Adiós
muchachos
Las
calles porteñas ayer
por la tarde se llenaron
de ciudadanos que quisieron
despedir al ex presidente.
El cortejo que llevó
los restos de Raúl
Alfonsin fue acompañado
por miles de personas desde
el Congreso hasta la Bóveda
de los Caídos en
la Revolución de
1890, en el Cementerio de
La Recoleta.
Durante
la mañana se desarrolló
el acto oficial en el Salón
Azul del Congreso y luego,
en las escalinatas del parlamento,
la misa de cuerpo presente,
oficiada por el arzobispo
de Santa Fe monseñor,
José María
Arancedo, primo
hermano del ex mandatario.
Durante
la caravana desde el Congreso,
una multitud arrojó
claveles y rosas sobre el
féretro trasladado
por un vehículo militar
y acompañó
la marcha con banderas argentinas
y radicales y cantando canciones
afectuosas. La movilización
del pueblo fue enorme y
las muestras de afecto contundentes.
"Claro
que emociona y por eso le
agradezco profundamente
a la gente estas manifestaciones
de cariño",
confesó Ricardo
Alfonsín
mientras acompañaba
los restos de su padre.
El traslado, rumbo al cementerio
de Recoleta, fue a paso
de hombre por la avenida
Callao.
Se
calcula que alrededor de
diez mil personas estuvieron
presentes frente el Congreso
para presenciar los actos
y la misa. Por otro lado,
según fuerzas de
seguridad, unas 60 mil personas
pasaron durante toda la
noche y la madrugada por
el parlamento.
Ya
en la Recolata, el final
del camino estuvo protagonizado
por un puñado de
dirigentes, familiares y
amigos. Allí, el
ex presidente uruguayo Julio
María Sanguinetti
aseguró:
"Hoy revivimos
aquí aquellas jornadas
de 1983, que celebramos
también nosotros
[en Uruguay] aún
en dictadura".
Además, sostuvo:
"Un político
como Raúl no muere,
su obra lo mantiene vigente".
Por su parte, Cafiero,
representante peronista
de la jornada reconoció:
“Fue un predestinado
que nació con una
misión a cumplir.
Ya no les pertenece (a los
radicales) porque, a esta
altura, es de todos".
El
féretro quedará
transitoriamente en la bóveda
en la que descansan próceres
radicales cómo Hipólito
Yrigoyen, Arturo Illia y
Leandro N. Alem, hasta que
se construya un espacio
para el responsable de la
transición democrática
en la Argentina.
J.M.C.
PD.
Con permiso del cronista
quiero agregar una sensación,
a esta altura para nada
innovadora, pero que nunca
está de más
resaltar. No hace falta
hacer lecturas demasiado
profundas para comprender
que la sociedad con esta
actitud de respeto y acompañamiento
lo que de alguna manera
está diciendo es:
“queremos
este tipo de políticos,
honestos e íntegros”.
R.S.
Buenos
Aires, 3 de abril del 2009