Plantas nucleares en Argentina:
Apuesta por una industria
dura
(y eso que ya no estamos
en el siglo XIX)
Imagen ilustrativa: Invierno Nuclear de
Ecologiahoy.com
El gobierno argentino
-a diferencia de muchos otros, que han
atemperado su celo nuclear a la vista
de la situación catastrófica
cuando lo de Fukushima cuya devastación
se sigue presentando como inconmensurable-
sigue apostando a la energía nuclear
(que considerando lo acontecido apenas
25 años antes, en Chernobyl, ya
no se puede hablar de situaciones únicas
o excepcionales).
Pocos han sido los países
que incrementaron la apuesta nuclear tras
el desastre de Fukushima. El propio Japón,
el segundo país en el mundo por
su porcentaje de energía nuclear
sobre el total energético (solo
superado por Francia), desmanteló
buena parte de sus instalaciones nucleares.
La discusión
que se había creado en 1974, cuando
se inaugura Atucha I, por su ubicación
respecto de una megalópolis como
Buenos Aires, a 114 km de distancia, se
acrecienta en progresión geométrica
cuando el 28 de setiembre 2011 la presidenta
Fernández de Kirchner puso en marcha
la Central Nuclear Atucha II (sus trabajos
se habían recomenzado en 2007,
luego de estar suspendidos por más
de dos décadas… todo un tema
dilucidar si se puede reemprender sin
mayor riesgo un emprendimiento tras dos
décadas de instalaciones inconclusas…)
El peligro
potencial sobre la Argentina es incalculable
puesto que una megalópolis como
Buenos Aires [...] no tendría que
estar jamás en los círculos
de riesgo de un derrame nuclear de las
dimensiones de estas plantas nucleoeléctricas.
En 2014, la CNEA ha sostenido
que los costos de la construcción
de Atucha II se han cuadruplicado. ¿Sobreprecios
necesarios o el estilo de aprovechamiento
habitual de los empresarios intervinientes?
Ahora, en setiembre, China
y Argentina ratifican un nuevo emprendimiento
nuclear; Atucha III. Se trata de un proyecto
que había sido aprobado sin prácticamente
discusión pública, en noviembre
de 2013, seguramente valido el gobierno
de sus cómodas mayorías legislativas.
China promete financiar
tal proyecto en el mismo momento en que
Argentina está trabada en lucha con
los holdouts y la problemática demanda
de los prestamistas que se negaron entrar
en las negociaciones llevadas a cabo por
Néstor Kirchner (3 set. 2014, La
Nación).
Atucha III cuenta además
con apoyos ya tramitados también
con Canadá, Rusia y Francia.
Como informa La Tecla.info
(29 set. 2014), “Se viene Atucha III”
cuando “aún no se terminó
Atucha II”. Se trata de un negocio
de más de US$ 3 mil millones de dólares.
1. El 22 agosto 2014, Juan
Serralta, 35 años, murió quemado
en una operación de rutina en Atucha
II (La Voz, 11/9/2014).
Fue a pocos meses de inaugurada
(3/6/2914), algunos atribuyeron el percance
al "apuro político" impuesto
a la planta para tenerla en funcionamiento.
En 1983, había
sobrevenido otro accidente laboral con desenlace
fatal también para un operario (y
una buena cantidad de afectados) en el Centro
Atómico Constituyentes de la ciudad
de Buenos Aires.
El rasgo común
de ambos accidentes fue su escasa visibilidad:
la comisión investigadora secretamente
convocada por el presidente de la CNEA,
contraalmirante Carlos Castro Madero en
1983, hizo un informe que jamàs se
divulgó; la prensa tampoco fue nunca
informada del accidente. Algo similar pasó
con lo acontecido en agosto de 2014: los
medios de incomunicación de masas
ignoraron o al menos asordinaron lo acontecido.
2. Hay
que integrar, sin embargo, el cuadro nuclear,
por su vasto alcance, con lo que pasa
en el mundo. En 2011, como muchos recordarán,
un maremoto desató una catástrofe
nuclear considerada la mayor en la vida
civil de las sociedades humanas (mayor
que Chernobyl, p. ej.).
Los niveles de
radiación en Japón tras
el desastre de Fukushima se elevaron 10
millones de veces por encima del considerado
nivel "normal" en el área
más cercana a las plantas (el agua
de cercanía no es, por ejemplo,
apta para bebes).
La contaminación alcanzó
niveles y lugares impensados e impensables.
Como explicara Elio
Brailovsky, a pocos meses de dicha catástrofe:
“En Argentina, las autoridades acaban
de anunciar que modificarán el
diseño de la central atómica
Atucha II (en construcción) para
permitir una parada rápida en caso
de emergencia. Lo que equivale a decir
que no tenían forma de detenerla
en caso de accidente nuclear grave. Indirectamente
también están diciendo que
las otras centrales atómicas que
funcionan desde hace varias décadas
no pueden pararse con rapidez.”
[“La humanidad al filo del desastre”].
