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Una política mortal

Corazones rotos en abril
y deudas presidenciales

El viernes 8 Yolanda Mercedes ya pensaba en la labor del fin de semana. Entre su lista de tareas figuraban abonar el alquiler de su humilde vivienda y pagar los gastos de su tarjeta de crédito.
    Pasado el mediodía se acercó a un cajero automático para retirar parte de su sueldo que ya debía estar depositado en su cuenta. Grande fue su sorpresa cuando vio que solo contaba con cuarenta pesos para todo el mes.
    Desesperada llegó hasta la Escuela Especial N° 506 de Mar del Plata, donde realizaba su trabajo de portera, relató angustiada lo sucedido a sus compañeros de trabajo. Le explicaron que el gobierno de María Eugenia Vidal le había descontado gran parte de su remuneración en represalia por una medida de fuerza a la que ella nunca había adherido, que seguro estaba mal cargado los datos, que esperara el lunes y presente el reclamo.
    No hubo caso. Las explicaciones de sus compañeros no alcanzaron para prevenirle un infarto. Yolanda murió el sábado al no resistir la intervención quirúrgica practicada en la clínica Colón.

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El martes12 Melisa Bogarin se enteró que tanto a ella como a sus compañeros les extenderían el contrato por tres meses y que luego no se los renovarían. Se desesperó. Trató de explicarles a los funcionarios la injusta decisión que iban a tomar.
    De nada le sirvió demostrar el fruto de sus ocho años de trabajo en el Programa ProHuerta como comunicadora social.
    De nada sirvió exhibir, como logros, la instalación de radios escolares y la creación de talleres donde se formaban niños y adultos bajo la consigna de que la comunicación es un derecho humano para dar a conocer la problemática que atraviesan los campesinos, los pequeños agricultores y las comunidades originarias.
    De nada sirvió desnudar su realidad y exponer que ella había pasado a ser el único sostén familiar, que su marido Germán había sido despedido de la Secretaría de Agricultura Familiar, que tenía una hija de un año, que debía hacer frente al crédito de su primer vivienda, que la vida cada vez estaba más cara, que ya no soportaba más tantas angustias.
    De nada sirvió porque en el medio de sus explicaciones por mantener el puesto de trabajo Melisa se desplomó al suelo y luego falleció de un paro cardíaco en el hospital de Las Breñas en la provincia de Chaco.

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El lunes 18 Esteban Latorre volvía a su casa luego de presentar, en la Biblioteca Nacional, un certificado para prolongar la licencia por enfermedad.
Mientras manejaba su moto pensaba en sus 240 compañeros despedidos y en el peligro que corrió de ser cesanteado.
    Cuando recibió el telegrama tuvo que comunicarse en forma urgente con las autoridades para explicar su situación. Esgrimió todas sus razones para que contemplen su realidad, que él no era un ñoqui, que cumplía desde hacía siete años tareas en el sector de Seguridad e Higiene, que tenía una hija de seis años que recién comenzaba la primaria, que estaba de licencia médica debido que fue operado de un triple bypass en el mes de enero, que ese telegrama había afectado enormemente su situación familiar y su salud ya deteriorada.
    Luego de presentar distintos comprobantes pudo ser reincorporado. Respiró aliviado pero nada le quitaba preocupación por su futuro.
    En todas estas cosas pensaba Esteban ese lunes cuando su corazón no aguantó más y falleció en el medio de la calle.

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El jueves 14 el presidente Mauricio Macri contestó con un simple “no estoy en el tema” a la pregunta del periodista Federico Tártara sobre la muerte de Yolanda, y luego agregó con total liviandad un “te la debo” como quien se saca una pelusa molesta de la manga de su saco nuevo.

Juan Mineldín


Se suicidó por el tarifazo
El albañil, antes de tomar la trágica decisión expresó: “Me voy a matar, ya me es imposible vivir así”. Entre una boleta de luz y una de gas debía desembolsar más de 3 mil pesos, que no tenía. Alberto Luis Guerra, tenía 30 años. Su muerte es otro fiel reflejo de la extrema situación en materia de la descomunal suba en las tarifas de los servicios básicos.
    Según informó Crónica, el hombre, de nacionalidad chilena, en Necochea hacía un mes que no era contratado para ninguna tarea y, tras recibir las facturas de los servicios, decidió suicidarse, determinación que le había adelantado a su hermano, quien alertó a las autoridades policiales, cuando hallaron su cuerpo estaba muerto.



Revista El Abasto, n° 192, junio 2016



 

 

 

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