijeron la palabra correcta aunque con un significado falso: la salud de los que tienen la sartén “y el mango también” es nuestra enfermedad.

En resumen, cuando uno escucha algunas palabrejas, sanitario, solidario, testimonial, y verbos tan prestigiosos como hacer, más vale revisarlas por el revés, que a menudo vamos a encontrar, bien escondido, su significado oculto y verdadero, que no es por cierto el proclamado.

Luis E. Sabini Fernández *

* Docente del área de Ecología de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, periodista y editor de la revista futuros.

Buenos Aires, 23 de mayo del 2009






 

 

 

 

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