Teatro
gratuito en el Centro Cultural San Martín
Los fantasmas de célebres
personajes como Rufina Cambaceres y Felicitas
Guerrero de Álzaga, entre otros,
deleitarán al público cos
sus historias de vida, además de
explicar por qué sus almas vagan
por las calles porteñas, alimentando
mitos e historias espectrales. Noches de
luna y misterio, ciclo de historias, desembarca
en Cine-Teatro 25 de Mayo, Av. Triunvirato
4444 desde las 20.
Noches
de luna y misterio es un compendio
de historias y mitos urbanos de los barrios
de nuestra ciudad contadas de manera singular
por el narrador Claudio Ledesma
que, con una especial ambientación,
sumado a las historias y los personajes,
atraparán a los espectadores-participantes.
Contará, además, con la participación
del cantante Hernán Dinelli
y la actriz Laura D’Antonio, bajo
la dirección de María Gioja,
quines recrearán y darán vida
a mitos y leyendas de la misteriosa Buenos
Aires.
Felicitas
Guerrero de Álzaga era una
joven hacendada y millonaria que vivía
en la zona de Barracas. Había perdido
a su hijo y a su marido, y había
quedado viuda a los 26 años. Se decía
que era la mujer más hermosa de la
República, y también la más
rica. Tenía varios pretendientes,
entre los cuales prefería a Saénz
Valiente. Una tarde, al volver a su hogar,
se encontró con Enrique Ocampo, uno
de los amorados. Discutió con él,
quien al sentirse rechazado le disparó
en la espalda. Luego, se suicidó.
Felicitas agonizó toda esa noche,
más tarde murió el 30 de enero
de 1872, en brazos de sus padres. Ellos
decidieron construir una Iglesia, la de
Santa Felicitas, en el lugar donde estaba
la quinta de los Álzaga, actualmente
frente a Plaza Colombia, sobre la Avenida
Montes de Oca, en Barracas.
Son innumerables
las historias de sucesos misteriosos que
se cuentan alrededor de la capilla, donde
dicen que los ángeles parecen tener
sólo una de sus alas, el cual es
un efecto óptico que depende del
lugar desde el que se los mira, en recordatorio
de la forma en la que murió la joven.
Con respecto a Rufina
Cambaceres, hija del escritor y
político Eugenio Cambaceres, era
en su época una de las más
preciadas damas de la alta sociedad. El
31 de mayo de 1902, mientras se preparaba
para una salida al teatro, perdió
el conocimiento. Su madre llamo a los doctores
para que revisaran el estado de la muchacha.
Pero poco fue lo que pudieron hacer: la
joven de 19 años había muerto.
Esa misma
noche su ataúd fue depositado en
la cripta familiar del Cementerio de la
Recoleta, junto a los restos de su padre.
Unos dí¬as después se
descubrió que el féretro estaba
derribado. Ante el miedo de que alguien
haya las joyas, el cuerpo fue retirado de
la tumba. Con horror, los presentes pudieron
ver los arañazos que la propia Rufina,
presa del pánico, había marcado
sobre su cara y las paredes del ataúd
al despertar en su propia tumba, para luego
morir asfixiada. Había sido víctima
de un ataque de catalepsia, el cual no pudo
ser apreciado, lo que marcó el entierro
en vida de la joven dama.
Luego del trágico
suceso, se erigió el monumento que
señala la tumba de la joven, el cual
representa a Rufina frente a la puerta de
su cripta, tomada del picaporte con actitud
de salir; como tal vez debería haber
sido aquella noche.
¿Qué
le dirías a un fantasma si se cruza
en tu camino? Hoy es la oportunidad para
averiguarlo…
J.M.C.
Buenos Aires, 4 de junio
del 2009