Prostitución:
silencios, negocios turbios
y ausencia de autoridad
La
nota principal diario
Página/12 de
ayer estuvo dedicada a un
viejo reclamo de los vecinos
de Balvanera. A la vuelta
de dónde funcionaba
Republica Cromañón,
se ejerce la prostitución
y trata de personas. Se
dice que los empresarios
dueños de
los hoteles y el cabaret
-disfrazado de wiskeria-
donde se ejerce este delito,
son los mismos del boliche
en el que murieron 194 jóvenes.
Una cooperativa denunció
este hecho, luego de numerosas
investigaciones. Ayer se
realizó una presentación
penal por parte de la defensora
del Pueblo porteña,
Alicia Pierini.
Una
cámara oculta permitió
detectar que allí
se explota sexualmente a
mujeres. La denuncia sobre
los posibles delitos de
trata de personas y reducción
a la servidumbre fue formulada
por la Cooperativa
La Alameda, cuenta
con el respaldo de un grupo
de padres de víctimas
de Cromañón,
y forma parte de
La denuncia adquiere relevancia
ya que se produce cuando
están a punto de
cumplirse cuatro años
de la tragedia que cobró
194 vidas.
Casi
en la esquina de Rivadavia
y Ecuador hay un
local con vidrios negros,
que impiden develar que
se esconde tras esa obscuridad.
Es imposible que a uno no
le llame la atención,
más aún por
el “patovica”
que vigila constantemente
la entrada a ese mundo prohibido.
Dentro, mujeres en situación
de servidumbre ofrecen servicios
sexuales, cobran doce pesos
por cada uno (aunque el
cliente haya pagado 100).
Éstas, no tienen
dónde vivir y no
saben cómo hacer
para huir de esa situación,
la mayoría son extranjeras
y se encuentran con restricción
a la libertad ambulatoria.
Al
Hotel Leblon,
que está al lado
del local de vidrios oscuros,
van las chicas que han conseguido
algún cliente. Los
dos locales están
pegados, al lado de una
cortina metálica
que clausura lo que fue
(o quiso ser) un depósito
de la empresa Textirama.
En el otro extremo hay un
kiosco y en la esquina de
Ecuador un local desocupado.
Al lado, ya sobre Ecuador,
está el Hotel Star.
Más adelante sigue
una hilera de locales que
culmina en la bailanta Latino
11 y la playa de la línea
de colectivos 68. En la
esquina de Bartolomé
Mitre está el santuario
que recuerda a las víctimas
de Cromañón.
Si
bien los locales que dan
a Rivadavia y Ecuador tienen
un aspecto heterogéneo,
la planta alta los unifica:
todos pertenecen a un mismo
edificio y las ventanas
superiores corresponden
a los hoteles Leblon y Star
Según la denuncia
ambos locales estaban funcionando
esa misma noche del incendio
y lo siguieron haciendo
en forma ininterrumpida
hasta hoy. En la misma manzana,
en un sótano ubicado
detrás del boliche
incendiado y del hotel Central
Park, un taller
clandestino de costura donde
trabajaban inmigrantes,
cuya propiedad se atribuye
a los mismos empresarios,
de acuerdo con una investigación
publicada por el periódico
digital Noticias Urbanas.
El taller fue clausurado
por la Justicia,
pero sus dueños nunca
fueron investigados.
En
su declaración, Gustavo
Vera –de profesión
docente, titular de La Alameda–
afirmó que a partir
de los testimonios recogidos
“estaríamos
en presencia de situaciones
de trata de personas, aprovechamiento
de la vulnerabilidad social
de esas mujeres y servidumbre”.
“Lo más grave
–agregó–
es que el cabaret y el hotel,
un prostíbulo encubierto,
funcionaron sin interrupción
antes, durante y después
de Cromañón:
la ola de inspecciones que
se desataron sobre infinidad
de locales nocturnos dejaron
intacta la estructura ilegal
que opera en esta manzana,
desde la gestión
de Aníbal Ibarra
hasta la de Mauricio Macri.”
Además, José
Iglesias, querellante en
el juicio contra los responsables
de la tragedia y familiar
de una de las víctimas,
declaró a Página/12
que “el negocio
de la prostitución
y de la trata en esa zona
es una fenomenal caja de
la Comisaría 7ª,
he visto al patrullero que
pasa y para en el lugar”.
Integrantes de La Alameda
grabaron el viernes por
la noche imágenes
de un patrullero estacionado
en la puerta del local.
El video se incorporó
a la denuncia penal.
J.M.C.
Buenos Aires,
23 de diciembre de 2008