Por
quejas vecinales quitan
los parquímetros
Hace
apenas unos meses habían
colocado parquímetros
en los barrios circundantes
al centro porteño:
San Telmo, Barrio Norte,
Recoleta y nuestro propio
Abasto. A través
de las protestas vecinales,
principalmente de la zona
más bacana con la
asamblea vecinal "No
al parquímetro",
se logró que prometan
retirarlos.
La
raíz de la marcha
atrás de las autoridades
porteñas se deben
principalmente a las protestas
que hicieron los vecinos
en los diferentes barrios.
En San Telmo los frentes
son tantos -como las substracciones
de adoquines que frenaron
los vecinos- que la lucha
contra los parquímetros
no tuvo mucha fuerza. En
el Abasto hubo resistencia,
aunque más que nada
quejas desagrupadas y esporádicas.
Hablando con vecinos y comerciantes
muchos estaban muy descontentos
con el tema. Más
de un comerciante nos comentaba
la dificultad y el gasto
adicional que le ocasionaba
el tema. Encontramos únicamente
una comerciante del lado
cercano al Once, que vive
frente a su negocio y que
tiene cochera, que le parecía
coherente el proyecto. A
mí personalmente,
como vecino de Almagro y
laburante de la zona me
parecía perjudicial.
En cambio, en Barrio Norte
la movida fue mayor, armaron
una asamblea barrial
-“No al Parquímetro”-
en la calle, cortaron la
calle, realizaron un blog
y luego de bastante ruido
consiguieron que los funcionarios
los atiendan.
Desde
el gobierno porteño
dicen que los nuevos parquímetros
estaban a prueba por noventa
días y por lo tanto
el dar marcha atrás
el acuerdo con las empresas
privadas que comparten el
sistema de estacionamiento
medido y de acarreo de autos
estaba dentro de lo posible.
Habían intentado
negociar dándole
unas obleas para vecinos,
pero la asamblea “No
al Parquímetro”
no aceptó. Ellos
pretendían que los
saquen y ya. Y lo lograron.
No solamente en su barrio,
sino en todas estas zonas.
Estaría
bueno que el gobierno
encabezado por el empresario
Mauricio Macri debería
capitalizar ésta
marcha atrás, y las
incontables anteriores,
y de ahora en más
consultar con los
vecinos antes de
hacer semejantes cambios.
Porque ya deberían
haberse dado cuenta de que
una ciudad jamás
es una empresa. Es fácil:
convocan las ongs, vecinos
y al periodismo vecinal
a una charla de presentación
de proyectos en el CGPC
de la zona y si la resistencia
es fuerte al proyecto, vuelve
a convocar con un plazo
con una propuesta modificada,
adaptada. En cambio, si
los vecinos aceptan lo realizan,
luego de un breve período,
pero esta vez con aval vecinal.
Pero bueno, ¿quién
soy yo para enseñar
al jefe de Gobierno a hacer
política? Apenas
un simple vecino. Y él
es un gran empresario.
R.S.
Buenos
Aires, 30 de enero de 2009