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Los fines de semana, el cuarteto recorre los bares con sus tangos de espíritu rebelde y amor al barrio. “Se trata de la impunidad de ser nosotros, de preocupaciones actuales con el espíritu punk que tenían las milongas”, aseguran los músicos del dos por cuatro con pogo.
“Después del punk, nos pusimos tangueros”, bromea el cantante del Sindicato de Borrachos del Abasto en la puerta del Boliche de Roberto, en diagonal a Plaza Almagro. Es sábado a la noche y en unos minutos el cuarteto va a irrumpir la cena de unos cuantos para entonar, a la luz de las velas que alumbran rostros divertidos y muros de botellas, su lunfardo cargado de no future-no past. Como una murga enclenque, marcarán luego el compás en media docena de bares.
“Rubia, te gusta el champán frapé, / el perfumito francés/ y la pura de verdad”, vocea el cuarteto en su tema “La Papelonera”, el hit de su paso por Lo de Roberto que corean hasta los mozos. “Seguís ahí, solo otra vez, ya viste irse al último de los borrachos”, cantan después con guiño discepoleano en el tema “Pasaje Zelaya y Jean Jaurés”, el de las “calles que llevan al abismo”, como augura el cantor del SBA. Dos canciones más y ya están con el bombín en la mano para recaudar la voluntad de los presentes. Un aplauso de despedida y se alejan de aquel boliche donde, cuenta la leyenda, cantó Gardel cuando purrete.
“Se trata de saber el primer tono, el resto sucede”, dice Mathias Rinaldelli, cantante y letrista. Nació en Almagro, vivió en Bariloche y ahora, con casi cuatro décadas encima, está de regreso en el barrio. Tuvo su pasado punk, integró la banda Ácido Popular y en esos pasos frenéticos de parlantes rompetímpanos conoció al guitarrista Joaquín Marucco, de Los Maruchos. En violín y voz está Lucia Christe y completa la formación Pablo López con su criolla y coros. El productor y arreglador Nacho Cabello los puso en común y hoy les prepara su futuro disco.
El SBA tocó por primera vez en julio de este año en el Espacio Despierta de Colegiales. Fueron teloneros de Che Chino (Cabra de Vega, Silvio Pellis y Jonatan Álvarez). “Fue un gran espaldarazo”, asegura Rinaldelli. Además de sus giras, el 24 de septiembre participaron del Segundo Festival de Tango Punk que se hizo en el Salón Pueyrredón de Palermo, meca de la movida contracultural. El Club Atlético Fernández Fierro (Bustamante al 700), Mamerta (Lavalle y Gascón) y el Archibrazo (Mario Bravo y Valentín Gómez) también han sido escenarios de las locuras del SBA. Compartieron canto con Avivate Tango Dúo, Reyna Trolls, Rayuela Corta, Altertango, 34 puñaladas y artistas de ocasión.
“Somos un sindicato, no una banda, así que afíliense”, bromean los músicos mientras caminan hacia la segunda parada de este sábado: el Club Cultural Cook de Guardia Vieja 4085. Luego de afinar “el chamuyo y las cuerdas”, salen a escena. Al cantar el primer tema, se bajan del escenario y se desparraman entre las mesas. Este nuevo público vuelve a acompañar con palmas y sonrisas cómplices ante las ocurrencias de las letras en formato dos por cuatro acústico.
Los músicos hablan de su “repertorio popular a la gorra, de la gorra, y contra la gorra”. Sin despegar los pies del viejo empedrado ni alejarse de la luz del farolito de esquina, las letras de SBA entran a cabezazo limpio contra los tiempos de hoy y los “mamertos obnubilados con la post modernidad”, como entonan en una milonga rapeada. Hay francesitas que te dejan amurado a la barra del bar con un mail de despedida; Rubias paridas morochas que, “criadas a puchero y tinto”, ahora buscan el frapé y “la pura de verdad”. También hay chicas trans que corean empoderadas en lo más alto de “Como a una dama”: “No soy puta, no soy gato, ni tu chiste para hacer”. Los “pibes que en basura se revuelcan” por las calles cerca del Viejo Mercado y “ya no tienen que comer” también están presentes, como muestra el tema Pasaje Zelaya.
“No queremos hacer covers. Buscamos ser genuinos y que siga la tradición, nada forzado. No vivir de glorias pasadas. Se trata de la impunidad de ser nosotros, de hablar de la globalización, de las chicas trans, del sida, de preocupaciones actuales con el espíritu punk que tenían las milongas”, enfatiza el cantante del SBA. “Hasta nos ganamos el respeto de los viejos de los bares, eso también nos da confianza —dice el guitarrista Marucco—. Antes nos miraban raro, ahora se prenden y nos felicitan”.
Después de pasar la gorra en Cooke, el cuarteto agarra los bártulos y camina Guardia Vieja hacia el lado del Mercado. Saludan algunos parroquianos que se mueven inquietos en la noche porteña y en eso llegan a las puertas de Ladrán Sancho, casi esquina Bulnes.
“Tomamos Ladrán por sorpresa”, clama Marucco bajo la oscuridad de la sala principal. Otra vez no se suben al escenario y prefieren cantarse el puñadito de temas a grito pelado. A pesar del bochinche que viene del patio descubierto, de los bocinazos de la calle y del público mismo que venía de charla en charla, se hace ese silencio mágico y estrepitoso que sólo se logra cuando hay genuino interés en el artista de turno.