Cuando se produce la
hecatombe de Chernobyl, se analizaron
los efectos contaminantes en círculos
concéntricos respecto del epicentro,
de 400, 800 y 1200 km. Para las tareas
más inmediatas de salvataje, control
y aislamiento se hizo un círculo
con radio de 30 km. El de 1200 km cubría
prácticamente toda Europa (dejaba
afuera apenas a Portugal, España,
Irlanda e Islandia…). De todos modos,
se entendió entonces que la contaminación
más preocupante era la extendida
en el primero de aquellos grandes círculos
(el de 400 km. de radio, abarcando casi
toda Polonia, casi toda Ucrania, Bielorrusia,
los países bálticos, partes
de Rusia, Rumania).
Respecto de las centrales
en Atucha, si trazamos un círculo
con un radio de 200 km, una medida arbitraria
porque el efecto real depende muchísimo
de los vientos que pueden agrandar el
círculo afectado por un lado y
achicarlo considerablemente por otro tendremos
una idea del alcance potencial de una
emergencia. Pero que es de todos modos
una medida minimalista (comparemos con
el círculo en Chernobyl de 400
km). Aun con esa reducción tendríamos
“adentro” a Chivilcoy, Pergamino,
Salto, San Nicolás, San Pedro,
Zárate, Campana, Baradero, San
Antonio de Areco, San Andrés de
Giles, el Gran Buenos Aires, La Plata
y poblaciones uruguayas como Colonia,
Dolores, Carmelo, Nueva Palmira, Tarariras,
Nueva Helvecia, Cardona…
Mapa de Ecoportal.net
Hay mapas
de Atucha con círculos de contaminación,
en caso de accidente en las plantas, trazados
sobre radios de 500 km… en tal eventualidad
queda “adentro” casi toda
la provincia de Buenos Aires y casi todo
el Uruguay y buena parte de la provincia
de Santa Fe…
El alcance de una contaminación
desde una planta nuclear aumenta si se
trata de más fuentes generadoras
en el mismo sitio. En el caso de Atucha,
hay que pensar en multiplicar los efectos
potenciales si tratamos con tres plantas
respecto de si se tratara de una sola
(Atucha II es prácticamente el
doble de potente que Atucha I, por ejemplo,
y no conocemos el tamaño concebido
para la III).
El peligro potencial sobre
la Argentina es incalculable puesto que
una megalópolis como Buenos Aires,
que está entre los diez centros
urbanos más grandes del planeta
no tendría que estar jamás
en los círculos de riesgo de un
derrame nuclear de las dimensiones de
estas plantas nucleoeléctricas.
El peligro potencial
sería tan devastador para Uruguay,
que solo la escasa conciencia ambiental
y una cuota exigua de responsabilidad
de los titulares políticos del
Uruguay puede explicar que no haya habido
reacción ante la reiteración
argentina de ir sumando tanto riesgo potencial
a tan poca distancia del territorio uruguayo,
de ciudades uruguayas… Pensemos
que el riesgo ambiental potencial es incomparablemente
mayor que el alegado por vecinos de Gualeguaychú
respecto de la pastera del lado oriental
del río Uruguay.
Repare el paciente lector
que Tokio está a casi 350 km del
complejo nuclear de Fukushima (que contaba
con 6 plantas nucleares) y aun así
ha sido alcanzado por las radiaciones.
3. Preocupa
esta apuesta del universo empresario y
político argentino por la energía
nuclear. Como bien señala Elio
Brailovsky: “hemos pasado por el
deslumbramiento inicial de la energía
atómica […] sin registrar
su decadencia en los países del
Norte. Todavía calificamos como
"de punta" a una tecnología
que ellos iniciaron, […] y que ahora
empiezan a abandonar. Inveterados compradores
de chatarra sofisticada, estamos orgullosos
de invertir en lo que los europeos descartan.“
(“Fukushima, Atucha y Siemens”).
Luis E. Sabini
Fernández
[email protected]
Complejo nuclear
Atucha
La central nuclear de Atucha es un complejo
nuclear argentino subdividido actualmente
en dos centrales, ambas ubicadas sobre
la ribera derecha del río Paraná
de las Palmas, cerca de Lima, en Zárate,
provincia de Buenos Aires, a unos 115
km al noroeste de la ciudad de Buenos
Aires. Fotos: En la primera la construcción
de Atucha. Abajo: Atucha II.
Comisión
Nacional de Energía Atómica
La Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA) fue creada el 31 de
mayo de 1950 por el Decreto N.º 10.936/50,
según Wikipedia, “para justificar
gastos generados por el plan atómico
argentino-alemán” en una época
en que Perón pretendía generar
la bomba atómica para argentina.
La CNEA cuenta, entre otras cosas, con tres
Centros Atómicos -Bariloche, Constituyentes
y Ezeiza. Como verán, dos lindantes
a la CABA.
Centro
Atómico Constituyentes
“El Centro Atómico Constituyentes
(CAC) es un centro de investigación
y desarrollo argentino que cubre un amplio
espectro de actividades centradas en las
ciencias base de la tecnología
nuclear, desde la investigación
básica y aplicada, al desarrollo
y transferencia de tecnología,
incluyendo la producción precompetitiva
en la escala de planta piloto y la tarea
de formación de recursos humanos”
describe Wikipedia. Está situado
sobre la Avenida General Paz al 1400,
en el límite de la CABA, sobre
San Martín, Buenos Aires.
Imagen: Tandar.cnea.gov.ar