Una noche en el CAFF
Anoche comenzaron los ciclos conciertos
de la Orquesta Típica Fernández
Fierro (OTFF) en el CAFF. Ante una sala
llena el tango joven volvió a las
calles del viejo Abasto.
Cerca de media noche
el telón del Club Atlético
Fernández Fierro (CAFF) se abre para
dar comienzo al ciclo de conciertos que
dará la banda a lo largo del año.
Al igual que Gardel, los Fierro soñaron
con volver y lo hicieron a lo grande.
“Luego de nuestra
pretemporada en Villa Gesell retomamos de
la peor manera posible”, bromeó
el bandoneonista. A pesar la broma, la orquesta
transformó el club de la calle Bustamante
en una sala para sacar viruta al piso. Para
calentar motores, los violines sonaron al
ritmo de la “Despedida”. “Comenzamos
por el final”, continuó con
humor el músico.
Al compás
de los violines, las luces del escenario
bailaban mientras la música iluminaba
las sombras del CAFF. Una tropilla de nostalgias
y quejas de bandoneón afloran con
el ritmo de juventud que inspiran los Fierro.
Mientras el cantante, Chino Laborde, agradecía
la presencia del público y prometía
“más de la orquesta”,
comenzó el homenaje al morocho. Tocaron
Corrientes y Esmeralda: “En tu esquina
rea, cualquier cacatúa sueña
con la pinta de Carlos Gardel”.
Los muchachos de
antes no usaban gomina; los Fierro tampoco.
La fusión del legado de Pugliese
y la impronta de tangueras historias del
presente son el equilibrio justo que hace
a la OTFF única y le inspira al dos
por cuatro una lavada de cara en lo profundo
del arrabal.
Luego de un espectáculo
intenso, se acerca la hora del adiós.
Tras una oda al barrio de Boedo, el silencio
que deja la ausencia de los músicos
se compensa con las palmas del público.
En el repertorio de los músicos hay
lugar para unos bices más. Y ahí
si, la retribución del la gente que
se pone de pie para despedirlos en este
comienzo de año se transforma en
una postal del talento de esta orquesta
del barrio.
J.M.C.
Buenos Aires, 25 de marzo
de 2010