“El Sindicato sabe irse a tiempo”, dice luego Marucco y agrega: “Queremos que la gente se divierta, que sea una experiencia musical que los tome de sorpresa”. Tras agradecer a los dueños del lugar, el cuarteto sigue adelante. Cruza Bulnes y se manda un concierto de dos temas en plena vereda. Los parroquianos del bar Imaginario Cultural suman sus palmas mientras la atención de los que esperan el colectivo en la vereda de enfrente sigue el ritmo de La Rubia y Zelaya.
Promediando la noche, llegan a La Troquet de Henry en Guardia Vieja y Bustamante. Al pie de la barra, con la muestra en homenaje a los 43 de Ayotzinapa de fondo, el Sindicato vuelve al ruedo y las palmas se hacen oír desde la vereda. Harán luego una parada de descanso y cerveza helada en El Canario Rojo (Bustamante, casi Guardia Vieja). Barrio arriba llegarán al Café Musetta (Tucumán y Billinghurst) pero sin desenfundar violas seguirán de largo. “A veces simplemente el clima está para seguir de largo”, dicen con la pericia de tener el barrio caminado unas cuantas noches y de haber visto varios públicos de colores e intensidades diferentes.
Con un fin circular, el SBA marcha a Plaza Almagro. Tras saludar en la esquina a varios parroquianos, regresan a Lo de Roberto. Con copas en alto y desde una mesita en la vereda, serenan la noche de andanza a la espera de entonar una vez más su lunfardo punk. “El futuro del tango se escribe en el Abasto”, bromean ya con la mente en las nuevas rondas que vendrán, en los nuevos afiliados al Sindicato, en las noches arrabaleras de no future-no past.
J.M.C.
Pasaje Zelaya
Estás ahí, ahí otra vez…
Perdiendo el tiempo en lo que no te hace feliz
Buscás, sin encontrar, justificarte por permanecer así.
Y caminás, solo las calles, con la esperanza de quien dice “hasta mañana”
No te importó, ninguna vez, ver la suerte parando en la otra vereda.
Y te encontrás solo de nuevo esperando en una esquina frente a tres calles distintas
Que no llevan a lo mismo
Te asustás o tratas de mantener la mente fría, pero casi por inercia ya arrancaste a pedalear,
Sin saber bien a donde te tenés que dirigir,
Vas pensando “que boludo” como pude ser tan gil
Que no soy tan especial como pensaba y ya no me quedó nadie que me cumpla los caprichos.
Es que estar vivo es tan hermoso pero puede ser tan feo cuando vez un pobre ciego que te pide una moneda y a los pibes que en basura se revuelcan ya no tienen que comer.
Seguís ahí, solo otra vez, ya viste irse al último de los borrachos.
Quedaste vos, y un par de tragos más, no te querés dormir sin tener cerca una mujer.
Pero no, hoy no va a poder ser, te quedaste mano a mano con esta puta canción inconclusa,
Y aunque hoy, hoy no tuviste suerte mañana vas a estar solo de nuevo, esperando que algo pase.
Es que estar vivo es tan hermoso pero puede ser tan feo cuando vez a un pobre ciego que te pide una moneda y a los pibes que en basura se revuelcan ya no tienen que comer.
Es que estar vivo es tan hermoso pero puede ser tan duro cuando tu mujer te deja y tu familia no te banca, y peor si tus amigos no devuelven tus llamadas, y en tu barrio se cruzan de vereda pa´no verte.
Por eso hoy que todavía alguien me quiere, escribí esta maldita canción desgarradora, pa´ saber que estoy a tiempo de salvar, lo poco que me queda…
La Papelonera
Y decís que viviste en Buenos Aires.
descociendo el cuero de algún otro gil
pero el acento porteño no te sale,
te hacés la excéntrica y sos una maniquí
Y no digas que fuiste mal atendida
todo lo que te enseñamos te gustó
soy caballero y lo detalles me los guardo
de aquellas noches de frenética pasión...
Rubia, te gusta el champán frapé,
el perfumito francés
y la pura de verdad...
Rubia, que morocha te han parido,
criada a puchero y tinto,
no me quieras engrupir.
A mis espaldas te hiciste la rapifle
arrastrándole el ala a varios a la vez
caranchos viejos de billetera abultada
y el francesito que te escribía por mail
Que papelonera en la pista de baile,
si hasta vergüenza ajena me hiciste pasar,
sobre los tacos altos eras un desastre,
y gritabas y escupías al hablar.
Como a una dama
Siempre fui distinto desde que nací
Supe que era nene, que era lo que me tocó
Ropa celestita, autitos y camiones,
Pero una princesa se escondía por detrás.
En los bailes del colegio nadie me sacó a bailar
Los muchachos en el vestuario se reían de mí andar,
los botines embarrados, la rudeza y el alcohol
pero hay una reina que me empieza a gobernar.
No soy puta, no soy gato, Ni tu chiste para hacer.
Me rajaron del laburo, y de mi casa también
Me gusta salir pintada, con la ropa de mama,
Y que me traten como se trata a una dama.
Y la pija se me para y estoy con quien quiero estar
Pago todos mis impuestos, hasta te invito a cenar
Soy una diosa en la cama, y un campeón para el billar
Te acompaño a la parada… pero tratame como se trata a una dama.
Letras y música del Sindicato de Borrachos del Abasto.