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Reseña de la lucha de los trabajadores de Indugraf


El taller gráfico Indugraf se encuentra tomado desde el 10 de diciembre luego de que la empresa despidiera a 88 trabajadores. Actualmente enfrentan la posibilidad del desalojo y ya se han organizado en cooperativa con la intención de recuperar la fábrica.
     La situación previa. Indugraf S.A., ubicada en Sánchez de Loria 2251, en el barrio de Parque Patricios es un taller gráfico dedicado casi en su totalidad a la producción de libros y manuales con más de 30 años de existencia perteneciente a la familia Martínez.
     Durante el último tiempo, los trabajadores venían realizando diferentes medidas de fuerza por el atraso en parte de los pagos, por el deterioro de las condiciones laborales y por el vaciamiento del lugar a partir de la falta de inversión en maquinarias; medidas que encontraban como respuesta excusas como “la crisis del campo” o comentarios cínicos de la patronal como por ejemplo señalarles que ellos protestaban pero en España estaban peor luego de los atentados de Atocha en Madrid. Actualmente les adeudan cuatro meses de sueldo.
    Ahora también descubrieron que la empresa hace 14 años que está en moratoria con el Estado y que no se realizaron los aportes que les descontaban por recibo. Así a todos les faltan los últimos dos años y hay casos de trabajadores, muchos con varios años de antigüedad, que les figuran uno, cinco o diez centavos.
     Durante todo ese tiempo además tuvieron que lidiar con un sindicato cuya actuación, al igual que tras los despidos, califican como patética.
     La decisión de tomar. 24 de noviembre cuando fueron a trabajar se encontraron con la fábrica cerrada y un cartelito en la puerta que decía que serían comunicados vía telegrama, los cuales llegaron al otro día informando de su despido. Algunos tenían más de 25 años de antigüedad.
    Según la empresa, la decisión se tomó a causa de una constante baja en la producción debido la actual crisis, pero los trabajadores lo desmienten.
Por el contrario, señalan que el taller gráfico venía trabajando como siempre y muestra de esto es que había implementado tres turnos rotativos de ocho horas, por lo que las máquinas nunca se detenían. Esta es otra de las razones por las que se tomó la medida.
      “Te da bronca, porque si hubiera sido que nosotros estábamos todo el tiempo sin hacer nada, limpiando las máquinas podría llegar a entenderse, pero no era así, nos la pasábamos trabajando y los camiones salían para todos lados” explica Oscar Romero que trabajó en Indugraf seis años y por su puesto de cortador -por donde pasa toda la producción- puede afirmar que no se trabajaba menos.
     En cambio creen que lo que los dueños buscaban era que el gobierno les de algún tipo de subsidio u otro beneficio, algo que explicaría por qué las alarmas de la fábrica estaban apagadas, especulando con la toma de la misma.
    El nueve de diciembre volvieron a la fábrica porque para esa fecha supuestamente les iban a dar alguna noticia. Incluso muchos llegaron con su ropa de trabajo.
    Para esa fecha ya habían estado durmiendo una semana en carpas en la puerta del lugar y algunos empezaron a proponer la toma, pero se esperó a esa fecha porque otros no creían que el cierre fuera definitivo por lo que no estaban convencidos de la medida. Al otro día, Carlos Martínez no se presentó a una reunión en el ministerio de Trabajo y se decidió ocupar la fábrica para lograr una solución y para impedir que continuara el vaciamiento del lugar (por ejemplo, se habían llevado las computadoras).
     Además entraron con una escribana y filmaron todo para que no se les pueda acusar de nada más allá de la ocupación; es por esto además que las tomas se realizan en la puerta.
     Los dos tiempos del estado. Pero además de la ocupación fueron al ministerio de Trabajo, quién les dio la razón les reconoció la deuda y la falta de aportes, intimó a la empresa a la reapertura y reincorporación de todos los despedidos y rechazó su pedido de preventivo de crisis. Sin embargo, no realizó acciones para que estas medidas se lleven a cabo y la situación sigue como antes.
     Por el otro lado, y con una velocidad que no se tuvo en el ministerio, la fiscalía Nº 10 de la Ciudad de Buenos Aires ordenó, el 30 de diciembre, el desalojo por una denuncia por usurpación presentado por la empresa.
       En un comunicado, los trabajadores de Indugraf denunciaban: “Ahora los Martínez han hecho una denuncia por usurpación con la intención de judicializar nuestro legítimo reclamo. Rápidamente la fiscalía Nº 10 de la Capital Federal respondió a la denuncia de los estafadores con ordenes restrictivas contra los trabajadores, que incluían el despliegue de un ´grupo de combate´ de la Policía Federal en la puerta del establecimiento, pero suspendió momentáneamente esta ofensiva represiva ante la evidencia de que aún sigue abierta la instancia ministerial a la que la patronal ha faltado e incumplido sistemáticamente” .
    Sobre la diferencia entre el tiempo para darles una solución a ellos y el que tardaron en dársela a la empresa, comentan que en parte entienden lo que les explicaron a ellos que uno es un tema penal y el otro laboral y por eso la diferencia; pero también creen que la justicia se maneja para defender a los poderosos.

La toma hoy y cómo seguir
Hoy son alrededor de 40-los administrativos nunca volvieron y otros trabajadores debieron encontrar otro empleo o les convenía jubilarse- quienes se van rotando durante el día para defender la toma. A partir de la orden de desalojo otras organizaciones se quedan durante las noches para acompañarlos.
      Esto los llevó a, por ejemplo, pasar las fiestas con sus familias en la puerta del taller-“el 25 había más de 50 chicos, no lo podíamos creer, chicos del barrio” , señala Oscar-, algo que describen como una doble sensación: la tristeza de tener que festejar ahí a causa de lo que pasó y por el otro lado la unidad.
       Pero además del apoyo de otras organizaciones y empresas recuperadas (Chilavert, Bauen, Zannon, Brukman, Rabbione), recibieron el apoyo de los vecinos, la cual describen como fundamental. Así, por ejemplo, destacan la actitud de una vecina que les pasa agua y luz, de un hombre que les prestó una garrafa o de una juguetería que hizo donaciones para el día de Reyes.
      Pero la idea es recuperar la fábrica. Actualmente ya se ha formado una cooperativa y han hablado con algunas personas, por ejemplo, del Hospital Garrahan, que ya se comprometieron a comprarles.
       Hay dos problemas: por un lado, Martínez no llamó a una convocatoria de acreedores ni pidió la quiebra del lugar y, por el otro, las máquinas sufrieron algún tipo de sabotaje-a todas les hicieron lo mismo- y no funcionan.
Para esto piden una ayuda gobierno que les permita empezar a producir; pero del ministerio, pese a que les dijeron que la intensión de la presidenta Cristina Fernández es que no se pierdan puestos de trabajo, dicen haberse ido con las manos vacías.
       Por todo esto señalan: “Reclamamos a los gobiernos nacional y de la Ciudad que arbitren los medios necesarios para la reapertura inmediata de nuestra fuente de trabajo con todos los trabajadores adentro y respetando nuestras condiciones laborales. ¡Ni una familia en la calle, ni un libro menos, ni una fabrica cerrada!”

Nicolás Fucci, Indymedia Argentina

Buenos Aires, 26 de enero de 2009




 
 


 

 

 

 

 

 

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