¡Bu!
Estamos ante un inminente
balojate presidencial donde el planteo
parece ser entre seguir en línea
con lo actual, aunque cambiando, pues
Daniel no es Cristina, o cambiar aún
más, “cambiar pasado por
futuro” como tan (in)oportunamente
furció la nueva gobernadora bonaerense.
Aunque sabemos que nada vuelve idéntico.
Podemos sí
aseverar que el cambio que se vendría
con Cambiemos puede ser confuso: porque
el viraje en el discurso de Mauricio hacia
el populismo es asombroso. Aunque no apoyó
en su momento ahora dicen que sostendrán
Aerolíneas Argentinas, YPF y políticas
de inclusión social. Y las asignaciones.
Sin embargo, está también
explicitado -aunque poco cuestionado gracias
al blindaje mediático- que es el
candidato que profundizará en la
entrega del país.
Pero no nos chupemos el dedo. No es que
con el kirchnerismo no haya entrega: latifundios
por doquier, Monsanto, la minería
a cielo abierto… Y problemas de
fondo sin resolución. De todos
modos se nota el intento de ir encarando
cosas poco a poco, de que si el problema
no se corta de cuajo al menos se tiene
en cuenta… Si uno no está
alineado, cuestionar incomoda y en seguida
se emplean etiquetas de “facho”
o “gorila”. Sin embargo, sabemos
que hay muchas tendencias en el kirchnerismo,
como peronismo que es, y en muchas de
ellas no predomina el pensamiento barrabrava
sino una ideología latinoamericanista,
con fuertes bases en la búsqueda
de inclusión y justicia social.
En cambio con Macri no
es necesario pensar. Ahí alcanza
con ser cool, no discutir, respirar hondo
y tener buena onda y buenas ideas. No
se explayan en la intención de
esas ideas, porque las craneotecas neoliberales
trabajan día a día para
convencernos de que las ideologías
han muerto. En otras palabras: podés
ser un trabajador reventado, el último
orejón del tarro, pero igual creértela
porque te podés comprar un iphone.
De todos modos todos sabemos
de las reuniones con los grandes empresarios,
las consultas siempre a los dos mismos
países (EE.UU. e Israel) y su trayectoria
como jefe de gobierno porteño que
no solo ha aumentado con creces la deuda
de la ciudad sino que, por ejemplo, han
reprimido brutalmente en un neuropsiquiátrico
porque querían ese terreno (como
si el gobierno no tuviese otro modo para
conseguirlo). Y una fuerza que utiliza
para su propio beneficio (enviándola
fuera de jurisdicciones cuando le sirve)
y creada desde los resabios de aquellos
que esta sociedad dijo en más de
una ocasión: “Nunca más”.
Sabemos que con Macri estaremos dispuestos
a entregar nuevamente el rosquete.
Pero si Macri
es la peor alternativa para la mayoría,
¿cómo es que lo votan tantos?
El fuerte de las campañas del PRO/Cambiemos,
está en los medios de desinformación
masiva que tienen a su favor. Pueden hacer
o decir cualquier cosa que en la reproducción
todo suena lindo, hasta se reproducen
como cuestiones serias las barbaridades
que salen de la boca de una delirante
como Carrió, una panqueque como
Bullrich o una cipaya como Alonso. Un
pedo termina teniendo olor a rosa. Y un
taller clandestino de la esposa del candidato
a presidente (y actual alcalde) confeccionando
ropa de su marca pasa a ser apenas un
detalle.
Lo novedoso en
todo caso es lo que están haciendo
en las redes sociales, pienso, por ejemplo,
en la famosa y, vale reconocer, genial
“Campaña Bu” donde
los chistes de lo que sucederá
si asume Macri lavan y banalizan totalmente
lo que este candidato ya ha explicitado
en alguna ocasión como, por ejemplo,
que le pagará (léase “pagaremos”)
a los buitres que exigen 1608% de interés
por un par de años de préstamos
como para poder volver a endeudarnos.
Las utopías, los
ideales y las ideas no han muerto. Tampoco
las ideologías. Habrán ido
cambiando, mutando, a fuerza de prueba
y error. Tal vez no haya una receta única.
Pero una cosa es elegir la búsqueda
por un mundo mejor y otra muy distinta
es entregar todo a los poderes económicos,
creyendo que por votarlos seremos invitados
a la fiesta donde no estaremos y luego
tendremos que pagar.
Rafael Sabini
[email protected]