Escuchando al alumnado
Luego de que se haga pública una
denuncia sobre supuestos infiltrados estudiantiles,
en la Legislatura el diputado Sergio Epszteyn
denunció espionaje por parte del
gobierno porteño. Los antecedentes
universitarios.
El debate comenzó
cuando el portal Ciudad1 publicó
un artículo donde hace mención
a un documento confidencial que habría
hecho el Gobierno porteño. Allí
se analiza el accionar estudiantil y se
arroja como conclusión que “organizan
disturbios en distintos puntos de la ciudad”.
"Bajo el nombre de la Coordinadora
Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES),
un grupo minúsculo de adolescentes
vinculados a distintas vertientes políticas
promueven con cortes de calle, pedir la
cabeza del jefe de Gobierno de la ciudad,
Mauricio Macri”, argumenta el escrito,
aunque no especifica el área de procedencia
ni cómo fueron suministrados los
datos.
“En reiteradas ocasiones
estos grupos promueven cortes y caos de
tránsito como el que sucedió
días atrás en distintos lugares
neurálgicos de la Ciudad como ser
las intersecciones de Rivadavia y Jujuy,
Córdoba y Callao, Acoyte y Rivadavia,
por citar algunos de ellos”, sostiene
el informe.
Desde la oposición,
el legislador de Encuentro Popular para
la Victoria, Tito Nena, cuestionó
en una entrevista al portal: "¿Qué
van a impedir que los alumnos piensen? ¿Qué
tengan ideología? Parece la dictadura
cuando perseguían a estudiantes".
“Ya hay antecedentes en Educación
de instigación a los jóvenes.
En 2008 Narodowski pidió nombres
de estudiantes que reclamaban becas".
"Los datos parecen pescado podrido
de servicios de inteligencia, no información
fidedigna y sí hicieron la investigación
sería una barbaridad", opinó.
El legislador oficialista,
Enzo Pagani, ratificó el informe
publicado por Ciudad1. “No cabe duda
que el Kirchneismo quiere perjudicar la
gestión de Macri y que para tal fin
utiliza todos los medios posibles",
sostuvo Pagani. "Es indudable que hay
infiltrados en las marchas y cortes de calles
estudiantiles de estos días aunque
espero, por el bien de las instituciones,
que sean personas aisladas”, concluyó.
Durante la sesión de
este jueves, el diputado porteño
Sergio Epszteyn (Dialogo por Buenos Aires)
recordó que el gobierno tiene una
causa por pinchaduras de teléfonos,
y llamó a que se deje esta metodología
de “espiar a los ciudadanos”.
Por dichas actitudes tomadas
por el gobierno, según el diputado,
“Macri va a terminar peor que (el
ex intendente Carlos) Grosso”.
Un caso similar sucedió
a nivel universitario. En septiembre de
2009 grupos estudiantiles realizaron un
corte en Callao y Corrientes para repudiar
los despidos de una empresa alimenticia.
Meses después tres estudiantes, fueron
citados a declarar por contravenciones.
Se trata de Juan Oribe, Vicepresidente del
Centro de Estudiantes de Filosofía
y Letras, Jesica Calcagno, ex Presidenta
del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales,
y Patricio del Corro, Secretario General
de este último centro de estudiantes.
Lo curioso de este caso
fue cómo se procedió a las
averiguaciones pertinentes. Este medio dialogó
con Luís Bonomi, abogado de los estudiantes
implicados e integrante del Centro de Profesionales
por los Derechos Humanos (CEPRODH): “Esta
investigación tiene más de
700 fojas. Tal vez hayan pinchando teléfonos.
Mucha información está sacada
de Internet, pero hay datos que no se sabe
cómo los sacaron. Evidentemente han
usado métodos de espionaje”.
Sobre el informe, que
fue pedido por los fiscales Aníbal
Brunet y Martín Lapadú, desde
el ministerio Público del a Ciudad,
incluye “fotos en las marchas, sacadas
por policías civiles”. “Lo
que hacen para identificar las caras es
ingresar a la web del PTS para ver las publicaciones
y señalar a los chicos. Además
identifican las publicaciones políticas,
algo que no tiene nada que ver con una simple
contravención que está penada
con trabajo comunitario”, argumentó
el abogado.
“Sí (el fiscal)
hubiera actuado conforme a la ley tendría
que haber rechazado las 700 fojas porque
violan la ley de seguridad interior, que
dice que no se pueden hacer investigaciones
sobre asociaciones políticas. No
obstante, el fiscal le dio derecho”,
expuso Bonomi.
“Lo más grave
es que se pueden hacer tareas de inteligencia
sobre militantes políticos. Esto
es una barbaridad, sí se empieza
con inteligencia, el día de mañana
se puede legalizar cualquier cosa con tal
de conseguir información”,
reflexionó el abogado de los estudiantes.
“No es un caso aislado,
es momento de plantear en la sociedad el
debate para que no haya más inteligencia
ni persecución. Hay debates sobre
la criminalización de la pobreza,
pero de esto no. Es fundamental en este
momento poner freno. Cuando haya una situación
represiva más palpable, va a ser
imposible frenarlo”, concluyó.
J.M.C.
Buenos Aires, 25 de junio
de 2010.