A seis años del incendio
Cromañón
en primera persona
El incendio de Cromañón
significó la peor tragedia para el
barrio y la ciudad. Cerca de un nuevo aniversario,
compartimos la historia del sobreviviente
Christian Lezcano y la de su familia, vecinos
del barrio y testigos directos de aquel
fatal desenlace. Hoy devenido en músico
de la banda 5nconcientes Rock, opina acerca
del derrumbe en el boliche Beara y cómo
ve el rol del gobierno porteño.
“En tus calles gastadas
se escriben historias que no se borrarán”,
entona la banda en el tema Once, un himno
rockero a Balvanera. Una de ellas es la
que se vivió aquel 30 de diciembre
de 2004. Con el fin de año llega
el momento de reflexionar acerca de aquel
incendio que se llevó la vida de
194 jóvenes. Por otro lado, también
están las historias de los cientos
de sobrevivientes, como es el caso de Christian.
Al día de hoy sigue “esa angustia
en el pecho”, tal como grafica.
“Cuando arrancó
el recital, a la mitad del tema, una bolita
de una candela se quedo en el techo, todos
mirábamos arriba, me acuerdo que
mi amigo me decía, «en La 25
paso lo mismo, ahora vienen y lo apagan,
no pasa nada». Cuando terminó
de decirme eso, se empezó a prender
fuego la media sombra y en un segundo, se
hizo una llama enorme que casi llegó
hasta el piso, todo fue muy rápido”,
recuerda de aquella noche.
“Después,
lo último que me acuerdo, es que
estaba apretado contra una columna y por
la puerta que queríamos salir, estaban
los de seguridad y nos decían que
vayamos para adentro porque por ahí
no íbamos a salir”, evoca de
aquel momento.
Esa noche Christian estaba
junto a sus hermanos, uno de ellos actual
bajista de la banda, y a su prima. Como
vive a pocas cuadras de Cromañón,
su padre se enteró al instante y
llegó a las puertas del boliche.
Fue uno de los tantos que ingresó
con el lugar en llamas para rescatar gente.
“Fue todo desesperación”,
lamenta el músico. “Esa fecha
fue mi segundo cumpleaños, por que
ese día volví a nacer”,
se sincera.
Días más
tarde llegó la asistencia del Gobierno
de la Ciudad. “Estuvieron en todo
lo necesitábamos, por ejemplo, los
hospitales atendían primero a los
sobrevivientes”, destaca. Sin embargo,
en la actualidad la situación es
otra: “En marzo del año siguiente
ya no era lo mismo, nos dieron un subsidio
para los gastos psicológicos y médicos;
en 2010 le sacaron el subsidio a casi 400
sobrevivientes, se lucha para que lo devuelvan,
pero todo sigue en palabras”.
A pesar del dolor y la
ardua tarea de seguir adelante, junto a
su hermano llevan a delante 5ncientes
Rock, su proyecto musical anterior
a Cromañón. “Empecé
a tocar con Sebastián, mi hermano,
y dos amigos, ahora sacamos Primogénito,
nuestro primer CD, lo que nos pone demasiado
felices y nos impulsa a seguir adelante”,
sostiene. El 22 de enero harán la
presentación en el boliche Gier de
Colegiales.
Llega fin de año
y se evoca esta tragedia de Once, pero a
la vez, si se piensa en los hechos de 2010,
es directa la asociación con el derrumbe
del boliche Beara, de Palermo. Sobre este
hecho, Christian sostiene que “lo
que pasó en Cromañón
no sirvió de nada como para tomar
conciencia”. “En algunos lugares
si se respetan las normas, pero son muy
pocos; los músicos under no tenemos
espacios para tocar, y eso sirve para que
se aprovechen y te quieran cobrar cualquier
precio por tocar un rato”, explica.
En otras palabras, “la creación
de espacios para organizar festivales terminaría
con esta clandestinidad, el lucro de los
dueños y sería para la ciudad
una gran política cultural”.
Juan Manuel Castro
[email protected]
Revista El Abasto, n° 127 , diciembre
2010.