ESTIGMAS
"No es
filantropía,
ni es caridad,
ni es limosna,
ni es solidaridad social,
ni es beneficencia.
Ni siquiera es ayuda social.
Para mí,
es estrictamente justicia."
Eva Duarte
NO ES UN MATRIMONIO
La Iglesia Católica
afirmó que lo que expresaba esa ley
"no es un matrimonio" sino un
"pernicioso concubinato". Señaló
que si esa ley se aprobaba en el Parlamento
Nacional, significaría lisa y llanamente
"la destrucción de la familia".
Concluyentemente, definió a dicha
ley como una "obra maestra de la sabiduría
satánica".
Aquellos dichos, se efectuaron
en el año 1887, frente a la ley de
Matrimonio Civil. No era la ley que legaliza
el matrimonio entre personas del mismo sexo,
sino la ley que legalizaba el matrimonio
civil entre varones y mujeres. Desde hace
137 años, entonces, para la Iglesia
Católica, los argentinos heterosexuales
casados por las leyes argentinas, conviven
gracias a una astucia diabólica.
Pecado civil que sólo se redime cuando
finalmente blanca y radiante va la novia
hacia el altar.
USURPACIÓN DE ESTADO CIVIL
Aceptar que la ley permita
“la usurpación de un estado
civil” por parte de quienes son la
“causa de perversión y degeneración”
“sería una monstruosidad”
porque “en su sangre llevan ya el
germen de la muerte”. Lo que debemos
hacer como juristas es “ahogar ese
monstruo de la lascivia” dado que
“representan un peligro para la familia
moralmente constituida” que es en
definitiva el “fundamento de la sociedad”
a la que hay que defender. Por el contrario,
a esos “elementos perturbadores”
“hay que disminuirles más y
más los derechos que algunas leyes
les conceden”.
Jorge
A. Zabala es el autor de estas expresiones
que están entre comillas. No las
vierte sobre gays, lesbianas o transexuales.
No. Se refiere así a los niños.
Aquellos niños catalogados en el
Código Civil de Vélez Sarsfield
como “adulterinos, incestuosos y sacrílegos”.
Zabala – con aquellas argumentaciones
– recibe un diploma: la Universidad
de Córdoba aprueba su Tesis sobre
“Filiación natural” y
le otorga el Grado de Doctor en Leyes. Es
el Año del Señor de 1901.
QUEREMOS PAPÁ Y MAMÁ.
Sherlock,
¿cuál es el mejor lugar para
esconder un crimen? Elemental Watson: dentro
de otro crimen.
En
el Prólogo del Proyecto de su Código
Civil, Vélez Sarsfield afirma que
“La muerte civil… es un imperfecto
simulacro para privar a los hombres de los
derechos de familia, del derecho de testar
y del derecho a todos sus bienes, penas
que no permite nuestra Constitución”.
Ochenta
asombrosas páginas después,
expresa: “Los hijos adulterinos, incestuoso
o sacrílegos no tienen por las leyes
padre o madre, ni parientes algunos por
parte de padre o madre.” Además
a esos hijos les “Es prohibida toda
indagación de paternidad o maternidad
adulterina, incestuosa o sacrílega”.
Aún
sosteniendo Don Dalmacio en sus aclaraciones
que “si se priva, pues, la indagación
de la paternidad, se da lugar a verdaderos
escándalos, y se destruyen todas
las leyes que crean el orden de las familias”
no tuvo más remedio que sincerarse:
la verdad era que había que “evitar
escándalos de orden superior”.
¿Qué
era necesario ocultar que valiera el precio
de violar la Constitución, destruir
las leyes y encubrir el Código Canónico
(normas emanadas del Papa) dentro del Código
Civil?, ¿quizás los ardores
clericales que se calmaban sobre la carne
núbil de niñas y niños
y de cuando en vez, provocaban la aparición
de los aborrecidos hijos sacrílegos?
(“de padre clérigo de órdenes
mayores, o de persona, padre o madre ligada
por voto solemne de castidad, en orden religiosa
aprobada por la Iglesia Católica”).
Los senadores lo aprobaron a libro cerrado
y sin debate.
HEREJIAS
El abogado Ramón
J. Cárcano, con 21 años de
edad, defiende su Tesis para acceder al
grado de Doctor en Leyes en la Universidad
de Córdoba. Su tema trata sobre la
filiación “De los hijos adulterinos,
incestuosos y sacrílegos”.
En este sentido, el Dr. Cárcano es
el primero en sostener una severa crítica
a la distinción que fundaba el Código
Civil, afirmando que éste contradecía
al orden republicano y degradaba la naturaleza
humana.
En
su crítica al Código de Vélez,
realiza un análisis riguroso como
implacable: a) contiene disposiciones aberrantes,
b) se derivan de una selectividad extraviada
entre los modelos jurídicos a los
que literalmente se copió lo peor
(El Código Napoleón, sus comentaristas
y el Código Chileno), c) contiene
disposiciones alejadas de la razón,
d) pesa sobre los hijos nacidos fuera del
matrimonio un castigo que debiera pesar
sobre los responsables del supuesto delito,
e) se instaura así una suerte de
impunidad estatal complaciente con crímenes
no imputables a clérigos, f) hay
superposición de derechos incompatibles
– la figura del sacrilegio- que vulnera
los principios de la ciudadanía civil
constitucionalmente garantidos y por eso
mismo g) al ser una figura del Código
Canónico, esto es, de la Iglesia
Católica, se vulnera la libertad
religiosa confirmada constitucionalmente.
La
crítica de Cárcano alcanzó
todo lo instituido y como broche de oro,
postuló la igualdad de todos los
hijos ante la ley. Fue por esto y no por
otra cuestión, que su posición,
resultó insoportable para el poder
clerical. El Vicario Capitular de Córdoba
– Monseñor Jerónimo
Emiliano Clara – en una pastoral prohíbe
la lectura de la Tesis por considerarla
contraria al Dogma y amonesta a los profesores
que la aprobaron. El Presidente Julio A.
Roca lo separa de la Diócesis y solicita
su procesamiento ante los Tribunales de
Sección. El nuncio papal Monseñor
Luis Mattera repudia al Presidente con estas
palabras: hereje, ateo e impío.
EPILOGO
Se opusieron a reconocer
que la Tierra era redonda y giraba alrededor
del Sol.
Se opusieron a reconocer la dignidad humana
de los niños.
Se opusieron a reconocer la dignidad humana
de las mujeres.
Se opusieron a reconocer la dignidad humana
de los pueblos originarios.
Sostuvieron una noción de humanidad
que dejó por fuera a los destinatarios
del Sermón de la Montaña.
Sostuvieron la potencia purificadora del
fuego de la hoguera, la fuerza disciplinadora
de las máquinas de tortura y el efecto
persuasivo de la Inquisición.
Se opusieron a reconocer la legitimidad
de la Revolución de Mayo.
Se opusieron a la ley de matrimonio civil.
Se opusieron a la ley de Educación
Común.
Sostuvieron con su complicidad y su silencio
los totalitarismos y las dictaduras más
abominables.
Construyeron un cerco científico
de pureza para preservarse de aquellos que
tuvieran la osadía de elevar al Amor
por sobre la Muerte.
Construyeron un Paraíso reservándose
el derecho de admisión.
Construyeron un Infierno de puertas abiertas
a disposición del resto de la humanidad.
De tanto exigir
obediencia se olvidaron de recordar, como
dice Silvio, que sólo el amor convierte
en milagro el barro.
Viviana Demaría
y José Figueroa
Buenos Aires, 28 de junio
de 2010.